No podíamos entretenernos o la pequeña llegaría tarde a su segundo primer día de clase. De nuevo, la pequeña Kimmie se las apañó para ir lenta su primer día en el colegio nuevo. Realmente era como si fuese su primer día de primaria, solo que esta vez estaba mucho más segura de lo que iba a pasar.
— ¿Has metido los libros en la mochila? ¿Y los cuadernos? ¿Estás segura de que lo llevas todo? ¿Incluso el almuerzo?
— Mamá, ya lo he mirado... Tres veces, y me ayudaste a meter las cosas.
— Solo me estaba asegurando...
— ¿Haré amigos en este cole? —preguntó mientras miraba el armario pensando qué ropa ponerse. — Tengo que ir guay.
— Claro que los harás cielo —me senté en su cama y esperé a que se decidiese por algo. Normalmente iríamos más rápido.
Mi hija tiró de una de sus camisetas para que cayese de la percha, tuvo la mala suerte de que la percha se rompió. Se giró para mirarme con la camiseta en sus manos.
— No pasa nada, compraremos otra, pero por favor Kim, decídete ya.
— Me voy a poner mi camiseta de la selección de Estados Unidos que me regaló el abuelo.
Kimmie me dio la camiseta y estiró los brazos para que se la pusiese.
Después, se giró para que la viese.
— ¿Me queda bien?
Reí al ver mi apellido en su espalda. Mi padre no quiso que yo lo cambiase cuando me casé y, aunque Kim llevase el apellido de su padre, él se empeñaba en llamarla Kim Jauregui.
— Estás perfecta.
Se puso unos pantalones cortos y sus zapatillas de educación física.
— Soy como tú de pequeña —afirmó haciendo referencia a mi época de juventud donde jugaba al baloncesto en el instituto.
Para qué mentir, éramos un buen equipo, pero me llamaba mucho más la fotografía.
Uno de mis primeros grandes trabajos, gracias a eso, fue cubrir las fotografías de grupo de la selección femenina de baloncesto de Estados Unidos en la clasificación justo antes de los juegos olímpicos. Me regalaron unas entradas y mi padre vino conmigo. La compró allí cuando estaba embarazada de un par de meses. A Corbin nunca le interesaban esas cosas. Bueno, nunca le interesaba nada... Excepto los mercados y la compraventa de acciones.
Cogí las llaves del coche y acompañé a mi pequeña andando al colegio, pues estaba justo frente a la casa. Se despidió de mí con un abrazo y un millón de besos y ella misma hizo el camino hacia la profesora Cabello, que se encontraba en la entrada esperándola. Me hizo un gesto de saludo y yo sonreí de vuelta pero no tardé en abandonar para volver a casa y trabajar en los correos del trabajo.
Había recibido un nuevo encargo del museo con tema libre, pero este debía de ser polémico. Me puse a pensar pero no se me ocurrió nada, cuando me llegó un mensaje al teléfono móvil.
"¡Hola Lauren! Soy Camila, quiero que tengas mi número de teléfono personal por si necesitas cualquier cosa o tienes cualquier pregunta sobre Kimmie en el colegio."
Ese mensaje me alertó. Quizás había pasado algo en las dos horas que llevaba mi hija en el colegio, y tras el incidente en Coral Coast con la falda... Me temía lo peor. Guardé la cámara de fotos y me dirigí al colegio para asegurarme de que todo iba bien. No tenía ni idea de qué fotos hacer de todas formas, quizás de camino se me ocurría algo.
Cerré la puerta de mi casa y me dirigí al colegio. Los niños estaban correteando, supuse que era la hora del recreo.
No tardé en distinguir a Kimmie gracias a su llamativa camiseta azul marino. Se encontraba en medio del campo pasándole la pelota a un niño que supuse que era su compañero, puesto que los otros niños llevaban peto amarillo fosforito.
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Simple Life [Camren]
FanfictionLa búsqueda vida simple tiene una fórmula: · Una buena casa. · Un buen marido. · Tener un hijo · Tener trabajo genial. Pero hasta lo simple se tuerce.