Querido diario.

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Día 8.

Querido diario:

No puede haber ningún monstruo en el armario.

No existe ningún monstruo en el armario.

No debe existir ningún monstruo en mi armario.

Todo esta en mi cabeza, debe estar en mi cabeza.

Solo necesito descansar. Las pesadillas no han parado desde hace días. Son sueños terribles.
Son demasiado vividos.

Pero solo son sueños. Solo pesadillas. No es real. No puede haberlo sido.

***

Thomas escribía rápidamente en su diario, intentando desesperadamente convencerse de las palabras escritas en éste.

Sus manos temblaban un poco y su desaliñado aspecto le hacía parecer como un loco después sufrir alguno de sus ataques delirantes. En resumen: era todo un desastre.

Había tomado tantas pastillas después de esa nota en la mañana que tuvo que alejar el frasco de si mismo por temor a consumir las suficientes como para perder la conciencia.

Tuvo que salir por la tarde para darse un respiro y relajarse un poco, pero al volver, una nueva nota esperaba paciente en la cima de su diario, que, por si no era ya bastante obvio, estaba frente al armario.

Con temor la tomó, tratando de no acercarse tanto a las puertas y alejándose inmediatamente cuando la tuvo en sus manos.
La caligrafia había mejorado un poco, pero seguía siendo algo aterrador.

Querido humano:

Puede existir un monstruo en tu armario.
Existe un monstruo en tu armario.
Yo soy ese monstruo y para tu información, no soy en lo absoluto producto de tu subconsciente.

No pude evitar leer tu diario, y debo confesarte que me molesta que intentes negar mi existencia.
¿Tal vez debería visitarte esta noche, cuando aún estás conciente? ¿Eso seria prueba suficiente para ti?

Debes contestar, humano. De lo contrario yo contestaré a aquellas incógnitas por ti.

Atentamente: El monstruo del armario.

Thomas se desmayo al acabar la nota.

Querido Monstruo En El Armario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora