Día Doce

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I

Abro los ojos y parpadeo un par de veces, adaptándome a la claridad de un nuevo día. He dormido bien a decir verdad, creo que la contención de Chiara me sirvió de mucha ayuda para conciliar el sueño. Giro la cabeza para enfrentarla pero me sorprendo al ver que los brazos que me rodean son grandes y musculosos. Mis ojos recorren desde la mano hasta el ancho hombro, perteneciente a Massimo. ¿Es que nadie se ha dado cuenta? Observo la puerta temerosa a que mi hermana o una de mis amigas entren como siempre lo hacen, sin anunciarse y tengan una idea equivocada. Ahora que lo tengo a mi lado y no sentir esos cosquilleos de los que me invadían en la adolescencia me tranquiliza. Es como ver a Andrea disfrazado, es el hermano que quise ver cuando en el pasado lo miraba de otra manera. Sus ojos verdes me observan con un pequeño destello y me sonríe al ver que no desvío la mirada de la suya.

- Buen día princesa.- rompe el silencio besando mi frente- Me preocupé mucho cuando Chiara se acercó a decirme que llegaste shockeada hasta aquí.- frunzo el ceño y la nariz negando con la cabeza.

- Prefiero no hablar de eso.- asiente aferrándose más a mi cuerpo escondiendo su rostro en mi cuello- Creo que es algo que no debería decirte... Ya sabes por el pasado que tuvimos.

- Estás así por Gonzalo Esposito, lo supuse.- me interrumpe de mala manera por lo que lo miro mal- Disculpa, no fue mi intención pero es que...- muerde sus labios frustrado y mis ojos se dirigen a ellos quitándome el aliento.

- Es que...

- ¡Es que esperaba el momento para buscarte!- susurra fuerte y abro los ojos- La idea era comenzar lo que teníamos hace tiempo, cuando salías en las noticias de tu relación con él me puse furioso... ¡Me has olvidado!- cierra los ojos y suspira un par de veces- Ahora que te tengo a mi lado, puedo decir que el corazón no reacciona de igual manera.- muestra su sonrisa sincera.

- Puede que el tiempo nos enseñe a que las personas que más aprecias nunca puedes dejarlas ir de tu lado, ¿Sabes?- besa mi mejilla y se levanta, solo viste con un bóxer rojo... La curva de los músculos de su abdomen son muy bien definidas. Siento subir la sangre a mi cabeza- Y si eres feliz con Gonzalo, yo también lo soy. Pero me verás comportándome como un hermano celoso...

- Y serás el único, Andrea lo ha aprobado pero hay un problema.- frunce el ceño y me observa serio- Se terminó. Por culpa de Giovacchino terminamos la relación que estábamos comenzando.- parpadeo unas cuantas veces seguidas para no sollozar de nuevo.

- ¿El que siempre te acosaba?- trago saliva asintiendo en respuesta- Te dije infinidades de veces que él me daba mala espina...

- Anoche fui a hablar con Gonzalo para explicarle que me había alejado para protegerlo. - sonrío con ironía negando con la cabeza- Lo único que hizo fue reprocharme e ignorarme, ni siquiera pude hacer lo que tenía pensado. Sabes como es cuando me tratan así...

Amor Sobre Polvo de Ladrillo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora