Tregua.

394 62 6
                                    

Noche 10.

Las horas habían pasado y el monstruo había decidido esperar en la misma habitación hasta que el humano despertará,  así podría controlar mejor la situación.

Al cabo de un tiempo, Thomas volvió a despertar, pero cuando vio al monstruo a un lado suyo, apenas tuvo tiempo de abrir la boca para gritar antes de que la criatura la tapará, aruñando por accidente la mejilla del humano. Tenia que hacer algo con sus garras si quería ganarse la confianza de su vecino.

-Por favor, no grites. - Pidió amablemente el monstruo, quitando suavemente su mano.

Thomas retrocedió de inmediato y se encogió en sí mismo cuando no pudo alejarse más. Estaba horrorizado, en su cuerpo tembloroso se notaba el sudor que otorgaba el temor, pero seguia conciente y eso ya era un avance.

-No me hagas daño. - Suplico él, estaba muerto de miedo.

El monstruo lo miro un momento antes de acercarse a él y sentarse justo en frente.

- Si quisiera dañarte, ya lo habría hecho. - Contestó simplemente, tranquilizando un poco a Thomas.

-Entonces ¿Qué quieres de mi?

-Quiero ser tu amigo.

Thomas lo miro incrédulo, en su  mente  pensaba que aquella criatura tenía cierto parecido con la de su infancia, pero al mismo tiempo era... diferente.

El silencio había reinado en la habitación hasta que la voz del humano salió en un murmullo.

-Tu... no puedes estar hablando en serio... - Thomas no podía creer lo que oía, no podía verse confiando en aquel monstruo.

- Déjame intentarlo... - Pidió.  - Yo... no tengo muchos amigos... - Thomas dudo. ¿Que otra opción le quedaba? ¿Ser comido por aquella bestia? No gracias...

-¿No me lastimarás? - Preguntó cediendo.

-No se me ocurriría hacerlo jamás.

Querido Monstruo En El Armario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora