II
Me coloco una calza corta, top deportivo y por encima el vestido ajustándose perfectamente al cuerpo. Me siento en el banco. Cubro mis pies con un par de soquetes y por último las zapatillas. La música inunda mis oídos a través de unos grandes auriculares que cubren mis orejas. Tomo mi bolso, colgándolo en mi hombro izquierdo y al salir del vestuario encuentro a Vera esperándome. Me recibe con una sonrisa y le respondo con un abrazo, por lo que se sorprende y pasamos hablando del acontecimiento por pocos minutos.
Vuelve a su concentración y hago lo mismo mientras escucho El lado derecho del corazón de Laura Pausini, cuya canción ha sido seleccionado por mi hermana para que sepa su apoyo incondicional. Lo que nunca le dije es que lo escucho siempre, antes de la entrada a la cancha y la de calor. Es algo tan íntimo que temo que alguien rompa ese ritual. Por otro lado es quien me conecta, saber de donde vengo, es una de las tantas cosas que tenemos en común con Chiara. Ahora esas frases de la canción dice lo que siento en este momento al no tener a Gonzalo a mi lado.
Por encima escucho una gruesa voz de hombre que me sobresalta y vuelvo a la realidad al ver uno delante, avisándome que están por presentarnos. Lo hacen primero con Vera, quien desaparece de mi vista. No sé si me equivoco, pero puedo llegar a escuchar los gritos de Eva desde mi lugar, imaginándome a Virginia diciéndole un par de palabras hasta calmarse... Solo que eso no sucede como también los gritos de los simpatizantes rusos alentándola. Oigo mi nombre y doy pasos hacia la salida a la cancha, observando que están todos, incluso Gonzalo. Mis ojos no se desvían de él mientras camino hacia el asiento que me toca ocupar en el día de hoy. Parezco un robot abriendo el bolso para tomar una raqueta y hacer lo mismo con una botella para luego beber. En contra de mi voluntad le doy la espalda para acercarme a la juez de silla y veo el ceño fruncido de Vera, como hacerse notar su preocupación al notar mi rostro con ojeras... ¡Y quien no lo nota! ¡Hasta la juez de silla pregunta si me encuentro bien! Las observo para luego asentir y hacer el sorteo.
- ¿En serio te encuentras bien Cecilia?- la voz de Vera me quita de mis pensamientos- Sé que no nos conocemos mucho, pero me preocupas.
- Estoy bien Vera, sabes como es llevar el cansancio encima y la falta de sueño pasa factura.- le miento encogiéndome de hombros y asiente dudosa- Estoy bien, no te preocupes por mí.- le sonrío y corro hasta la línea final, comenzando con el calentamiento previo al juego.
Llevamos veinte minutos de juego y debo decir que peor no puedo llevar el partido. No he ganado un game, los balones que devuelvo pican fuera de la línea y ganas de dar la raqueta contra el polvo son muchas. Miro el cartel que está detrás de Vera, suspiro al ver que pierdo 5-0 y el game 30-0 con el saque de ella misma. Pica la pequeña bola dos veces para luego elevarla y salta haciendo que las cuerdas la guíen hacia aquí, picando delante de la línea. Trato de devolver como puedo pero queda en la red. 40-0. No he mirado a Damiano ni a Mattia... Ni a Gonzalo. Esto empeoraría más de lo que estoy y la derrota será aún más abrumadora. La expresión de Vera es de concentración absoluta pero su mirada demuestra otra cosa: preocupación. Ella no ha hecho el más mínimo esfuerzo para ganar el primer set, como ahora, que termina con un ace a la T y ni siquiera me inmuté al verla pasar por mi revés.
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Amor Sobre Polvo de Ladrillo ©
RomanceUna cita a ciegas preparada por sus mejores amigos cambiarán sus vidas para siempre... Ambos son tenistas profesionales, ella es una de las mejores del mundo y él sueña con ser el mejor del deporte adaptado.