Día Uno

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Lo primero que hago al abrir los ojos es sonreír. Es la primera vez en mucho tiempo que no sueño con la escena de la cancha y me asusto al saber que Gonzalo ha sido el responsable de que acapare mi mente durante toda la noche. Debo admitir que me pareció un hombre sencillo y que no le importa en las condiciones que esté, esa bonita sonrisa no se quita de su rostro y me ha dejado hechizada. Siento que no me despertaba con esta sensación desde... Nunca. Nunca me había sentido de esta manera. No es el momento de desviarte del camino, ni siquiera estamos en el comienzo y tienes tu mente en otra parte me reprocho a mí misma. Sacudo mi cabeza como si me lo quisiera despegarlo de allí y me levanto directo al baño.

La cocina aún está deshabitada pero no por mucho tiempo. Tres minutos después aparecen en mi campo de visión Damiano y Mattia, sus desayunos casi están preparados. Se acercan a abrazarme como cada mañana que tengo partido. Es a lo que llamamos ritual de la suerte y es cuando me doy cuenta que aún es de noche. Me alejo de ellos para ver la ciudad amaneciendo detrás de la torre, apenas se ve el resplandor del sol y se ve que el clima estará de mi lado. Controlo la hora del celular, son las siete de la mañana y no falta mucho para que abran las canchas de entrenamientos. Quedan cinco horas para el comienzo del partido y mis nervios ya me están invadiendo. Me uno a mi entrenador y a mi preparador físico a desayunar, no perderé tiempo si quiero estar tranquila y pasar a segunda ronda.

Chiara hace su aparición recordándome que después de la entrevista post-partido tengo que presentarme en la oficina de Nina Ricci que tiene en la ciudad. Ya ha entrado en el papel de representante aún con su cabello revuelto por toda su cabeza y no puedo verle la cara. Solo trato de pensar en otra cosa antes de reírme de ella y lo que se viene a mí es Gonzalo... No entiendo como es que en pocas horas ya esté conviviendo en mi mente. Esto es ilógico, más que me pase a mí, es que ni siquiera lo conozco. Apenas sé que se llama Gonzalo Espósito, es tenista profesional y es de Argentina... Además de que su cabello castaño de corte medio apenas ondulado, sus penetrantes ojos marrones que me miran intimidantes y ese cuerpo bien trabajado que diría que la fuerza que no lo tiene en sus piernas lo carga en sus hombros. Suspiro sonoramente por la frustración... Hoy es el partido, concéntrate en el partido.

Me alejo de ellos directo a la habitación a cambiar mi pijama por un juego de ropa deportiva. Preparo mi bolso raquetero con cuatro raquetas ya encordadas junto a un par de vestidos deportivos y la misma cantidad de zapatillas. No puedo quitarme de la mente al hombre que conocí ayer, es realmente muy... No sé que pensar, aunque pienso en él y bueno, ¡Divago conmigo misma por Dios! Espero no desconcentrarme del objetivo. Me quita un poco el nerviosismo que tengo de jugar la primera ronda pero eso no quita que me pueda contraatacar fuera de mi objetivo. Tomos mis cosas suspirando un par de veces antes de salir de la habitación y bombardearme de porqué me alejé de ellos tan repentinamente.

- Será mejor emprender nuestro camino...- le digo cuando estoy de vuelta y me miran con el ceño fruncido- Quiero estar concentrada para el partido si quiero ganar.- asienten como si en verdad me pasara algo malo, solo que no es o al menos es lo que quiero creerme y les sonrío cuando aún me miran dudosos- El horario del partido es para pasado el mediodía, ¡No puede ser que se olvidaran!- entrecierro mis ojos al ver como corren hacia sus respectivas habitaciones maldiciéndose a ellos mismos escuchando las risas de mis amigas.

Amor Sobre Polvo de Ladrillo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora