Capitulo 8

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Rin

Rin se sentía en pánico; la señora Yoko no podía dar ni un solo paso y Rin creía que los bandidos podían regresar en cualquier momento. Las escoltas no habían regresado y no quería dejar sola a la anciana para ir a buscar ayuda, aunque ella se lo rogara.

-No la voy a dejar aquí -respondía Rin.

La anciana solo la veía con tristeza y dolor, le agradecía que se estuviera preocupando por ella, pero estaban en una desventaja muy grande, así que con mucha dificultad Rin dejo a la anciana escondida en una cueva y siguiendo sus instrucciones corrió hacia el palacio del emperador.

...

Rin ya estaba agotada.

Miro a su alrededor y solo noto arboles, quería llorar, ¿donde estaba el castillo del emperador?; se cubrió la cara con ambas manos dejando que unas cuantas lagrimas resbalaran por sus mejillas.

Pero se detuvo, algo o alguien se estaba acercando y muy rápido.

Giro a todos lados y se escondió detrás de un grande árbol; escuchaba atentamente esperando entre las sombras. Se tranquilizo solo por un instante al comprobar que eran voces humanas, y asomándose por un costado noto a dos aldeanos que estaban montados en un burro y hablaban con sigilo.

-¿Has escuchado sobre el emperador? -dijo uno.

-Sí, al parecer es un hombre de mucho poder -susurro el otro.

-Bah, solo son palabrerías

-Yo no estaría diciendo eso, puesto que ahora mismo esta en una aldea cercana, ademas, todos especulan que incluso ha luchado contra demonios -Rin se sorprendió al escucharlo y decidió seguirlos.

Caminaba por los senderos detrás de ellos, escondiéndose entre los arbustos y los arboles, para su buena fortuna, ninguno se dio cuenta de su presencia y rápidamente llegaron a la aldea que los hombres habían dicho.

Rin no dudo ni un segundo y corrió al palacio en lo alto de la montaña, donde ella supuso, el emperador estaba hospedado.

En la aldea con Inuyasha

Kagome estaba con Sango y la anciana Kaede cuidando de los pequeños de la aldea, cuando una cosa verde con un báculo se acerco hacia ellas.

-Anciana Kaede -dijo Jaken, el fiel sirviente del demonio más fuerte, el Gran Sesshomaru.

La nombrada miro seria al pequeño demonio frente a ella quien iniciaba a inquietar a los niños, quienes lo miraban con temor.

-¿Qué es lo que quieres? -pregunto la anciana.

-Mi amo me manda a traerle un presente a Rin -hablo él.

Kagome se levanto y camino decididamente hacia el demonio con la cara roja del enojo.

-No tienes nada que hacer aquí, ¿Por que Sesshomaru no viene? -grito ella.

Todas los presentes comprendían los motivos de la pelinegra, pero había algo que no le gustaba para nada a la anciana: si Jaken estaba ahí, eso significaba que Rin nunca los había encontrado.

El demonio verde la miro sin mucho entusiasmo y dijo:

-Tu no eres nadie para cuestionar a mi amo -Kagome levanto la mano, le dio un fuerte golpe en la cabeza y respiro fuertemente.

-Kagome, -escucho detrás de ella- déjame hablar con él.

Jaken se levanto y se sacudió su vestimenta, Kaede camino hacia la arboleda con Jaken junto a ella.

Ambos tenían muchas preguntas que hacer y todas iban formuladas a una linda joven de cabello castaño.

Rin

Corrí a la mayor velocidad que mis pies me daban y cuando estuve frente a la gran hacienda un par de guardas me imposibilitaron el paso.

Estaba muy alterada, demasiado para ser sincera; gritaba diciendo que la anciana Yoko estaba a punto de morir, pero los guardias imploraban mi silencio y yo no les prestaba atención, tenían que ayudarla.

¡Iba a morir!

Un joven con dos escoltas se acerco apresuradamente.

-¿Qué es lo que ocurre aquí? -dijo casi gritando.

Rin de la desesperación se dejo caer al suelo mientras ocultaba su rostros detrás de sus manos.

El joven que apenas reparo en los guardias se agacho frente a la bella joven, de alguna manera le daba mucha curiosidad.

-Señor emperador -Rin al escucharlo, levanto la mirada y se encontró con los ojos azules del joven que había llegado.

-Señor emperador -repitió el guardia, el joven giro a verlo sin mucho entusiasmo.

Rin no lo podía creer, ¿Él era el emperador?, eso no era posible.

Los guardias le explicaron al joven emperador lo que decía Rin, él no les presto mucha atención, su mirada seguía fija en aquella jovencita.

-Bien, -hablo él- ahora quiero saber la historia en tú versión.

Rin no dudo ni un segundo, le contó cada una de las cosas que habían sucedido, cuando terminó, el emperador asintió procesando toda la información que la joven le había dicho.

Le extendió la mano, a la que Rin tomo no muy segura, el emperador mando traer dos caballos y un séquito de hombres, dispuestos a ayudarnos en caso de que nos asaltaran en el camino.

Rin monto un caballo de color café, mientras el emperador se montaba a uno color negro; tomo las riendas y el caballo partió directo a donde ella había dejado a la anciana Yoko.

El emperador la seguía de cerca, al igual que los demás hombres que los protegerían.

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¡Hola!, aquí les dejo otro capitulo, espero que les este gustando.
Voten y dejen sus comentarios. ¡GRACIAS!

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora