Capítulo 7 | 2 temporada

1.9K 108 0
                                    

Veinte minutos después aquí estoy, sentada en la blanca mesa de su cocina, con un plato medio acabado enfrente y le meto el último trozo de pechuga en la boca cuando la abre después de ofrecerle y sonrío.

La observo ladeando ligeramente la cabeza.

-¿Que pasa? - arruga la servilleta en sus manos y sonríe también.

-¿No te resulta raro?

-¿Que?

-Que después de tanto tiempo vuelva a verte, puede que esto no sea tanto para ti, pero yo pasado mañana estaré en un puto avión alejándome kilómetros y kilómetros de aquí - mierda. Las últimas palabras salen de mi boca antes de que pueda pararlas y por cada una que sale, en sus ojos se acumulan más lágrimas. Joder. Como no, Jesus Oviedo siempre cagándola.

-No quería decir...

- No, si no... no pasa nada - intenta sonreír y sorbe los mocos antes de levantarse a coger una servilleta y sonárselos. Da pequeños toques con sus dedos debajo de los ojos y se me parte el alma.

-Adriana no... - levanta una mano y me interrumpe.

-De verdad, lo entiendo, no pasa nada - esta vez su sonrisa parece ser mas sincera y me dejo caer en el respaldo de la silla.

-Ven - me levanto y cubro sus hombros con mis brazos, sus manos rodean mi torso y hunde la cabeza en mi pecho.

Para cuando deja el plato en el fregadero y me peleo con ella por que lo lave mañana, la sigo escaleras arriba y entramos en su habitación.

La bata desciende por sus hombros y la deja en el respaldo de la silla, me extiende un pantalón de chandal de hombre y le sonrío.

Tira algunas almohadas al suelo y se mete entre las mantas, da unas palmaditas a su lado y me tumbo.

-¿Vas a estar aquí cuando despierte, verdad? - un hilo de esperanza se refleja en su voz.

-Si - afirmo, e intentare cumplirlo. Noto como se va quedando dormida en mi pecho y yo le acaricio el pelo con los ojos cerrados. Pone una mano en mi pecho y me encojo por lo fría que la tiene. Se la cojo con cuidado y la cubro con la mía para darle calor. Juego con sus dedos unos minutos y meto ambas manos debajo del edredón.

El secuestro. (Gemeliers Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora