CAPITULO 18

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El tiempo ha pasado y por más que he intentado contactar a Daniel para pedirle una explicación, no encontraba donde ni como, era como si Seúl se lo hubiese tragado.

Por otro lado, había estado viendo a In Na muy seguido. Solíamos almorzar juntos, me acompañaba a hacer las compras al súper mercado y de vez en cuando yo me ofrecía a llevarle a algún atractivo lugar; In Na me enseñó que podíamos ser amigos a pesar de todo lo que haya pasado, y yo estaba feliz por que ahora, más que nunca, necesitaba alguien que me escuchara y consolara. Temo que si In Na no estuviera ahora a mi lado, yo hubiese cometido errores irreversibles.
Toqué el timbre de la puerta de In Na. Ella había adquirido un departamento una semana después de que Daniel se fuera a vivir a casa de sus padres; me sentí feliz por ella, cuando con una sonrisa en el rostro me había dicho lo del departamento pues fue comprado con su propio dinero y tenía planes de abrir su boutique de ropa y cosméticos. In Na había cambiado mucho, ahora era nuevamente la In Na de la que me había enamorado hace mucho tiempo.

— Hey, Byunghun; creí que tardarías más — dijo In Na después de abrirme la puerta.

Vestía un lindo vestido celeste, su cabello estaba sujeto por un listón amarillo en una cola alta, llevaba un ligero maquillaje y un delantal sobre su ropa. La salude con un pequeño abrazo y me hizo pasar hasta su sala, fue ahí cuando noté una cuchara en su mano.

— ¿Estás cocinando? — pregunte mientras me dirigía a la cocina.

— uh, sí. Por la tarde fui a la empresa para dejarte el almuerzo, tu nueva secretaria dijo que estabas muy ocupado y que difícilmente podrías tomar tu descanso, así que le obsequie el almuerzo y vine a casa para preparar algo con mis propias manos — me sonrió levantando sus delgadas y delicadas manos. — No fue muy difícil, seguí las recetas y me entretuve mucho.

Acaricié su cabello y besé su mejilla, realmente estaba agradecido con ella, por ser atenta y no dejarme botado, a pesar del daño que le había causado.

— Entonces — tomé una cuchara y la sumergí en la olla donde estaba el guiso, soplé un poco y comí el pequeño bocado. — Oh dios, In Na esto está delicioso. Hoy disfrutaremos esto y mañana te invitaré a aquel restaurante nuevo.

...

Estacioné el auto frente a la puerta del edificio donde In Na vivía, tomé mi celular y le mandé un mensaje para avisarle que ya me encontraba abajo esperándole; cinco minutos después la vi abriendo la puerta del edificio mientras hacía una pequeña reverencia al portero. Salí del auto para rodearlo y abrirle la puerta del copiloto.

— Luces muy linda — mencioné cuando ella entró al auto.

— Gracias — susurró con las mejillas coloradas.

Subí al auto, me coloqué el cinturón de seguridad y miré un momento a In Na, antes de arrancar el coche. La falda de corte redondo que le llegaba más arriba de la rodilla y aquella blusa que dejaba ver sus hombros, de verdad que le hacían ver muy atractiva.
Después de media hora de trayecto, llegamos a aquel nuevo restaurante que tanto queríamos visitar. El lugar era pequeño pero muy acogedor, nos sentamos en una mesa no muy alejada de la entrada y enseguida nos atendieron.
Mientras esperábamos lo que habíamos ordenado, In Na me platicaba cómo iba el avance con su boutique y como su línea de maquillaje estaba creciendo. Yo le platiqué sobre los nuevos proyectos de la empresa y como nos habíamos aliado a una empresa de entretenimiento para invertir en un grupo de ídolos, que prometían tener un increíble éxito.

Cuando nuestros platillos llegaron, paramos de platicar para dedicarnos a degustar nuestro alimento. De un momento a otro, In Na paró de comer y frunció el ceño.

No More Perfume On You. NIELJOE/L.NIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora