Querido Monstruo En El Armario.

La primera nota de Thomas.

Noche 9.

El reloj colgado en la pared marcaba las 11:53 cuando Thomas despertó.

En el momento en que abrió los ojos quedo algo aturdido, incluso llegó a pensar que realmente no habia abierto sus párpados debido a la oscuridad a su alrededor.
La poca luz que se colaba por las persianas pertenecía a un farol cercano, cuya luz era tan tenue que podía pasar inadvertida en aquella oscura habitación.

Cuando tomó conciencia de lo que habia ocurrido se levantó de golpe, recibiendo un pequeño mareo por eso. Tanteando los muebles y las paredes logró llegar a una lámpara y al encenderla necesito cerrar los ojos un momento antes de poder acostumbrarse a la luz.

Su vista se dirigió al reloj y un estremecimiento le erizo la piel. Faltaban pocos minutos para la medianoche, lo que significaba que tendría que apurarse si quería evitar una vista nada deseable.

Sus manos temblaban y el nerviosismo se notaba en sus torpes movimientos que lo hicieron tropezar un par de veces. Busco por todas partes una pluma y muy a su pesar, arrancó una hoja de su diario para escribir la nota.

Su mano temblaba y eso se notaba en las palabras que surgían. Su temor era tal, que cuando menos se dio cuenta ya había llenado todo el pedazo de papel con las mismas palabras.

《No vengas. No vengas. No vengas. No vengas...》

Arrojó la pluma a un lado y tomó aquella nota, casi corriendo hasta donde estaba el armario. Vaciló unos segundos cuando estuvo frente a este, pero casi de inmediato se arrodilló y trato de deslizar la nota bajo las puertas del mismo.

La nota se encontraba a la mitad de su destino cuando el viejo reloj de la pared comenzó a sonar, anunciando la hora.

Thomas se petrifico en su lugar y comenzó a sudar frío cuando las puertas del armario comenzaron a abrirse y una criatura apareció del otro lado.