Capitulo 12

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Maratón 2/3

Irasue

Ese día mando a varios de sus sirvientes buscar la Piedra donde la mujer le había comentado, algunos ante la desesperación de no hallarla no regresaron por temor a lo que la Señora Irasue podría hacerles.

Pero ni siquiera su intento fallido de querer escapar dio frutos, no tenían ya a donde regresar y los demonios encontrados en la región los devoraron.

Irasue enojada, no tuvo ningún otro remedio mas que llamar a la única persona a la que le tenia confianza.

Y esa persona es...

Su hijo.

Sesshomaru

Esa mañana estaba descansando debajo de un gran roble donde las raíces le llegaban hasta el hombro; ese lugar le recordaba mucho a aquella joven que tocaba la flauta, su nombre era Sara.

Estaba recordándola cuando pensó que incluso Rin superaba la belleza de aquella mujer que se había enamorado de él.

Otra vez el recuerdo de Rin, ella estaba en un lugar seguro, ya no debía de seguir preocupado por ella, pero aun así nunca se la podría sacar del pensamiento.

Un movimiento en los árboles lo distrajo y cuando levanto la vista vio a una joven que estaba arrodillada ante él, no le preguntó nada y espero a que ella hablará primero.

Aún con la cabeza agachada la joven dijo con voz firme y apagada lo siguiente:

-Señor Sesshomaru -musitó.

Él no respondió y siguió esperando.

-Vengo de parte de... -Sesshomaru no la dejo terminar y le contesto de una manera tajante.

-Ve y dile a mi madre que no me incumben sus asuntos en lo más mínimo.

Así pues se levanto y se alejo de ella, pero con la voz en un tono mas elevado ella le grito:

-¡Le han robado la Piedra Meido! -esto hizo que Sesshomaru parara en seco.

¿Acaso había escuchado bien? ¿Alguien se había atrevido a robarle la Piedra Meido a su progenitora?.

Sesshomaru giro a ver a la joven con un resplandor sombrío en su mirada y con voz neutra le dijo.

-Vete de aquí, no es mi problema.

Y se alejo hasta llegar a su actual hogar, pero al entrar logro ver a Jaken inclinado hasta el piso frente a él.

-Te has tardado -dijo Sesshomaru pasando a su lado.

-Perdoneme Amo Bonito, pero no pude entregarle el presente a Rin -él giro a ver al demonio verde y este solo inclino mas su cabeza.

Jaken estiro las manos y mostró el kimono elegido por él para aquella joven tan especial, fruncio el ceño y se pregunto si Rin habia rechazado su obsequio.

Pero antes de que otro pensamiento lo llenara de mas duda, Jaken hablo tomándolo de una manera sorpresiva.

-Se ha ido -dijo- la anciana Kaede dice que se fue de la aldea para buscarlo, Amo Bonito.

Tomo el kimono entre sus manos y se alejo mientras caminaba a su habitación, cerro la puerta deslizandola rápidamente y llevo el kimono hacia su rostro, preguntándose en que momento había tomado la decisión de dejarla.

Rin

Al parecer sus oídos la estaban traicionando, esa noche antes de ser llevada al refugio pudo escuchar claramente la voz de Inuyasha.

Pero... eso no podía ser posible, ¿verdad?, o es que acaso la anciana Kaede se hubiera dado cuenta de que nunca encontró al amo Sesshomaru y decidió ir a buscarla.

No estaba segura de nada, así que junto con Yukari y su guardia personal partieron de manera inmediata

Rin no estaba acostumbrada a los lujos que el emperador iniciaba a darle como muestra de su afecto hacia ella. No veía el momento de huir y seguir tras su sueño, pero eso por ahora no seria posible, tenia que ser fuerte y afrontar todo lo que viniera en un futuro y si escapar significaba romper su corazón, pues lo haría, costara lo que costara.

...

Al día siguiente Rin regreso como de costumbre al castillo y pregunto por el emperador, según le contaron estaba despidiéndose de unos invitados que le habían ayudado a eliminar a los demonios.

Al escuchar la descripción de las tres personas corrió de forma inmediata a la puerta principal, pues sabia que eran ellos.

Sin embargo, fue demasiado tarde, ya se habían ido; logro ver la cabellera blanca de Inuyasha y a la anciana Kaede montada en su caballo. No pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas al verlos alejarse sin ella.

El día transcurrió de manera monótona y se notaba la tristeza de Rin con tan solo verla a los ojos, el ambiente estaba tenso y nadie hacia el intento por preguntarle que era lo que pasaba, ya que ni a Yukari le había contestado.

Pidió de la manera mas atenta estar sola en su habitación y fue obedecida tal y como lo había dicho, cuando le trajeron la comida no probó bocado y se sentó frente a la ventana que daba al jardín de sakuras.

Se sentía tan triste e impotente que lloro tras unos minutos de silencio; cuando ya estaba un poco mas calmada salio de su habitación y camino por los pasillos hasta toparse con la habitación del emperador que se encontraba abierta de par en par.

La curiosidad la embargo y adentrándose a ella no pudo poner otra cara mas que de confusión y ansiedad.

¿Estaba imaginando cosas?
¿O ese era en realidad la gema del inframundo?

♣♣♣♣♣♣

El próximo capítulo y el último lo he de subir más pronto, dentro de unos veinte minutos, adios.

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora