XIII

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"Lauren... no dejo de pensar en el beso desde la noche del sábado. Me encantó pero no está bien. Eres la madre de mi alumno, no es lo correcto."

Buenos días a ti también, Camila.

Aquello me sentó como un jarro de agua fría en pleno invierno. ¿Que tenía razón? La tenía. Pero... Joder. Era mucho más complejo de lo que podría parecer y a mi me había encantado... Tanto como para no dejar de pensar en otra cosa que no fuese repetir una y otra vez aquel beso.

"¿Y qué hacemos? ¿Esperar a que no le des clase a Mike?"

"En dos años pasan muchas cosas, Lauren..."

"Sí. Tu puedes encontrar a otra que te guste más."

"O tú. Tengo que prepararme para ir a trabajar, Lauren. Luego hablamos."

Luego en el idioma de Camila significaría una semana más tarde, porque no respondió a ninguno de los cinco mensajes que le envié ese mismo día intentando quedar con ella para hablar de lo que había ocurrido. Es cierto que me precipité besándola, pero sabía que ella lo había disfrutado tanto como yo. No entiendo por qué de repente cambió de opinión.

Estaba en el sofá con una manta esperando a que fuese la hora de recoger a mi hijo para levantarme. Era lo único que hice aquella semana... Ni siquiera me pasé por la oficina. Gracias a todo el dinero que había conseguido con la exposición del sábado no tenía que preocuparme demasiado en el trabajo. Me encantaba hacer fotos, pero no me sentía nada inspirada para hacerlo.

Dejé un millón de dólares en la cuenta de la oficina para que ellos tuviesen presupuesto para futuros proyectos. Medio millón para la universidad de Mike y el millón restante para gastos del hogar... Aun así me daba igual. No entendía por qué Corbin siempre estuvo obsesionado con el dinero.

Mi teléfono móvil sonó, era mi madre.

— Dime.

— ¿Cómo que dime? Es el cumpleaños de tu hijo y no me has dicho nada. ¿Vamos a comer juntos, no? Yo ya he hecho una tarta de nutella, que sé que sigues sin comer chocolate.

— Eres la mejor... Claro, iremos después de clase.

— ¿Estás bien, Lauren? No pareces muy emocionada, y eso que he hecho tu tarta favorita.

— No te preocupes, mamá. He tenido una semana un poco agotadora pero estoy bien. Nos vemos a las 2:30. Te quiero.

— ¿Me dices "te quiero" de repente y tengo que pensar que estás bien?

— Hasta después, mamá.

Colgué el teléfono. No quería hablar más con mi madre... Ni con nadie. Tampoco quería ir a buscar a mi hijo porque eso significaría ver a Camila de lejos.

Cuando fué la hora, cogí las llaves y bajé a buscar a mi hijo sin ni siquiera ponerme los zapatos. Fui en zapatillas de casa.

Mi hijo se acercó a mí con una corona puesta y un peluche azul en sus manos

— ¡Mira mami! ¡Soy el Rey! — exclamó estirando los brazos.

Le abracé y besé su mejilla.

— Un rey muy mayor. ¿Y ese peluche? ¿Te lo ha dado un amigo de clase?

— Sí, mi amiga Camila. Aunque en el cole es profesora Camila... Ella me lo dio. Dice que es azul y divertido como yo. Me gusta Stitch, quiero ser como él de mayor.

Apreté ligeramente mi puño y miré a Camila. Llevé a Mike a casa de mis padres y volví al colegio. Tenía que hablar con Camila, y no me haría ni caso si no iba directamente a hablar con ella. Mis padres se molestaron un poco cuando dije que tenía que irme, pero prefería eso a estar extraña en el cumpleaños de mi hijo pensando en ella todo el tiempo. Al menos llegaría a tiempo para la tarta.

Simple Life [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora