Capítulo XXIV

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Pov Jennie

Llevo seis meses desde que ingresé, hasta ahora he superado la parte más difícil. Admito que no fue fácil cuando me daban los ataques de abstinencia, me sentía enferma, débil, se me dificultaba respirar y me daban escalofríos y mareos, además de ansiedad, tenía que tener algo en las manos porque tendía a comerme las uñas. Hubo noches enteras que no dormía ni comía. Si yo creía que existía un infierno, no había peor infierno que estar recluida en el centro de rehabilitación. Había muchos días en los que pensaba en fugarme, pero algo fuerte me lo impedía: el amor que le tengo a Lisa era tan fuerte que por ese mismo amor haría lo que fuera.

Mi estadía aquí no ha sido aburrida porque todos los días hacíamos algo diferente, como talleres de pintura, cocina y manualidades. Conocí personas, pero la mayoría de la veces estoy en la biblioteca, desde que llegué hasta ahora llevo 10 estantes de libros leídos. Nunca me canso de leer porque la lectura me transporta a lugares fantásticos y disfruto mucho de ello.

Los sábados y domingos eran de visitas, así que pronto vendría Lisa, desde que estoy aquí nunca me ha desamparado, llama todas las noches y viene a verme, que aunque no se le es permitido lo hace a hurtadillas. Es toda una loquilla, pero aun así la amo con todo mi ser. También me he enterado que Lyon fue entrenado y ahora está en el departamento de narcóticos. Por un lado estoy tranquila porque se que él cuida a Lili, y nuestra relación ha mejorado mucho últimamente y eso me ha reconfortado.

Escucho la puerta de mi habitación abrirse, levanto la mirada y veo a Joo—Sun anunciando que tengo visita. Ella es baja, tez blanca, ojos claros, cabello rojizo, tiene veintidós años y es la nueva enfermera.

Cerré mi diario guardándolo junto con el bolígrafo en una de las gavetas, me levanté de la cama para ponerme el calzado y salir junto a ella. Pasando el umbral de la puerta dos oficiales me tomaron de las manos esposándome y me colocaron un antifaz. Uno de ellos me cargó en su hombro, fue tan rápido, que me desesperé y comencé a gritar, pensé que me habían secuestrado, sentí miedo y para amortiguar mis gritos me amordazaron.

Pasó diez minutos, me bajaron, me sentía desorientada, agudicé mis sentidos aunque no sabía dónde estaba, había un rotundo silencio.  Me quitaron las esposas, el antifaz y el mordaz de un tirón. Me froté los ojos para distinguir algo, pero solo había oscuridad. De pronto encendieron la luz y un coro se escuchó pro todo el lugar:

—¡Sorpresa, feliz cumpleaños!

Los ojos se me aguaron, intenté buscar a mi novia y no la veía entre la multitud, dejé caer las lágrimas y vi que se acercaba a mí tomando mi rostro, dándome un beso apasionado e intenso y susurrando “te amo” en medio del beso. Todo había desaparecido desde el miedo a la incertidumbre, ahora era sustituido por la alegría.

—¡Feliz cumpleaños! Ojala te haya gustado el regalito que te hice —dijo Jisoo señalando a los dos oficiales.

No iba a enojarme, aunque debía y con justo derecho.

—Tú has sido la autora intelectual de todo esto —miré a mi novia— Lili ¿te has prestado para esto? —pregunté.

—Amor, qué dices, no estaba enterada, lo supe a escasos segundos de tu llegada. Cuando intenté impedirlo era demasiado tarde, lo juro —dijo levantando la mano derecha.

La abracé.

—Sé que no te prestarías para esto — susurré en su oído.

Nos separamos saludando al personal del centro, doctores, enfermeros y al resto de los invitados. Lili me tomó de mano para invitarme a una bebida sin gas, pero me conformaba. También me mostró el inmenso pastel decorado con nutella, mi favorito. Estaba muy contenta por compartir este día con mis amigas y mi novia, no podía pedirle más a la vida.

New Woman (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora