Capitulo 11

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Maratón 1/3

Inuyasha

El olor de Rin era cada vez más fuerte.
Inuyasha había querido ir a buscar a la niña, pero no había podido, Kagome le había regañado cuando intento salir de la habitación en donde los habían dejado.

Y él no quería volver a azotarse en el piso; no comentó tampoco sobre la escensia de Rin, ni mucho menos sobre la fuerte presencia demoniaca que crecía en el castillo.

La anciana Kaede se veía preocupada y no hacia mas que dar vueltas por toda la habitación.

-¿Podrías dejar de hacer eso? -gruño Inuyasha a la anciana.

-Inuyasha... -dijo Kagome entre dientes- ¡Abajo!

El collar de Inuyasha lo jalo fuertemente golpeándose la cara, levanto la cabeza un poco y con el ceño fruncido le reclamo:

-Kagome... ¿Por qué lo hiciste?

-Debes dejar de ser tan irrespetuoso.

Se levanto de un brinco e hizo un puño con su mano dirigiéndose a ella.

-¿Irrespetuoso? Tú eres la irrespetuosa -grito enfurecido.

Kagome también se levanto y le hizo frente.

-¡No me digas así! Tu eres el que actúa como un animal -exclamo

Ambos iniciaron a pelear cuando la anciana Kaede se paro a su lado y con aire preocupado dijo:

-Silencio ustedes dos, Inuyasha, ¿no presientes eso?

Kagome guardo silencio e Inuyasha hizo que sus sentidos estuvieran mas alertas, lo noto casi de inmediato, una presencia demoniaca que rodeaba todo el lugar.

Se escuchaba claramente  el barullo de la desesperación fuera de la habitación donde ellos se encontraban.

Kagome corrió inmediatamente a tomar su arco y flechas y dirigiéndose a la puerta, la intento abrir pero parecía atascada con algo.

-¡No puedo abrirla! -dijo.

Inuyasha río y con un gesto hizo que Kagome se quitara de ese lugar y dando un salto grito:

-¡GARRAS DE ACERO! -y rompió la puerta.

Los tres salieron mientras veían como una horda de demonios venían. Inuyasha logro divisar al emperador a lo lejos con un séquito de soldados rodeándolo.

Corrió hacia ellos y alcanzo a escuchar cuando él les daba una orden que le sorprendió mucho.

-Protejanla -dijo el emperador- que nadie la toque, llevenla al refugio, iré enseguida.

A Inuyasha le dio una extraña sensación de enojo, tomo al emperador fuertemente del brazo y le pregunto.

-¿Por qué vienen todos esos demonios para acá? -gruño.

El emperador se sorprendió sutilmente cuando vio las garras de Inuyasha iniciando a clavarse levemente en su brazo.

-Han estado acechando desde hace mas de un mes -dijo.

Inuyasha sonrió y recargándose a Tessaiga en el hombro le contesto al emperador:

-Hoy sera el último día que esos insectos lo molesten.

Corrió hacia ellos empuñando fuertemente a Tessaiga y gritando les lanzo la técnica del Viento Cortante derrotando al menos a la mitad de aquellos demonios.

En un par de segundos estaban ya Kagome y Kaede disparando las flechas sagradas y ayudando a Inuyasha a acabar lo mas rápido posible.

Rin

El emperador había sido muy cordial a cada momento, Rin sabia a la perfección sobre la atracción que el emperador sentía por ella así que trataba de estar con él el menor tiempo posible y se aseguraba de nunca quedarse a solas.

El emperador por otra parte sabia que Rin se sentía sola así que una vez le preguntó si quería tener alguien que la acompañara y ella inmediatamente respondió que había una muchacha llamada Yukari que se había convertido en su amiga.

A él le sorprendió un poco pero ordenó traer a la joven de inmediato, desde ese día Yukari se la pasaba al lado de Rin y ambas iniciaban a armar un plan para poder escaparse de ahí.

Para infortunio de ambas jóvenes el día que iban a realizar su cometido el emperador invitó a Rin a dar un paseo y para no levantar sospechas accedió, después de esa noche los demonios aparecían para atacar el castillo.

Pero había algo que intrigaba de sobremanera a Rin y era que antes de que anocheciera el emperador mandaba llevarla a un lugar lejano del castillo donde él mismo le dijo ningún monstruo podría encontrarla.

Así pasaron alrededor de cuatro meses donde cada noche ella era llevada para su protección.

Irasue

La Piedra Meido siempre había estado colgando de su cuello, como un recuerdo de su difunto marido, pero esa mañana que no lo tenía no le preocupo mucho, tal vez se lo había quitado para ir a darse un baño u otra cosa.

Cuando fue a buscarla a la cascada y no la encontró esta vez si se alarmó, se enojó de tal manera que dejo su forma humana para transformarse en su verdadera identidad.

Al llegar al castillo mato a unos cuantos sirvientes por no poder hallar la piedra; antes de seguir en su masacre escuchó a una mujer ajena al palacio que le decía de manera tranquila y despreocupada.

-Ellos no son los culpables -Irasue giro de manera enfadada a punto de matarla cuando le reveló quien se había llevado la piedra.

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Subiré el proximo capitulo en cuento éste llegue arriba de los cinco votos.

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora