Capítulo 16, 2 temporada

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-Buenos días. - digo al entrar al salón y veo que ya son las doce del medio día.

-Buenos días cielo. me saluda mi madre mientras sigue cocinando.

-¿Y papa? - cojo un melocotón de la nevera y lo lavo.

-Tiene juicio, viene mas tarde. ¿Qué vas a hacer hoy? - Me tenso un poco ante su pregunta y pienso algo rápido

-Estudiar. Tengo exámenes. - digo intuitivamente y espero a que suene creíble. - Y a las 7 iré al centro, tengo que comprar un par de cosas - continúo.

-Vale.

Le doy un beso en la mejilla y voy al salón a ver la tele. Comemos un pollo asado con verdura y estamos un rato hablando en el salón. La verdad es que, después de lo que pasó, mis padres ya no son los mismos, en parte lo entiendo pero ya no son los de antes, están mas distantes, pero a la vez mas unidos a mi. Desde el día que llegué me siento como... como... como una especie de desconocida para ellos. Como si ya no confiaran en en mi, aunque en lo que realidad no confían es en la gente.

Mi padre sigue intentando capturar a mi secuestrador, aunque yo me he encargado de que eso no vaya a ocurrir.

-¿Donde vas? - mi padre se apoya en el marco de la puerta mientras que me peino las ondas rubias.

-A comprar al centro, necesito unos pantalones y algunas libretas. Creo que tardaré poco.

-¿Crees?

-Puede que luego vaya a tomarme algo con María.

-Avísame pase lo que pase.

-¿Puedes dejar de tratarme como una niña pequeña? Estoy bien, no hace falta que vivas detrás mia como una puta sombra. - me enfado y me doy la vuelta.

-Siento que hay algo que no me estas contando. - me amenaza.

-Si hubiera algo, ni sospecharías que lo hay. - cojo únicamente las llaves y salgo por detrás de el bajando rápido las escaleras. No me cojo el teléfono y me paro a pensar unos segundos antes de salir con las llaves en la mano. Observo el elefante de madera que compré en la playa cuando era pequeña y los labios rojos de metal como llaveros. Después desvío la mirada hacia mi padre, que está en las escaleras mirándome. Quito los llaveros, conociéndolo seguro que me tiene puestos localizadores donde sea, y si no es así, es mejor prevenir que curar.

Le enseño solo las dos llaves que cuelgan de la anilla sonriendo y salgo por la perta, después avanzo rápidamente hasta que pierdo mi casa de vista, hasta que llego al lugar donde, dentro de una hora llegará Jesús.

Y si, con el cabreo deberé esperar una hora aquí.

-¿Que haces aquí? - me sobresalta por la espalda una voz masculina. - Eh, nena, soy yo. -me acaricia el brazo y sonrío.

-Me... he peleado con mi padre. Y he salido lo mas rápido que he podido. ¿Y el coche?

-Lo he dejado dos manzanas mas abajo, para que no llamara mucho la atención. ¿Que ha pasado?

-Sospecha que escondo algo, dice que hay algo que no le he contado. ¿Tienes idea de que puede ser? - digo sarcástica moviendo las manos y mirando al cielo enfadada.

Me coge las manos sonriendo y me atrae hacia él y junta sus labios con los mios en un largo beso.

-¿No estas asustado?

-En absoluto. Confío en ti. - susurra para luego volver a besarme.

Cuando acabe la novela de la mansión seguiré con esta.

El secuestro. (Gemeliers Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora