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Al ir a buscar a mi pequeño al colegio me di cuenta de que los padres me miraba con una pequeña sonrisa nerviosa y una mirada casi imposible de descifrar, incluso los de alumnos de otros cursos. Era como si ahora hubiese pasado de ser un fantasma a ser un demonio odiado por toda la asociación de padres y madres del colegio. Por suerte, los padres de los amigos de mi hijo no eran así.

— Mami, Mark me ha invitado a dormir a su casa... ¿Puedo? Es su fiesta de cumpleaños y también se quedan otros chicos de clase...

— ¿Dónde están su padres? Quiero hablar con ellos antes de que vayas.

— Allí... Mark es el de la corona del Burguer King —lo señaló.

— Vamos, dinosaurio

Cogí a Michael en brazos y me acerqué al pequeño que mi hijo había señalado.

— Feliz cumpleaños, Mark. Soy la mamá de Mikey.

— Gracias... —sonrió el pequeño con un pequeño ápice de timidez.

— Hola, soy el padre de Mark —se presentó un chico que parecía tener la misma edad que Camila por lo menos. Me tendió la mano y yo se la sostuve de la misma manera.

— Encantada, soy Lauren. Me ha dicho Mikey que le habéis invitado a dormir en su casa esta noche.

— Sí. Ha sido idea de mi marido. Tenemos sitio en casa para todos y seguro que se lo pasan muy bien.

— Oh... Me hubiese gustado conocerlo —reconocí con una pequeña sonrisa amistosa.

— A los dos nos parece muy valiente lo que haces por tu hijo. No tienes que preocuparte, estará bien.

— Entonces yo... Me iré, supongo.

Era la primera vez que Mikey dormía fuera de casa. Vale... Quizás ahora mismo estuviese pensando en 1500 maneras en las cuales mi hijo podría no pasar de aquella noche, pero eso era cosa de madres... Sobre todo de madres primerizas. No iba a evitar que mi hijo se quedase con sus amigos, claro. Además, ese sexto sentido de las madres me decía que mi hijo iba a echar de menos su cama y el peluche de dinosaurio.

— Lauren, eh —me llamó Camila.

Mi hijo se abrazó a mí para despedirse y se fue de la mano del padre de Mark.

— Dime, Camz.

— ¿Qué haces esta noche? No puedes decir que estar con tu hijo, sé que tiene un cumple.

— Me has pillado... ¿Qué has pensado?

— Invitarte a cenar. Sé que has hablado con los padres de esos alumnos que te comenté y quiero agradecertelo.

— Sabes que no me tienes que agradecer nada... Pero bueno. Lo voy a pasar mal esta noche, así que aceptaré, pero no vas a volver a invitarme, no me gusta que me inviten.

— Está bien. Esta noche, en mi casa. Después te envío un mensaje con la dirección.

Después de comer, visité a mis padres para que me ayudaran a seleccionar las fotos de Mikey para la exposición del sábado. Creía que pasaría la tarde entretenida hasta que llegase la hora de cenar con Camila, pero no acabó siendo como yo esperaba. incluso tuve ganas de irme.

— Estamos muy orgullosos de Mikey aceptando quién es —dijo mi madre sirviéndome una taza de té con canela.

— Ni siquiera sabe lo que le pasa, supongo... Está aceptándose, aún le queda mucho que entender.

— Pero es feliz... Se le ve feliz, eso es lo que importa.

— Parece que quieres decirme algo más, mamá.

Simple Life [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora