Día Cinco

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Ver a Gonzalo dormir es algo único. Pasaría el tiempo admirando cada facción de su hermoso rostro, ese tono de piel que tanto me llama la atención y temo despertarlo por acariciar su mejilla por el maldito impulso. Hemos pasado pocos días juntos y ahora que lo he conocido en este corto lapso no me arrepiento de esto, estamos yendo muy rápido y temo lo que llegue a pasar. Pensar en que ese sueño en el que me trajo al hombre de mi vida... No pensaré más en el pasado y me centraré en llevarme por lo que siento sin que nadie se interponga entre Gonzalo y yo. Ahora con el hermano celoso uniéndose al padre sobre protector de Damiano, le harán la vida imposible... Hasta podrán sacar a luz ese pasado del que no quiero vivir de nuevo.

Por más que lo deje dormir un rato, de un momento a otro lo despertarán y quisiera pasar el rato. El no comenzar con la rutina es la primera idea que se me cruza por la mente pero él mañana tiene un partido que jugar y yo en dos días. Me quito las ganas de acariciar su mejilla, no tarda en parpadear al sentir contacto de mis dedos y sonríe al verme rodeando su brazo en mi cintura. Besa la punta de mi nariz empujando mi cuerpo más al suyo. Pega su frente a la mía, notando que su mirada está en mis labios. Otra cosa que conozco de él es que no es impulsivo como otros hombres, que a la primera que tiene delante se lanzan de cabeza. Beso su mejilla para levantarme y ayudarlo hacer lo mismo guiándolo al baño. Diez minutos más tarde lo tengo de vuelta en la habitación y entro para hacer mis necesidades.

- Promesa cumplida señorita De Luca, cumple al pie de la letra.- dice cuando salgo del baño- No todos tienen la suerte de pasar tiempo con la persona que admira...- empuja su silla de ruedas hasta enfrentarme por lo que bajo la mirada.

- Me encanta pasar tiempo contigo, me siento cómoda a tu lado y decirte parte de mi pasado fue un gran alivio...- le sonrío triste- Si escapé de Roma fue por algún motivo y estoy segura de que eres tú.- esa mirada tan profunda que persiste en el sueño está frente a mí.

- Tengo que admitir que sos lo mejor que me ha pasado en la vida, sé que te lo digo apresurado pero es lo que siento.- estira sus brazos para entrelazar nuestras manos y no desviamos las miradas- Si te soy sincero, yo... Yo no aguanto más.- me empuja delicadamente acomodándome en sus piernas.

Mi rostro está tan cerca de él que compartimos el aire. Sus ojos oscuros nunca dejan de observar los míos, como si fuese lo único que existiese en su mundo. Ahora lo desvía a mis labios para luego volver a mis ojos pidiéndome permiso para hacerlo. Solo acerco mi rostro más al suyo incitando a que termine con esta tortura. El deseo de unir mis labios a los suyos me tienen con el corazón golpeando muy fuerte sobre mi pecho y el pulso en las nubes. El roce entre ellos hace que pierda el juicio pero me mantengo calma porque quiero que sea especial, quiero que sea uno de los muchos afectos del que le demostraré si llega a funcionar esto.

Nuestros labios hacen contacto, por lo que gimo al sentir la sensación de electricidad recorrer mi cuerpo. El mismo se hace tan corto que al pegar su frente con una sonrisa, tengo la necesidad de obtener más de él. Una de sus manos en mi nuca y su brazo rodeando la parte baja de mi espalda e invade mi boca... Quiero que nunca acabe. Trato de devolver el beso con la misma efusividad rodeando mis brazos en su nuca y enredo mis dedos en su cabello. Su tímida lengua recorre cada rincón de mi boca, como si hiciera reconocimiento del lugar. La falta de oxigeno hace que terminemos con el beso apoyando su cabeza en mi hombro, sé que sonríe como un niño avergonzado y yo lo hago como una tonta. Espero que sea el comienzo de todo lo bueno y no dejaré pasar esta oportunidad que el destino me ha dado.

Amor Sobre Polvo de Ladrillo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora