Día Trece

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II

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II

Estoy sentada en el banco, lejos de la entrada y la puerta del vestuario se abre. Detrás de ella aparece Gonzalo quitándome el aliento como así también acelera los latidos de mi corazón. Viste una camisa blanca con puntos negros resaltando sus musculosos brazos, pantalón jeans, zapatillas planas y la venda aún cubre su cabeza. Le sonrío hasta que está frente a mí y uno mis labios a los suyos pegando nuestras frentes.

- Te ves espectacular amor.- acaricio sus brazos y me acomodo encima de sus muslos- Lástima que la camisa es una mala elección en este momento...- esto último se lo digo en susurro mientras desabrocho los botones de la misma y mi nombre aparece a mi vista- Una muy mala elección.

- Solo quise vestir para la ocasión, pero este no es el mejor momento para lo que tenés en mente.- se ríe por lo bajo y esconde su rostro en mi cuello, su respiración chocando contra mi piel- Después del partido harás lo que quieras conmigo, pero ahora quiero que ganes el partido. Estuve a un paso de ganarle al mejor y vos tenés la posibilidad si te lo propones.- siento sus labios tocar la curva de mi cuello y gimo en respuesta.

Como si eso fuese poco para derretirme de amor por el hombre que tengo frente a mí y me ame, el contacto de esos mismos labios en mis nudillos fue una muestra del que este hombre me hace perder la razón. Lo veo alejarse hasta la puerta y sale del vestuario no sin antes guiñarme un ojo. Doy gracias a que estoy sentada, de caso contrario caía rendida a sus pies... Aunque en forma literal ya lo estoy. Cierro los ojos y respiro profundamente un par de veces hasta volver a la normalidad, necesito estar en condiciones para enfrentar este partido y él con sus muestras de cariño no ha hecho más que complicar la meditación en mi gran objetivo.

Salgo hacia el pasillo que guía a la entrada al estadio principal. Mis ojos se dirigen hacia el gran LCD que está a unos centímetros de mí y sonrío, Antoinette ya ha ganado su partido. Si hago lo mismo, repetiremos la final del año pasado y es lo que más ansío. Aún tengo que hablar con ella por mi pequeño hermano, aunque ya me ha visto con Gonzalo y tendrá que cumplir su promesa. Espero que este año el campeonato tiene que ser mío. Tengo las personas que más quiero y me apoyan en este sueño.

Alguien me empuja y casi caigo de cabeza al suelo. Observo la persona que me ha llevado por delante y frunzo el ceño, ni siquiera se disculpó... Lucilla Moretti. Su cabello castaño claro, la vestimenta es igual a la mía, solo que ella usa una visera y yo una vincha de tela a la que todos me identifican. En lo personal tiene algo en mi contra y a pesar de que comenzamos nuestras carreras juntas, nunca supe el porqué del motivo de su mala relación conmigo. No busco pleitos con nadie, solo hablo lo justo y necesario con los jugadores exceptuando Antoinette y ahora que Vera está conociendo a Eva. Soy sociable cuando estoy en confianza y lo peor de todo, ella es italiana. Quisiera no llevarme mal con alguien con quien pueda hablar en mi idioma. Mientras ella no me hable y yo no pretenda de ella estaré bien, tampoco es el fin del mundo.

Amor Sobre Polvo de Ladrillo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora