Día Nueve

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II

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II


Abro los ojos acostumbrándome a la claridad y miro la hora del celular, aún faltan tres horas para mi partido. No sé en que momento me habré quedado dormida. Mis ansias crecen al ver el reflejo del sol por la ventana de la habitación. Mi cabeza sigue apoyada en el pecho de Gonzalo, y me quedaría así hasta el final del día si no fuese por el pase a cuartos de final que me espera con los brazos abiertos. Levanto la cabeza encontrándome con sus ojos cerrados y una sonrisa en sus labios, es la primera vez que lo veo de esa manera. Me pregunto si estará soñando...

- Se siente bien que tengas ojos solo para mí.- me sobresalto al oírlo- Lo siento, suele pasarme lo mismo cuando paso el tiempo observándote dormir.- abro los ojos sorprendida- No debía decir eso, se supone que era un secreto.

- También me alegra saber que tienes ojos para mí.- me río arrastrando mi cuerpo para quedar a su altura, sintiendo su erección en el movimiento y lo miro a los ojos- Me encantaría hacerlo, pero en pocas horas tengo un partido que jugar y me descalificaran por llegar tarde.- besa la curva de mi cuello y mi cuerpo se enciende ante el contacto.

- Me la debes, no lo olvides.- asiento con esa mirada que me quita el aliento... Por más que lo intente no puedo desviarla- Te acompañaré.

- Dile a tu hermana que vaya.- me alejo de él en contra de mi voluntad poniéndome de pie- Nunca ha ido a un partido y no quiero pretexto a que se niegue.- señalo con el dedo índice en su dirección.

- La llevaré aunque sea amordazada si es posible.- sonrío negando con la cabeza caminando al baño en mi segunda ducha del día.

Con mi bolso al hombro y mis manos sobre los hombros de Gonzalo, salimos de la habitación. Después de darme un frío baño, me motivó a mí misma que es crucial ganar este partido, lo cual  llama arenga. En un principio no se lo creí hasta que me mostró por su celular distintos tipos de motivaciones, en especial equipos de fútbol. Solo con saber que me alentará junto a mi equipo, mis amigas y mis hermanos lo demás es de menor importancia. Me ha servido mucho el descanso que el mismo me ha recomendado. A partir de ahora me haré un lugar y lo practicaré, suena raro pero es genial. Tengo que conocer Argentina, tal vez instalarme allí para no sentirme perseguida por mi padre... El fin del mundo. Muchos de los antepasados han escapado de la guerra, refugiándose lo más lejos posible y a la prueba esta Gonzalo quien desciende de italianos.

En la sala ya se encuentran Damiano, Mattia y Chiara junto a Virginia y Eva, todos entretenidos. Detrás de Virginia veo a Mauro quien la rodea con sus brazos, sonrientes los dos. Con Gonzalo nos miramos al ver ese lado cariñoso de Mauro. En realidad, no hemos compartidos momentos de parejas y verlo de esa manera es muy desconcertante, ya que siempre se lo ve serio cuando se trata de trabajo. Nos acercamos a ellos que todavía no se han dado cuenta de nuestra presencia. Mi novio señala las piernas de su amigo, captando su idea. Quiere chocarlo con la posa pies. El mismo gira con una sonrisa golpeando la cabeza de su amigo, como si estuviera acostumbrado a esos tipos de asaltos.

Amor Sobre Polvo de Ladrillo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora