XII

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El tiempo pasó lento cuando vi a Camila salir del taxi dirigiéndose hacia la puerta del museo. Esta parecía una película de comedia romántica en la que la cámara lenta es fingida. Camila se acercó a mí y yo alcé una ceja.

— Dije que te pusieses formal. Lo de guapa venía en el pack, ¿No? —pregunté divertida. Ella me miró algo ruborizada.

— No sabía qué ponerme. Nunca voy formal.

— Estás preciosa. Ven, que te voy a enseñar la exposición antes de abrir.

Le ofrecí una mano y la dirigí dentro.

— Oye, Lauren, gracias por invitarme... Es todo un orgullo poder asistir a esto. Y gracias por las fotos que me dió Mike en clase, son preciosas.

— No me agradezcas eso, es una tontería.

La llevé hasta el banco que había justo delante de la foto que abría la exposición.

— Este era Mike, un día antes de que me dijese que quería dejar su antigua vida para empezar una nueva y de verdad. Tú lo conocías, pero los que van a ver la exposición luego probablemente no. Es un cambio enorme porque en la segunda foto —Señalé la que había justo al lado. —Ya es en la peluquería con el pelo azul.

— Todo esto que haces por tu hijo es genial... Eres una buena madre, Lauren. Y que estés tan orgullosa de tu hijo solo puede animar a tu hijo a seguir adelante.

Hice una pequeña mueca con mis labios.

— Sí, pero a ellos no les parece tan bien...

Suspiré y agaché mi cabeza.

— ¿A quienes?

— A mis padres... A los abuelos de Mike.

Camila puso una mano sobre mi hombro.

— ¿Por qué?

— Creen que Mike puede cambiar de opinión, que esto es simplemente asegurar algo que no sabemos... Creen que mi reputación se puede ir a la mierda si mi hijo de repente se arrepiente o algo parecido. Mi reputación me importa una mierda, y ellos no lo entienden.

Me miró compasiva y acarició ligeramente mi espalda. Aquel acto me relajó ligeramente.

— Te quieren... Quieren asegurarte vuestro bienestar. Esa es su forma de hacerlo... No lo comparto, pero no está mal sentir eso. Solo quieren protegeros, a ti y a tu hijo.

— Pero no van a venir...

— Vendrán. Tranquila.

— ¿Estás segura?

La miré y asintió con la cabeza. Me acerqué a ella y pasé los brazos por su espalda para darle un abrazo. Ella me acogió en sus brazos sin pensárselo un instante.

— Disfruta de tu noche. Si quieres me puedo quedar con Mikey mientras tu haces cosas de artista.

Asentí. No se lo quería pedir a ella, se lo quería pedir a Jimmie pero la verdad es que el enano se lo pasaría mejor con su amiga Camila.

Camila se levantó para seguir observando las fotos y yo me quedé sentada unos instantes.

Mi hijo se puso a dar vueltas por el museo buscando a Camila, que se había escondido a un lado. Menos mal que no había nadie importante aún en el museo. Todo había que decirlo, ambos eran muy divertidos de ver.

Quedaban apenas dos minutos para abrir la exposición y había una buena fila de gente trajeada en la puerta. Ahí es donde yo me empezaba a poner nerviosa por la opinión de los demás y tenía mi corazón como si fuese un maldito fórmula uno. Si fuese una exposición sin más no le daría tanta importancia, pero se trataba de mi hijo. No había sido consciente de que él podía escuchar las críticas y eso me incomodaba.

Simple Life [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora