Capitulo 4

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¡Hola chicas! Antes de que comienzen la lectura, quiero agradecerles por todos sus comentarios, me siento muy bien sabiendo que les esta gustando la historia. Ahora sí, ya pueden proseguir, no se olviden de votar.

Rin


La espalda era lo que mas le dolía, cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue el techo de la choza en la aldea, pero no recordaba haber llegado ahí.

Cuando intento levantarse, se mareo y volvió a recostarse. Pero recordó que el señor Sesshomaru la había salvado y se levanto, llena de entusiasmo, reconoció a la anciana Kaede junto a Inuyasha.

Ambos platicaban preocupados sobre algo de lo que ella desconocía, y la verdad no le importaba; Rin solo quería ver al Señor Sesshomaru.

-¡Rin! -dijo la anciana y le dio un abrazo, Inuyasha se quedo a una distancia prudente.

-¿Y el Señor Sesshomaru? -pregunte, me miraron confundidos- ¿Donde esta el señor Sesshomaru?, él fue el que me salvo.

Inuyasha miro a la anciana Kaede y luego se puso de rodillas frente a mi.

-Sesshomaru no te salvo, fui yo -rodó los ojos- siempre se quiere llevar toda la gloria, maldito Sesshomaru...

-No, -protesto Rin- el Señor Sesshomaru fue quien me salvo.

Inuyasha negó

-¿Qué no entiendes, niña? -Inuyasha rodó los ojos- Sesshomaru... siempre llevándose todo el crédito.

Rin negó una y otra vez, no podía creérselo; corrió fuera de la choza, pero no se detuvo cuando escucho a Inuyasha gritar su nombre, ni siquiera la anciana Kaede; se escabullo y no dejo que Inuyasha la encontrara, ni siquiera Kagome llego a dar con su paradero.

Rin estaba desconsoladamente triste, ella había jurado y perjurado que el señor Sesshomaru la había salvado; tropezó y cayo, llorando por su ilusión, no se levanto y dejo que las lagrimas le corrieran por las mejillas.

Rin se dio cuenta, en ese momento que tal vez, solo tal vez, el Señor Sesshomaru ya nunca regresaría por ella.

La había dejado.

Sesshomaru

Sesshomaru había decidido no volver a la aldea; le había dolido dejar a Rin ahí, pero era la única forma de mantenerla a salvo.

Y los años se le habían hecho eternos y ni se digan las millones de preguntas que Jaken le hacia cada día. Uno de estos días lo pulverizaría con Bakusaiga.

Él y Jaken se habían pasado divagando de un lado a otro, ya no tenían ninguna meta o alguien a quien asesinar. Solo destruían a quien se interponía en su camino.

Pero eso para Sesshomaru solo era una forma de no pensar en la pequeña Rin, pero por mas que lo intentara no lo lograba.

Sesshomaru dejo a Jaken, solo por algunos días en lo que buscaba algo que sinceramente ni el mismo comprendía; lo que él creía era que en cuanto lo viera, sabría lo que eso representaría.

Y lo encontró mas pronto de lo que esperaba.

Rin

Cuando desperté me encontraba de nuevo en la aldea, con una ropa nueva y un vendaje en la cabeza.

Se levanto y salio, la anciana Kaede la estaba esperando, tan tranquila como siempre; en cuanto la vio dio un suspiro prolongado y le dijo solemnemente.

-Es bueno que hayas despertado -dijo la anciana- ven, Rin, tenemos mucho de que hablar.

Rin no comprendió a que se refería, pero aun así se sentó frente a ella y escucho atentamente cada palabra que salia de la boca de la anciana.

-Rin, sé sincera conmigo, ¿entendido? -Rin asintió- ¿eres feliz viviendo aquí?

Rin entrecerró los ojos y apretó los labios, sintió un nudo en la garganta y agachándose lloro.

-Soy muy feliz viviendo aquí... -dijo Rin, pero la anciana la interrumpió.

-Pero te falta algo -concluyó.

Rin la miro estupefacta y volvió a llorar asintiendo.

-Puedes ir -dijo la anciana Kaede- tienes mi permiso de ir a buscarlo.

Rin dio un salto y la abrazo, estaba tan feliz; la anciana le dio unas cuantas palmaditas en la espalda. Ahora podría ir a buscar al Señor Sesshomaru, estaría con él.

A la mañana siguiente la anciana Kaede le preparo una mochila llena de comida, suficiente para una semana; Rin por su parte enlisto el arco y el carcaj, pulió las flechas y cambio el cordón del arco.

Inuyasha y Kagome fueron a visitar a la anciana esa mañana y se encontraron con la sorpresa que Rin abandonaba la aldea, la despidieron y le dieron unos cuantos consejos; aunque no los escucho con mucha atención.

Rin estaba fantaseando con el nuevo encuentro con el señor Sesshomaru. Cuando llego el momento de partir, se colgó el arco y el carcaj y partió directamente hacia la arboleda.

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora