Capítulo 16.

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Intento abrir la puerta por tercera vez pero nada, cada puto minuto que paso en esta mugrosa habitación se me hace eterno y desearía de cualquier manera estar en otro sitio.

Las oscuras paredes me deprimen mas aun si es posible, y el grifo del baño sigue goteando, lo que me da ganas de arrancarme cada uno de los pelos que tengo en la cabeza y gritar, sobretodo gritar.

Mi pie choca con la puerta del baño y el ruido resuena por la habitación que no debe de tener mas de cinco metros cuadrados y me agobia, me estresa, nunca me había sentido asi en los dieciocho años de mi vida.

Intento mantener la calma hasta que escucho los reconocibles chirridos de la puerta principal abrirse.

-Ven aquí- abre la puerta y tira de mi brazo hasta la habitación principal, supongo.

Abre un ordenador en el suelo y sigue tirando de mi para que me siente.

Tiende un papel frente a mi con una serie de números de tarjetas.

-Pon los códigos de cada tarjeta - me lanza un boli negro y me quedo quieta unos minutos -¿no me has escuchado?

-Yo no... no me acuerdo - el pánico se apodera de mi y las lágrimas amenazan con salir.

-¡Pon los putos códigos! - me grita y las lágrimas caen por mis mejillas como cuando le quitas algo a un niño pequeño y rompe a llorar.

Reviso de nuevo cada numero de tarjeta por tercera vez y escribo los códigos según se me vienen a la memoria, pero el ultimo no hay manera de recordarlo.

Me quita el papel antes de que pueda escribir nada mas y copia todos los datos en el ordenador.

Me mira y mis ojos rojos se clavan en el suelo, mis manos reposan sobre mis piernas dobladas y tengo los labios entre abiertos.

Se pone a mi lado y me estrecha entre sus brazos.

-Lo siento... mucho pequeña.

Rompo a llorar en su hombro unos minutos mas hasta que me calmo y le devuelvo el abrazo.

Mis ganas de gritar o de romper algo se han esfumado y me quedo mas relajada.

Estoy en una situación... bipolar, hace veinte minutos estaba dándole patadas a una puerta y ahora llorando porque no me acuerdo de los putos números de las tarjetas.

Tres,uno,siete,cero, los cuatro números de la ultima tarjeta me vienen a la mente y cojo rápidamente el papel para apuntarlos antes de que se me olvide todo.

-Si... falla algún código dimelo, puede que me haya equivocado. - me aparto de el y me seco las lágrimas. Intenta besarme pero me aparto - no te acerques a mi.

Sus ojos me miran perplejos y me vuelvo a quitar las lágrimas. ¿Raro verdad? Hace casi menos de veinticuatro horas le estaba pidiendo que me follara en una puta mesa y ahora que no se acerque a mi.

Lo que siento hacia el es una rara mezcla de amor y odio, odio y amor. El circulo vicioso del cual no quiero salir, no si esta él.

-Escúchame - me coge del brazo cuando me levanto pero no me detengo, entro a mi... habitación y pego mi espalda en la pared y me dejo caer hasta el suelo.

Miro a un punto fijo de la pared un rato y ni un solo ruido se escucha en esta casa, lo único que puedo notar es su respiración en la otra habitación y sus dedos dar pequeños golpes en algo de madera que resuena por todos lados.

El secuestro. (Gemeliers Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora