Capítulo 7.

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-Vete - me mira - porfavor.

Suspiro y dejo el algodón y el bote en la mesa, me vuelvo a mi minúscula y horrible habitación y cierro la puerta.

Seguidamente escucho como hecha la llave y me tiro de nuevo en el suelo.

Cierro los ojos y me vienen a la mente sus fríos ojos color café, y de la manera que cambian cuando no esta nervioso.

Sus bonitos labios, con esa dolorosa herida en el labio inferior.

La corriente entra por debajo de la puerta y todo esta oscuro, apago la luz amarilla de la habitación e intento dormir.

Pienso en mi padre, como debe de estar . Ahora entiendo porque no me dejaba ir a fiestas, ni organizar ninguna de puertas abiertas, llegar a casa mas temprano que mis amigas... ahora lo entiendo, el peligro al que se referia.

Mi madre, la persona mas sensible del mundo, me la imagino con sus preciosos ojos grises llenos de lágrimas, echándole la culpa a mi padre y luego pidiéndole perdón, porque así es ella.

Mi hermana pequeña, con tan solo 9 años no sabrá lo que pasa y mis vecinos, los vecinos mas cotillas del mundo, estarán poniendo la oreja para ver que pueden averiguar sobre mi.

Mis amigas, que me advirtieron lo que me decía mi padre, recordándomelo siempre.

Ahora lo entiendo todo.

Pero hay una cosa que no entiendo, ¿porque no me mata? ¿Porque no quiere? No lo entiendo.

Me tiro sobre las mugrientas mantas del suelo y cierro los ojos.

Levanto las manos y me las coloco debajo de la cabeza a modo de almohada y mi pecho sube y baja con mi respiración contra el suelo, algo bastante molesto.

'Jesus Oviedo' repito algunas veces en mi cabeza.

Recuerdo sus labios, entre abiertos, moviéndose al compas de su respiración y sus ojos clavados en los míos.

El secuestro. (Gemeliers Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora