Capitulo 9

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Rin

Cuando el caballo se acerco a la cueva, Rin salto y corrió directamente hacia la anciana Yoko, por suerte aun seguía viva, pero eso aun no le daba suficiente tranquilidad.

Sintió como alguien tocaba su hombro, giro a ver quien era y se encontró con los ojos del emperador, Rin bajo la mirada, apenada, además, la anciana Yoko le había dicho que no levantara la cabeza.

-Lleven a la mujer en un caballo -ordeno el emperador.

-Pero, mi señor, solo hay dos caballos -respondió un hombre.

-¡Hagan lo que les digo! -exigió esta vez.

El hombre hizo una reverencia y junto con otros tres subieron con mucho cuidado a la anciana en el caballo, en el que Rin había venido.

Ella creía que se tendría que ir corriendo para seguirlos, cuando sintió unas manos que la tomaban por la cintura, Rin salto del susto.

-Tu vendrás conmigo -dijo el emperador en su oído.

Rin se sonrojo levemente y asintió, el emperador le ayudo a subir a su caballo y él se subió detrás de ella, la estaba abrazando por la espalda y sentía su leve respiración en su cuello.

Rin trataba de no mover ningún musculo para no acercarse tanto al pecho del emperador, pero fue inútil, su cuerpo se resistió y se quedo levemente recargado sobre su pecho.

El emperador miraba de reojo a la joven que llevaba consigo, tenia que admitir que era una doncella con una belleza natural; aunque estaba con unos cuantos rastros de polvo esto no hacia otra cosa más que hacerla ver como una joven fuerte.

Cuando hubieron llegado al palacio el emperador ordeno traer a alguien para que atendiera a la anciana, el mismo había visto la herida y no lucia muy bien.

Rin por su parte se llevaba las manos a su cabello y caminaba de un lado para el otro fuera de la habitación donde atendían a la anciana.

Giro exaltada cuando la puerta se deslizo y el emperador salio con la mirada baja.

-¿Cómo se encuentra ella? -se atrevió a preguntar Rin.

El emperador solo la miro y dio un suspiro prolongado para luego negar con la cabeza.

Rin agacho la cabeza y frunció los labios mientras sentía las lágrimas bajar a toda velocidad por sus mejillas, no podía llorar tan abiertamente porque estaba frente al emperador.

-Ven conmigo -dijo él y la tomo del brazo para alejarse de ahí.

Ella iba perdida en sus pensamientos, de pronto se sintió mareada y las piernas le temblaron, la vista se le nublo y todo se volvió negro.

...

Rin abrió poco a poco los ojos, estaba recostada en un futón muy cómodo y tenia un pañuelo mojado en la cabeza.

Se levanto un poco, pero inmediatamente una voz la hizo exaltarse.

-Me alegra que hayas despertado -dijo el emperador que estaba sentado a su lado.

Rin se alejo e hizo una reverencia hasta el suelo.

-Perdóneme -hablo ella- causo muchos problemas.

Escucho una leve risa, levanto la cabeza y noto que el emperador reía discretamente.

-No, claro que no -dijo- dejare que te vistas, espero y puedas acompañarme al jardín.

Rin no tuvo tiempo de asimilar las palabras cuando el emperador salio y dos mujeres de mediana edad entraron.

Las mujeres la bañaron y le pusieron un kimono azul cielo con sakuras, ella no entendía cual era el motivo del emperador para atenderla de ese modo.

Le cepillaron el pelo y dejaron un mechón amarrado con una cinta en color blanco, cosa característica en ella.

Cuando estuvo lista la llevaron por un pasillo hasta estar frente al gran jardín que dejo a Rin incapaz de producir palabra, había tantos arboles sakura que la hicieron maravillarse.

-¿Te gusta? -hablo alguien detrás de ella.

No giró, porque sabia que era el emperador, sintió su respiración en su cuello y la piel inicio a erizarse.

-Sí, es muy bello -contesto ella tímidamente.

El emperador se poso frente a ella, la tomo del mentón para que lo viera a los ojos y le acaricio levemente la mejilla.

Ni él mismo comprendía que era lo que sucedía, pero esa joven tenia algo especial, que ninguna de las otras aspirantes a ser su esposa tenían.

Era una chispa que podía alegrarle el día a cualquiera y eso era lo que estaba causando ella en él.

-¿Qué es lo que hacías con la anciana Yoko? -pregunto él.

Ella agacho la cabeza y le contó todo, evitando las partes en la que ella estaba buscando al Señor Sesshomaru y que se había ido de la aldea.

No quería revelarle muchos detalles al emperador sobre su vida, no lo haría hasta que hubiera cierta confianza. Y Rin no creía que eso llegara a suceder.

Ella solo cambio un poco la historia diciendo que era solo alguien que le gustaba viajar por distintas aldeas.

Al emperador le pareció algo sospechoso que una joven casadera anduviera sola sin más personas a su lado y por un momento creyó que estaba huyendo de algo.

Cosa que ella negó inmediatamente; el emperador cautivado por la belleza de la joven Rin le ofreció no volver a trabajar en las cocinas, como lo había hecho anteriormente, sino que viviera en el castillo con él.

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¡Hola! Las dejo en suspenso por un tiempo, jajaja, no me maten, dejenme en los comentarios qué tal les parece el emperador.

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora