Capítulo 13: "Una puerta cerrada al frente del espejo"

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Muchas veces los sentimientos no sólo se reflejan en una persona a simple vista, a veces hace falta más de un estimulo especifico que lo anime a sacarlo del estanque en el que se encuentra atascado. No muchas veces las personas reflejan lo que de verdad sienten y no signifique que no intenten sacarlo, pero de alguna manera siempre intentaran demostrarlo.

Es como si hubiera una puerta cerrada al frente de un espejo, mientras esta permanezca cerrada, nunca podrá reflejar lo que hay detrás de ellas, siempre y cuando claro, alguien esté dispuesto a abrirla y reflejar lo que allá fuera de ella y no es algo nuevo que esto me lo haya enseñado Paul.

Un día llegaba de la universidad junto con mi amiga de la fotografía Mónica, sin darme cuenta, poco a poco ella y yo nos íbamos haciendo cercanas, una compañía femenina quien me entendiera en mis días y con quien divertirme a la hora de azar en comentarios tan extraños que sólo nosotras mismas podríamos comprender. Ella solía acompañarme a casa debido a la cercanía que esta tenía de la suya, ya que la distancia era hasta menor de dos cuadras más atrás. Ella continuó por su camino y decidí entra por el jardín ese día. Mi sorpresa fue, un músico presumido y bien vestido al frente mío.

-¿No deberías estar en el casino probando tu suerte?-

Paul bajo de la mirada sonrió, era obvio que algo pretendía, solía actuar sospechoso cuando algo le dolía o tramaba pero nunca comprendí cual de las dos exactamente el más manifestaba, ya que jamás aprendí a adivinar a su corazón.

-Fui a probar mi suerte en otro lugar.-

Mi cara con esa respuesta ya era más que una poesía tan atrevido era en verdad.

-Antes de que lo mal interpretes déjame explicarte.- Tenía tres días sin verlo, después de nuestra última hazaña con aquel beso soñado, era tan cruel para dejarme en ascuas por tres largos días luego de aquel tan delicioso acontecimiento. Literalmente se tomó en serio su papel de la musa de tres días, ya que no paré de pensar en él en el transcurso de estos.

-Comienza a hablar.- Le dije algo desafiante.

Paul suspiró profundamente y con su encantadora sonrisa de victoria comenzó a alardear.

-Primero que nada, sabes que soy un campeón y que cada cosa que me propongo, la logró…-

Yo no hacía más que afirmarle con mi cabeza en plan de de “Aja, aja… aja” Sin embargo después de tanto parloteo innecesario, él mismo se enserió.

-Quiero demostrarte que si yo pude, tú también lo harás.- Aquella frase, me apasionó. 

-¿A qué te refieres con eso muñequito?-

-Fui a casa de mi madre.- Me impresioné de inmediato, la última vez lo que vi y le pregunté por ella, aquel muchacho no quería ni mirarme a los ojos. De repente hoy llega con su actitud ganadora diciendo que vuelve de estar con ella. Una vez más una caja de sorpresas como Paul me ha dejado boquiabierta.

-¿Y qué hiciste ah?-

-Algo que no creí capaz en mí.- Respondió no más con aquel misterio.

Me dijo que una vez que llegó a la casa de su madre sin siquiera pensarlo, tan impulsivo como siempre, su instinto guerrero asumiendo grandes retos. Me comentó que no tuvo ni la más mínima dignidad de mostrar su rostro y que si no fuese por el coraje que sintió en aquel momento, no lo hubiese hecho.

Sé que desde que llegué a esta ciudad Paul ha estado constantemente luchando en convencerme de que cualquier propósito planteado siempre será posible siempre y cuando se sienta la adrenalina y el valor suficiente para cumplirlo, sin importar que tan lejos se deba llevar o que peligroso camino se tenga que atravesar. Impresionada no evite reclamar.

Paul y Helena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora