Querido Monstruo En El Armario.

Monstruos.

Las campanas del viejo reloj de Thomas sonaron cuando llegaron las 12. Justo en ese momento, una bestia salio debajo de la cama con una sonrisa, una sonrisa que se borro al notar que no había ningún humano dormido en la cama. El monstruo del armario estaba esperando despierto aquel momento.

Estaba más que furioso y en cuanto vio oportunidad se lanzó contra el intruso sin piedad, derribándolo y comenzando una pelea.

[Horas después...]

La batalla los había dejado terriblemente heridos y cansados, sin embargo seguían en posición de ataque, esta pelea significaba demasiado como para dejarse vencer, incluso cuando ninguno podía más.

El monstruo que habitaba bajo la cama miraba a su contrincante, tenía heridas profundas en su pecho, pero no había podido tocar su corazón. Lucía como un monstruo fuerte, podría conseguir lo que quisiera fácilmente, pero era tan débil y amable con aquel humano que eso... Eso lo hacia odiarlo aún más.

-¡¿Por que te importa tanto ese estúpido humano?! - Preguntó él, ya tan frustrado y molesto como para mostrar su enojo. - Sabes lo que tienes que hacer. ¡Solo matalo y quédate con su cuerpo! ¡No hagas algo tan repugnante como convivir con él para eso!

-¿Qué me dices tú? - Gruño el contrario. Estaba cansado y jadeaba en busca de aire. - No tienes que dañarlo, con matarlo es suficiente. ¿Por que no lo hiciste antes? ¡¿Acaso es tan satisfactorio para ti jugar con él?!

-Lo es. - Respondió simplemente y se abalanzó contra él.

Todo era un horrible y sangriento caos. Los ataques más dañinos eran las mordidas, y ambos ya tenían más de una cerca de la garganta, seguramente buscando desgarrar ésta para que el otro muriera desangrado; no era extraño que en un combate como ese atacarán a matar.

La sangre volaba por la habitación, manchando las paredes y los muebles.
Era algo espantoso de presenciar, y  hasta cierto punto, el monstruo bajo la cama agradecía que su humano no estuviera ahí, o al menos así era antes de escuchar la cerradura de la puerta abrirse y ver a Thomas entrar justo a mitad del combate.