De Viaje Al Pasado.

¡Lo Matare!

Infle las mejillas molesto, ¡ese maldito zorro no quería caer!.

—¡Agh!, ¡No dejare que me hagas ver mal ante Hinata, estúpido zorro Teme!.—Gruñí apuntando.

—Ya basta, idiota.—Volteé para ver a Hiashi.—Terminaras perdiendo tu dinero en vano, yo conseguiré el muñeco.

—¡¿Qué?!, ¡No!, ¡Me rehusó!, ¡Yo conseguiré el muñeco para Hinata!.

Ambos nos miramos mal.

—Yo lo conseguiré, tu eres un inútil.—Soltó Hiashi y fruncí mi ceño.

—¡No me dejare vencer en esto!, !Conseguiré el muñeco para Hinata antes que tu!.

—¡Es una apuesta!.

Ambos determinamos le apuntamos al muñeco, ¿Como diablos ninguno le daba?.

—¡Ese muñeco esta poseído-ttebayo!.—Solté y Hiashi golpeo mi nuca.

—No digas disparates idiota, Eres como una segunda Kushina con el parecido de Minato.

—¡¿A quien llamas idiota, Teme?!.—Ambos nos agarramos de la ropa.

—A-Aquí tienes Hinata-chan.—Ambos volteamos al oír a Hana.

—A-Arigatou, Hana-san.—Dijo Hinata recibiendo al zorro anaranjado.

—¡¿Qué?!, ¡¿Cuando?!.—Cuestione confundido junto a Hiashi.

—Ah, pues... S-soy bastante buena en estos juego, y como Hinata-chan lo quería.—Cabizbajo quede, seguro Hinata piensa que soy un inútil...

—¡Chicos!, ¡Los fuegos comenzaran!.—Exclamo mamá abrazada a Papá.

—Hiashi-kun, vamos.—Hablo Hana-san adelantándose junto a mis padres. Mire al rededor encontrando solo a Hinata.

¡¿P-Por qué estamos solo los dos?!, ¡¿Donde están Sakura-chan y Sasuke-Teme?!

—Esto... N-Naruto-kun, si quieres... Podríamos ver los fuegos artificiales, juntos.—Sugirió sonrojada Hinata.

—¡Ah!, ¡C-Claro, me encantaría estar contigo!, !Q-Quiero decir!, M-Me encantaría... V-verlo contigo...—Conteste.

—Que bien...—Note una sonrisa en Hinata y desvíe la mirada.

¿D-Desde cuando Hinata se volvió tan linda?, q-quiero decir, siempre a sido linda, pero... ¡¿Por qué repentinamente me importa tanto esto?!.

—¿Naruto-kun?, ¿Vamos?.—Mire a Hinata quien me miraba raro.

—Ah, s-si, claro-ttbayo.—Respondí nervioso.

Ambos nos encaminamos para ver a los demás. Había bastante gente, repentinamente sentí algo en mi mano.

—¿Huh?, ¿Hinata?.—Hinata había tomado mi mano mientras con la otra abrazaba al zorro.

—L-Lo siento, pero... No me gustaría perderme entre tanta gente.—Me sonrió dulcemente.

—¡T-Tienes razón!.—Apreté mi mano entre la suya. Era tan suave y pequeña, la mire de reojo sin evitarlo abrazaba con fuerza ese zorro apretándolo contra su pecho.

Suertudo...

Sonrojado me golpeé mentalmente. Enserio, ¡Maldito Ero-sennin!.

—¡A-Ah!, N-Naruto-kun.—Volteé a verla para ver que nuestras manos se separaban. La gente la estaba empujando.