Capitulo 3

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La anciana Kaede negó una y otra vez ante esa idea, ella no quería que Rin utilizara un arma; por que al hacerlo, estaría eligiendo el irse con Sesshomaru y de alguna manera le entristecía la idea de que Rin se fuera.

Pero ni por todos los intentos de decirle que no, la niña siguió preguntando, pero ella resistía para no ceder.

Rin

Rin ya estaba cansada de que la anciana Kaede no le enseñara, así que un día fue al bosque y encontró trozos grandes de madera tirados por todo el suelo.

Con mucha dificultad inicio a hacer un arco, tomo un cordón y lo ató de extremo a extremo, también hizo una flechas simuladas, claro, ella no forjaba armas y al primer intento el cordón se rompió y la flecha se partió en dos.

Pero no se rindió.

Todos los días Rin intentaba perfeccionar su armamento; incluso un día estaba lloviendo a cantaros y la anciana Kaede no estaba en la choza, Rin tomo eso como una oportunidad.

Tomo una daga con mucho filo y también un carcaj donde pondría todas las flechas que hiciera y con esa mentalidad regreso al bosque; paso horas y horas debajo de la lluvia creando las flechas y perfeccionando el arco.

Lo intento tantas veces que incluso la lluvia ceso; pero lo que Rin no sabia era que la anciana la había observado durante todo ese tiempo y se había maravillado de la determinación de la niña.

Cuando al fin consiguió que las flechas no se destrozaran en el primer momento, grito emocionada por su triunfo.

-Debo de admitir que estaba equivocada -dijo la anciana Kaede al lado de un árbol.

Rin salto exaltada y le apunto a la anciana, pero prontamente bajo la guardia.

-Disculpe mi arrebato, anciana Kaede -se inclino, disculpándose- creí que me iba atacar.

La anciana rió y se acerco.

-Bien Rin, no puedes entrenar -dijo, Rin inclino la cabeza, derrotada- no con esas flechas y ese arco.

Rin levanto la mirada hacia ella con una sonrisa en sus labios.

-Ven, te mostrare algo -dijo, ella la siguio.

Llegaron a la aldea y de regreso a la choza la anciana saco un arco y un carcaj lleno de flechas, con los brazos estirados se lo entrego a Rin.

-Estas flechas no son sagradas, son completamente normales, pero aun así, tienen el poder de matar a cualquier demonio, solo en caso de emergencia -advirtió.

Rin miraba con la boca abierta el arco y también el carcaj, estaba muy emocionada.

-Ahora, te han de pertenecer, las flechas regresaran a tu carcaj después de una media hora o menos -dijo la anciana- el arco también hará lo mismo.

Rin asintió y mirando con mucha aprobación a sus nuevas armas, le dio las gracias a la anciana y regreso al bosque a practicar, hasta que la noche se hizo presente y regreso a dormir, con una sonrisa en sus labios.

Porque al fin aprendería a defenderse e iría con el Señor Sesshomaru.

...

A la mañana siguiente ayudo a la anciana a hacer el almuerzo y después de que hubo comido salio al bosque donde se encontró a la señorita Kagome.

-¡Hola, Rin! -le saludo.

-Hola -dijo alegre.

-¿Que haces por aquí? -pregunto Kagome con una sonrisa.

-He venido a practicar con mi nuevo arco -dijo Rin.

Kagome abrió mucho los ojos.

-¿Un arco? -Rin se lo mostró- Oh, pero que bello, ¿ya has practicado?

Rin negó y Kagome con una gran sonrisa se ofreció a ser su tutora en cuanto al tiro con arco.

Rin por supuesto no se negó. Pero se ha de admitir que no fue para nada fácil aprender, pero lo estaba intentando y eso era lo que contaba.

La anciana había ido a ver como Rin había evolucionado, por así decirlo, en sus clases, las primeras veces se quedaba sin flechas durante los primeros diez minutos y conforme fue pasando el tiempo su puntería mejoro.

Rin estaba tan emocionada de mostrárselo al señor Sesshomaru en cuanto fuera a visitarla, pero los días se le hacían demasiado eternos.

Y ni se digan los meses; mes tras mes, Rin practicaba con Kagome, platica con la anciana Kaede y después esperar al señor Sesshomaru.

Paso un año y nada, asi fueron, hasta que sin pensar se convirtieron en cinco.

Cualquier persona estaría enojada, pero Rin no; había perfeccionado su técnica de tiro con arco e incluso ya había matado a más de un demonio con solo sus flechas, sí era buena, pero incluso el mantenerse ocupada no le impedía preguntarse:

¿Por que el señor Sesshomaru no se había presentado?
¿Estaba en peligro?
¿Le había sucedido algo?

He incluso la pregunta que mas le dolía.

¿Ella ya no le importaba?

Pero ella trataba de no desilusionarse, de seguro el señor Sesshomaru tenia asuntos más importantes por realizar y tal vez por eso no la había ido a visitar.

Rin ya había cumplido quince años, faltaba poco menos de un mes para que cumpliera dieciseis y digamos que ya sabia defenderse, estaba sentada al lado de un gran árbol con las raíces del tamaño de una persona, cuando escucho algo muy sospechoso.

Tomo su arco y rápidamente coloco una flecha en su lugar, poniéndose en guardia fue a revisar el perímetro, al principio no vio mas que rocas, para luego divisar un enorme ogro con la piel de roca y musgo como ropa.

Reconocía a aquel demonio, la anciana Kaede le había hablado sobre la mayoría de ellos, pero en ese preciso instante no podía recordar exactamente su nombre y mucho menos como matarlo.

Entonces reparo en una mujer que gritaba en la manos de ese ogro, quien ahora estaba a punto de comérsela. Sin pensarlo dos veces le lanzo la flecha que inmediatamente reboto, pero consiguió la atención del ogro.

-Es de mala educación comerse a la gente -respondió Rin, enojada.

El ogro rió y le lanzo un manotazo que estuvo a punto de matarla, si no fuera porque se había quitado antes.

Rin corría de un lado hacia otro, evitando los fuertes golpeteos del ogro, quien cada vez se enojaba màs de no poder matarla; soltó a la mujer y Rin le grito.

-¡VETE! -y ella huyo, pidiendo ayuda.

Rin se descuido y cayo, se golpeo fuertemente con un árbol y estuvo a punto de quedarse inconsciente, con un ultimo esfuerzo, grito con todas sus fuerzas.

-¡¡SEÑOR SESSHOMARU!!

Y sucedió lo increíble, el ogro se desvaneció y una figura color blanca se acerco a ella.

Vio su rostro perfilado, sus ojos color ámbar, su luna morada y los delineados en sus mejillas.

-¿Señor Sesshomaru? -dijo.

Y se desmayo.

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora