New Woman (JENLISA)

Capitulo XIX

Pov Jennie

El efecto de la droga comenzaba surgir, me sentía más valiente y un poco más tranquila, no niego que sentía nervios, pero los sabía manejar. No pasaron veinte minutos hasta que tocaron el timbre, me paré detrás de la puerta pasando mis manos por mi traje, inhalé y exhalé despacio, colgué una sonrisa en mi rostro y giré la perilla de la puerta encontrando su hermosa figura.

—Hola —dijo un poco tímida y con un leve sonrojo en las mejillas, por mi parte, me quedé estática contemplando su físico.

—¿Puedo pasar? Hace un poco de frío aquí afuera —me pidió tras quedarme allí como estúpida durante unos segundos.

—Oh, lo siento, pasa—dije reaccionando al fin, haciéndome a un lado— ¿Deseas algo de tomar? —le ofrecí recibiendo una negación como respuesta.

La noté un poco nerviosa, pero lo sabía controlarlo muy bien, ya que me miraba fijamente a los ojos. A pesar de mi estado, en ellos había un brillo especial, incluso por un momento quise cachetarme para así saber si era real o sólo era una visión, pero salí de mis pensamientos.

—Jennie... sé que la forma en la que me fui esta mañana no era la correcta, si vine es porque debemos hablar sobre lo que pasó —hizo silencio un momento antes de continuar.

Me asusté ante esas palabras, toda la sangre había abandonado mi cuerpo, pero mi corazón latía como si hubiera corrido un maratón. Aun así estaba allí parada, esperando lo peor. Tampoco quise interrumpir su discurso, por lo que la dejé terminar, y si las cosas no son como yo las había imaginado, me confesaría ante ella sobre lo que siento.

—¿Cómo pasó esto? ¿Cómo es posible enamorarse de una persona si prácticamente acabo de conocerte y ya siento tantas cosas por ti? Desde que te vi pasar en frente de mí quedé embelesada por tu belleza, hasta creí tener un crush contigo, y lo que pasó esta mañana me confirmó que realmente estoy enamorada. Tal vez estoy loca porque hace poco salí de una relación, a lo mejor debo darme un tiempo o quizás no. Entiendo si no estás de acuerdo porque soy tu alumna y todo lo que tenga que ver la ética, pero nunca me he abierto tanto como lo estoy haciendo ahora. Al decirte esto me quito un peso de encima, porque considero un gran defecto ser tan sincera, directa e impulsiva, y como prueba de ello aquí me tienes diciéndote lo que siento. 

Me sentí desmayarme ante esas palabras, hasta olvidé que estaba drogada y de cómo se respiraba. Pero no olvidé que ella estaba frente a mi confesándose, por lo que me acerqué un poco más hacia ella, quedando frente a frente, a tan solo centímetros ella, quien me miraba expectactante por saber qué pensaba sobre todo lo que me ha dicho.

—Te amo, Lisa, lo hago desde que te vi en el salón. Si no tomé iniciativa es porque me pareció muy prematuro, ya que también pensaba que solo me pasaba a mí. Jamás en mis 27 años me había enamorado de esta forma —tomé su mano colocándola en mi pecho—. Así se pone mi corazón cada vez que te veo.

La tomé por la cintura pegándola hacia a mí y pasé una mano por su nuca con delicadeza, acercándola despacio para terminar besándola. Duró sólo unos segundos, pero al separarnos me regaló su hermosa sonrisa y sus ojos brillantes con una intensidad que nunca antes le había visto.

Soltó un pequeña risa y juntó nuestras frentes, haciéndome reír también. Era la primera vez desde hace mucho que realmente estaba muy feliz, le había cerrado las puertas de la felicidad a mi corazón y ahora me di cuenta de que la vida me estaba otorgando otra oportunidad, y la la tenía justo frente de mí.

—Eres tan hermosa —dijo soltando un suspiro.

—Querida, me lo dicen todo el tiempo —dije algo divertida.