Capítulo: #2 ¿Primer encuentro?

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-¿Qué pasó con eso?- Me preguntó Mikey cuando llegué justo al lado de ellos, en las canchas, me miraba con ojos asesinos -¿Lo conseguiste?-
-No.-Contesté sin ninguna expresión.
-¿No? ¿Eso qué quiere decir?-
-Quiere decir que no- Le insistí pero él no dejaba de mirarme mal.

Se acercó a mí, pero Bob lo tuvo que detener. - ¡¿Cómo que no la sacaste de ahí?! - parecía que sus ojos se prendían en fuego, A decir verdad estaba un poco asustado.
- Casi muero ¿y lo único que te preocupa es tu balón, Michael?- Lo miré con deje ofensivo.
-¿Qué quieres decir?- Me preguntó Ray acercándose más a donde yo estaba.
-¡Que el viejo ése casi me atrapa!- Dije alterado, los demás me miraron raro.

Bob meneó la cabeza. -Pobre Frank- Dijo dándome unas palmaditas en el hombro.
-¿Pero qué pasó con el balón?- Continuó reclamando Mikey. -¡Mi padre me va a matar si sabe que tomé su balón oficial!-
-¡¿Era oficial?!- Dijimos los tres al mismo tiempo.
-¿Pero, Mikey, por qué lo sacaste si sabías que era el oficial?- Preguntó Ray.

Mikey agachó la cabeza con una pequeña sonrisita socarrona y asintió levemente con la cabeza. Se encogió de hombros.

Ray suspiró. -Bueno, eso ya no importa ahora, lo que importa es que a Frank casi se lo violan.-
-¡Hey!- Me quejé. Los demás comenzaron a reír. -¡Eso pudo haber sido cierto!.- Reí también.
-Pero ¿qué fue lo que pasó exactamente?- Quiso saber Bob.

-¡Ah! Fue horrible, viejo. Pensé que moría en ese instante. Todo iba bien hasta que casi caigo y por accidente tiré algunos vasos que estaban encima de la mesa.- Contesté, hundiéndome en mis pensamientos, después los miré a ellos de nuevo y me miraban divertidos. -¡Yo no tengo la culpa de que en su jodido suelo todo esté regado! ¡Además ustedes me dejaron solo!- Solté en tono ofendido.

-Miren,- Murmuró Ray. -Ahí está de nuevo.-
-Ahora ya tiene una buena razón por la cual nos observa.- Dije en cierto tono de voz impaciente. No soy nada paciente.

Frank Iero = impaciencia.

-¡Uy, sí! Es que le gustaste, Frankie- Me codeó Bob.
-¡Cállate!.- Lo amenacé con la mirada. Volvimos a ver a la ventana, pero ya no había nadie. Después de un rato de silencio comencé a hablar -Voy a volver-
-¡¿Estás loco?!- Siseó Mikey. -Te perdono si me pagas el balón, pero no tienes porque regresar ahí, si te hace algo malo... ¡que sé yo!... te puede cortar una mano, un pie o algo peor por entrar así a su departamento y...-
-¿Ya terminaste, Mikey?- Dijo Ray viéndolo raro. De hecho los tres lo mirábamos raro. Mikey asintió serio. --Bueno el punto es que no creo que sea buena idea que regreses ahí, Frankie-
-Pero... el balón de Mikey sigue ahí, y seguro su papá lo mata- Mentí. De hecho el estúpido balón de Michael me pasaba por el arco del triunfo, lo que me importaba más que cualquier otra cosa era mi mochila y todo lo que tenía ahí dentro. Digo, nadie puede ver eso...

-Gracias por recordármelo- Agregó Mikey.

Miré de nuevo en dirección a la ventana. -Hoy, en la noche... de nuevo.-

Después de lo que había dicho me tiraron de a loco de nuevo y se fueron. Así que decidí ir a mi casa a esperar hasta que oscureciese para poder entrar de nuevo. Caminé lentamente hasta la acera de enfrente, al pasar por ahí algo pesado me cayó en el hombro. Volteé hacía arriba y sólo vi cuando la cortina se cerraba, mi vista pasó hacia abajo y pude ver mi mochila. Sin más y después de frotar mi hombro la tomé y caminé un poco menos asustado hasta casa.

Mamá estaba ahí, por cierto... con compañía.

-Mamá.... Desconocido- Dije como 'saludo' cuando entre a la sala. El aire estaba lleno de humo de cigarrillos y era más que obvio que el olor tan penetrante no era de fresas... wisky... bebían wisky.

-Frankie, cariño... ven quiero que conozcas a alguien.- Me dijo mamá cuando me disponía a subir las escaleras. Estaba un poco tomada... Tomada completamente... Ella le dio otro sorbo a su bebida y me sonrió. -Anda...-
-Debo hacer tarea, má- Dije sin muchos ánimos. El señor se acercó y me sonrió como si en verdad creyera que se iba a ganar mi afecto.

-Anda, chico- Dijo él -Quiero conocer al que tal vez será mi nuevo hijo-

-En todo caso- Dije mirándolo con recelo -sería 'hijastro'... y, no gracias... me voy. Buenas noches- Dije para finalizar y subir corriendo a mi habitación.
-Está cansado, cariño... viene de practicar- Escuché a mi madre que le decía al tipo ese.

Suspiré.

Me senté rápidamente en la silla del escritorio y me dispuse a revisar mis cosas, para ver si no faltaba nada. Por suerte no. Y Para mucha más suerte, estaba el balón de Mikey adentro... desinflado pero ahí estaba. Dejé las cosas a un lado y saqué uno de los cinco cuadernos pequeños que utilizo.

Mis ojos se abrieron al máximo al encontrarme con algo que en verdad no me lo esperaba. Todas las hojas del cuaderno estaban rayadas, subrayadas, encerradas con plumón rojo. «Me gusta éste parrafo.» «La metáfora esté bien usada, pero debes utilizar más lenguaje.» «Esto debes continuarlo con más explicación.» «Incompleto.» Y muchas más cosas que estaban ahí, a cada hoja que pasaba era lo mismo... correcciones, ejemplos, ideas... y una que otra felicitación. Abrí otro cuaderno y fue lo mismo. Debo decir que con todos.

-Estuviste esculcando mis cosas, viejo- Susurré para mí luego de ver que todo era lo mismo. -No tenías derecho...-

Furioso deje las libretas a un lado y luego miré la carpeta de dibujo. Afortunadamente estaba limpia, sin rastros de tinta rojas, pero lo que atrajo mi atención antes de cerrar la carpeta fue el pequeño papel azul. «Tienes talento, mucho... debes afinar los rasgos, la simetría debes mejorarla, trabaja en esos bocetos.» Al final firmado con una 'G' y... algo que realmente me sorprendió... mucho a decir verdad.

Aún aturdido por lo que se me pedía, comencé con la redacción. Si quería acabar tenía que empezar de una vez.

-Michael...- Llamé desde la puerta del aula. -Tengo buenas noticias para ti, más una que creo no lo es mucho-
-Habla- Pidió Mikey. -No me digas que...-

Asentí con la cabeza, y de mi mochila saqué el balón sin aire de Mikey. -Creo que... creo que sólo tienes que volver a rellenarlo con aire y estará como nuevo- Dije.
-¿Cómo?-
-No agradezcas- Reí ante la expresión facial de Mikey. Aunque no supe si fue porque había regresado su balón sano y salvo en sus manos, o porque se lo di todo desinflado. -Al menos di que lo tienes de regreso.- Agregué, sólo por si a caso.

Y él... aún no salía de su shock -pero... pero... pero-

-¡Hey, bro!- Llegaron Bob y Ray y éste último me palmeó el hombro.
-Mikey ¿estás bien?- Preguntó Bob al ver que el otro no se movía y seguía con la vista perdida en el balón que yacía en sus manos.

Al final decidimos ignorarlo un poco y Ray se giró hacia mí. -¿Entonces qué? ¿En las canchas en la tarde?-

-Lo siento, chicos, pero no puedo... eh, debo... hacer algo que... mi mamá me pidió-

-Coff-Hijo-coff-De-coff-Mami- Oí a Bob entre su falsa tos y lo miré mal. A veces simplemente me daban ganas de agarrarlo a balonazos o ahorcarlo, pero... bueno, es Bob ¿sabes? Es así, Sólo que si algún día le aparece un ojo morado no pregunten quien fue.

-Debo obedecer a mamá... ahora anda muy, no sé... está con uno nuevo-
-Oh, entiendo- Susurró Ray -Bueno, pero ya sabes como es esa rutina...-
-Lo sé, así que no me preocupo- Mentí. Creo que eso de mentir no se me ha dado nunca del todo bien, siempre mi voz tiembla un poco al igual que mis manos. Pero muy, muy pocas personas se dan cuenta de ello, por lo que la victoria es para mí.
-Bueno, entonces creo que mejor los veo mañana.- Los miré y Ray y Bob sonrieron, Mikey seguía como, como si hubiera visto a Ray desnudo o algo parecido, me alejé lo más disimuladamente posible, no quería dejar al descubierto mi nerviosismo... no sé cual era la razón exacta pero si no controlaba los nervios llegarían a traicionarme. El rubio y el afro se retiraron de ahí. Mikey seguí ahí parado como ido.

-P-pero... pero, é-éste no es mi balón-

ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora