Abrí mis ojos pesadamente al despertarme una ligera corriente de aire frío sobre mi piel. Aturdido por el no saber donde estaba, pasé mi vista por todo el lugar mientras bostezaba y tallaba mi ojo derecho. Miré por la ventana y ya estaba oscuro. Lo único que veía era desorden… Mis ojos llegaron hasta al lado mío… y fue cuando lo vi… ahí estaba, dormido, con la boca entre abierta, sus ojos perfectamente cerrados y un gesto de paz en su cara. Sonreí para mí mismo porque recordé que no era un sueño… no había sido un sueño.Sonreí de nuevo y me acerqué poco a poco a él para depositar un leve beso en su mejilla para incitarlo a que despertara. Pero simplemente no se movió. Besé de nuevo, pero esta vez en sus labios… estaban algo fríos y húmedos por su baba, pero para mí sabían exquisitamente… No despertó. Coloqué mi mano sobre su estómago y comencé a agitarlo levemente, pero nada… y bueno, como saben, yo no me desespero fácilmente, así que rodé mis ojos al darme cuenta de que tendría que utilizar mi fuerza bruta.
- ¡¡Gerard!! - Grité cerca de su oído.
- ¡¿Qué?! - Fue cuando por fin despertó, con cara de susto y un sobresalto que casi cae al sillón. Y yo reí. - ¡Carajo! ¿Qué pasa? - Cuestionó irritado y aún un poco adormilado.
Yo seguía riendo.- Ya es tarde - Me miró con el ceño fruncido y me veía raro, como si no me reconociera, hasta que sonrió.
- Ah, Frank. Sí ya es tarde, muy tarde - Dijo viendo el reloj que colgaba de su pared mientras se estiraba. - Diez y media -
- Me tengo que ir - Le dije mientras me paraba del sillón y tomaba mis cosas de la mesa.Mi mochila estaba abierta, así que de ella cayó el balón y Gerard se acercó a recogerlo, con una sonrisa radiante en su rostro.
- ¿Aún tienes esto? - Me preguntó.
- ¡Ah, que tonto! Es esto de lo que quería hablar contigo - Dije tomando el balón de sus manos y agitándolo un poco complementando mi explicación.
- ¿Qué sucede? -
- Esto… el balón no es el mismo - Dije como en trance. - Y la firma. Puede que ya esté un poco paranoico, pero hay algo muy raro en todo esto, yo no sé… quiero decir... -
- Pensé que sería un bonito gesto darle a tu amigo un regalo, un balón autografiado por uno de los mejores en su época - Me dijo antes de que yo pudiera seguir - Lamento si ocasioné algún problema - Me puse serio al verlo a él así.
- Oh, no, claro que no es eso, lo que pasa es que… bueno, ¿sabes? Es raro saber que mi escritor favorito de todos los tiempos fuera también un jugador famoso de fútbol… o puede que haya dos personas con el mismo nombre, no sé - Él rió ligeramente.
- Claro que no, sólo hay una persona con ese nombre... Donald Way - Me dijo con notable voz quebrada - En realidad nadie sabía el lado oscuro de él, aparte de gran jugador, era un excelente escritor y no lo digo sólo porque… sea mi padre -En ese mismo instante mis ojos se abrieron al máximo y creo que hasta mi respiración se detuvo un momento. Tal vez era porque recordaba algunos encabezados de diarios que había leído y…
- ¡Gerard Way! - Exclamé sorprendido… un poco.
- ¡Oh, vaya! Me conoces, y no creo que sea porque Donald Way sea mi padre -Me miró, pero yo estaba mudo, no sabía que decir - Sospecho que ya sabes de mí más de lo que te he dicho - Me dijo serio.
- Yo... -
- En verdad no creerás todo lo que se dice de mí, ¿o si? - Se oyó notablemente afectado.¿Cómo decirle que hasta yo mismo lo juzgue culpable de lo que se decía de él?
- Claro que no - Dije tajante.
Me miró a los ojos y bufó un poco.
- Todos los malditos diarios hablando sobre el hijo del famoso escritor - Se oyó irónico - ¿Sabes cuántas veces tuve que enfrentar eso? - Pero yo no pude contestar, aún estaba un poco en estado vegetal.Gee movió negativamente su cabeza y se dirigió hasta el sillón de nuevo.
- Ya te tienes que ir ¿no? - Me miraba, como analizando mi expresión mientras encendía un cigarrillo.Yo sólo asentí con la cabeza. Lo miré más fijamente a él y me di cuenta que estaba más que alterado y preocupado a la misma vez. Me acerqué a él y lo abracé, en mi cara había una sonrisa, no tan sincera, pero al fin y al cabo era una sonrisa.
- Yo te creo a ti completamente. Confío en ti -Me miró y sonrió, pero diferente, realmente diferente, era como si hubiera recuperado algún brillo que perdió hace tiempo, su sonrisa era más limpia y sincera. Se acercó a mí, me atrajo hacia él y me abrazó.
- Quédate Frankie - Me dijo. - Bueno… si quieres -
Me desperté como a eso de las tres de la mañana. Estaba en su cama, bajo sus cobijas y su almohada aplastada por mi cabeza y tenían su olor… ese olor que ya había quedado guardado y memorizado por mí… era desagradable y agradable a la vez, tratándose de él…
Decidí quedarme ahí. Tal vez mamá no estaría en casa y la verdad es que esta noche no quería dormir solo… o, por otra parte, pudiera ser que Linda estuviera con alguno de sus hombres. Gerard me permitió quedarme en su cama y él se fue al sillón, alegándome que no quería estar cerca de mí si no iba a perder la poca cordura que le quedaba, además de que no me quería obligar a nada… era eso o se dio cuenta de que yo aún estaba algo aturdido.
En mi mente aún daba vueltas lo que había pasado, de lo que me había dicho… de lo que me había enterado. En un momento me preguntó preocupado como lo consideraba yo. Y mentí. Le dije que lo consideraba inocente. Pero realmente en este momento estaba más invadido de la nostalgia y no podía pensar con claridad eso… aunque temiera… si tenia miedo… pero yo quería confiar, quería pero no podía… de todo.
Me levanté de la cama y me dirigí hasta la sala donde él descansaba. Lo encontré tapado sólo con una cobija azul y temblaba un poco, su rostro aún tenía el mismo deje de preocupación de hace unas horas; sus ojos estaban perfectamente cerrados, pero de vez en cuando se movían ligeramente, su boca cerrada, ahora sus labios secos… sus labios… me quedé un momento observándolos… hasta que sus ojos se abrieron a la par de que yo saltaba por el susto.
- ¿Frankie? - Se oyó adormilado y preocupado - ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué lloras? - Me preguntó incorporándose del sillón acto seguido limpió la pequeña lágrima que había caído de mi ojo derecho.
- Yo… no quiero estar solo, tengo mucho miedo - Le contesté con la voz quebrada.
Y entonces él me abrazó.
- Frankie, si es por lo de...- Lo interrumpí.
- No. Hoy es el aniversario luctuoso del hombre que más amé en mi vida. Vi morir a papá… murió en mis brazos - Dije sobre sollozos - Murió de un paro cardiaco, sobre mis brazos… no pude hacer nada, mamá no estaba… y yo sólo tenía ocho años en ese entonces - Él apretó más el abrazo.Y por primera vez, desde aquél día que falleció mi padre, me sentí protegido, cosa que nunca había pasado. Todo lo que sabía de él, ahora, se me olvidó y quise creer que todo iba a estar bien.
- Frank, Frank, todo va a estar bien - Besó mi frente con ternura. - No hay porque tener miedo. Yo… yo te quiero mucho, yo te cuidaré, lo prometo -
Me subió al sillón y nos acurrucamos los dos juntos; nos tapó con la cobija y me abrazó aún más protectoramente, mientras su mano hacia movimientos circulares en mi espalda tratando de confortarme.
Yo estaba recostado sobre su pecho, mi rostro hundido en su cuello y alcé mi vista para mirarlo a los ojos, aunque me era un poco difícil ya que las lágrimas nublaban mi vista.
- ¿En verdad me quieres? - Pregunté sin pensar.
- Créeme. Sé que estoy mal, pero… Te quiero y nunca permitiría que te pasara algo. Te protegeré. Yo nunca te lastimaría -Y ese fue el error, en ese momento le creí. Era ingenuo y caí. Nunca pasó por mi mente lo que se desataría después… Sabía a lo que me arriesgaba a comenzar a enamorarme y meterme con un ‘asesino’ pero aún así lo hice… y pagué las consecuencias.
ESTÁS LEYENDO
Extraño
Nouvelles-Miren en la ventana, es el tipo raro viéndonos otra vez- Lo que Frank no sabía es que ese chico que los veía por la ventana no era tan raro como decían y que en una secuencia de sucesos inesperados lo conocería e incluso se enamoraria de él.... ¿Pe...