V

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La sonrisa de mi pequeña fue lo que me terminó de convencer para pedir los papeles de traslado. No tenía ni idea de cómo sería el colegio Eastview, pero las palabras de Mary Jane, la señora que me alquiló el piso, eran suficientes para estar segura de que era lo mejor para mi hija.

El domingo hice la mudanza con ayuda de mis padres, y ahora lunes estaba todo más tranquilo. Gracias a ellos no tardé una semana en hacerlo todo como pensaba. El dormitorio de Kimmie había quedado perfecto con su cama-tobogán, pero esta noche prefirió dormir conmigo. Le daba un poco de miedo y tenía que acostumbrarse.

Por la mañana me desperté antes que Kimmie, obviamente no iba a ir a la academia. Intentaría dejarla con mis padres para hacer el traslado aquella misma mañana y, que como muy tarde, pasados dos días pudiese entrar al nuevo colegio.

- Mami... -dijo frotándose los ojos unos minutos después de que sonase la alarma. - ¿No hay cole?

- Ayer dijiste que te querías cambiar de cole, eso significa que no hay cole... Solo hoy, no te vayas a acostumbrar.

- ¿Podemos ir a ver el cole nuevo?

- Tu abuelo me ha insistido para que te vayas a jugar con él a los dinosaurios por la mañana... -mentí. No quería enseñarle un colegio al que no sabría si podría ir.

- Abu Mikerex -gritó levantándose de la cama dando un salto.

- Exacto. Anda, vamos a desayunar, que se te van a ir las vitaminas del zumo.

- ¿Se escapan?

- Sí, cielo, vamos.

La pequeña casi se atraganta con el zumo al beberlo a la velocidad de la luz.

- Pero qué... -me reí cogiendo una servilleta para limpiarle la boca a mi hija. - Qué burra eres...

- Burra no, dinosaurio.

- Animal -señalo su rostro y dejo el paño a un lado de la encimera.

- ¿Galletas? Dime que galletas... No hay otra cosa más que galletas.

- Galletas... ¿De dinosaurio?

- No, de chocolate. Están más ricas.

- ¡Vale! -exclamó quitándome el paquete de galletas de la mano.

- Rápido, aún tienes que vestirte.

Aproveché que Kimmie estaba entretenida con las galletas para llamar a mis padres. Imaginaba que ellos estarían en casa deseando recibir a su nieta favorita pero tenía que asegurarme antes.

Mi madre fue la que cogió el teléfono. No dudó ni un instante en aceptar así que en cuanto Kimmie terminó su desayuno la cogí en brazos y me la llevé a su cama para empezar a vestirla.

- Mami, mami...

- Dime.

- ¿Puedo elegir mi ropa?

- Sí, pero rápido. Mami tiene cosas que hacer.

- Está bien...

Kimmie se deslizó por el tobogán hasta su armario. Buscó una camiseta azul y la combinó con sus pantalones rojos. Madre mía... Iba a ir hecha un pincel.

- ¿De verdad?

- ¡Sí! Y con mis zapatillas amarillas.

Espero que mi madre no cometa la locura de sacarla de casa así vestida.

- Está bien... Venga, tú te pones los pantalones mientras yo te pongo la camiseta. Levanta los brazos.

La pequeña obedeció feliz y en cuanto se puso los pantalones la senté para atarle las zapatillas.

Simple Life [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora