CAPÍTULO 14

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—No puede ser...

Oh sí, estaba seguro a quien pertenecía esa voz. Realmente, me están jodiendo.

— Eres un puto asqueroso — escuché como In Na gritaba afuera de la habitación.

Daniel se había bajado del escritorio y se había colocado el bóxer a una gran velocidad, yo me había quedado en donde estaba, sin mover ni un centímetro de mi cuerpo, cuando escuché que la puerta de la recámara fue cerrada, respire un tanto aliviado; Por alguna razón In Na no me había reconocido. Angustiado me senté en la cama mientras escuchaba las palabras hirientes que ella decía hacia Daniel. Quería salir y callarle, pero no podía arriesgarme ahora, estaba a poco de deslindarme de la empresa de su padre, no podía darles el lujo de quedarse con la empresa por la que mi familia había luchado y trabajado tanto.

— ¡Les diré a mis padres! ¡Te quitarán todo, tenlo por seguro! ¡No me toques! Me das asco.

Escuche como cerraban de golpe la puerta principal y en seguida entro Niel llorando, me acerqué a él y lo tome entre mis brazos, él se encogió y sollozo demasiado fuerte; intenté no llorar pero ver tan débil a mi novio, sentir como su cuerpo temblaba y como su garganta se desgarraba por los fuertes sollozos me hizo sentir un bastardo pues no hice nada para defenderlo.

— tranquilo Daniel, todo estará bien — acaricie su espalda con mi mano. — sabes que tu padre no haría tal cosa, él te ama no te quitará lo que te ha dado.

Al día siguiente, cuando me levante de la cama para arreglarme e ir al trabajo, observe unos minutos a Niel, su rostro estaba hinchado de tanto llorar. Daniel, cuanto quisiera hacer para que seas feliz.

Después de dejar a mi chico en su universidad me dirigí a mi empresa. Terminé todo el trabajo que tenía para hoy, no quería que cuando Daniel llegara hubiese trabajo que hacer. Quizás le dejaría dormir un momento en el sillón mientras le decía palabras de aliento y le arrullaba.

*

La hora de llegada de Niel había pasado hace más de una hora, comencé a preocuparme y marque en el móvil su numero telefónico pero desviaba la llamada a buzón. Pensé que lo mejor sería esperar un poco más, quizás solo se le descargó su móvil y tuvo que quedarse a terminar algún proyecto. Comencé a inquietarme cuando el reloj de la oficina marcó las 5 de la tarde. Unos minutos después la puerta de la oficina se abrió, y esperanzado levante la mirada pero no encontré a Niel.

— In Na.

Ella se acercó a mí para dejar un beso sobre mis labios. Me dio náuseas, que sus labios tocaran los míos me generó un asco inexplicable, de solo recordar que de ellos salieron tantas palabras hirientes hacia la persona más importante en mi vida.

— ¿A qué has venido? Sabes que no me gusta que me visites en mi empresa. ¿Sabes dónde está Daniel?

— Soy tu prometida, puedo visitarte cuando y donde quiera. Además, en cuanto nos casemos está también será mi empresa — sonrío con descaro y se sentó en una de las sillas frente al escritorio. — Y sobre Daniel, no sé. Quizás papá lo esté sacando del departamento que compro para él. Quizás Daniel, este rogando justo ahora para que no cancelen sus tarjetas y para que no lo dejen en la calle. Realmente no me importa lo que pase con ese gay de mierda.

Al oír eso, golpeé con fuerza mi escritorio haciendo que In Na saltara en su sitio atemorizada. Tome mi saco y salí de la oficina sin importarme las veces que In Na me llamó; ignore por completo las veces que pregunto a dónde iba y cerré frente a ella la puerta del automóvil cuando subí a éste.

Manejé hasta el departamento de Daniel, rogando que lo que había dicho In Na sea una mentira. Pero no, cuando llegué, el código de cerradura no ingresó, indicando que está había sido cambiada. La anciana que vivía a lado, había dicho que el padre de Niel había entrado al departamento de este forzando la cerradura y que había sacado la ropa de Niel, al pasillo. La anciana muy amable le había ofrecido una maleta para que guardara sus pertenencias pero que no sabía a dónde fue Daniel cuando salió del edificio.

Intenté tranquilizarme mientras manejaba, cuando el semáforo estuvo un momento en rojo, llame a la empresa para avisar que no regresaría. Conduje hasta mi departamento, aparque el auto y subí el ascensor. Al cruzar la puerta, todo nerviosismo y pesadez que había en mi cuerpo se esfumó cuando vi sobre el sillón el cardigan que Niel había usado hoy en la mañana. Deje las llaves en la mesa cerca de la puerta, comencé a quitarme el saco y aflojar mi corbata.

— Daniel, ¿Dónde estás?

No hubo respuestas, sin embargo no me alteré. Camine hasta la recámara donde Daniel yacía durmiendo sobre la cama. Me acerqué a él sentándome en la cama y acaricie su espalda, poco a poco Niel comenzó a abrir sus lindos ojos; le sonreí para confortarlo.

— Llegaste temprano — escondió su hinchado rostro entre las almohadas. — Lo siento, no tenía a donde ir. Yo, yo no sabía qué hacer y sólo se me ocurrió venir aquí. Lo siento.

Seguí acariciando su espalda y me incliné para besar su nuca.

— Cariño, este también es tu departamento — dije muy seguro y Niel levantó el rostro para mirarme, se sentó sobre la cama y de un momento a otro comenzó a llorar. — tranquilo, mi cielo. Todo estará bien, ahora estad conmigo y nada te hará falta.

Estuvimos abrazados un largo tiempo, hasta que Daniel se tranquilizó. Lo deje un momento solo para ir hacia el baño y llenar la tina, el agua estaba tibia y agregué esencia aromática para hacer del espacio un lugar relajante. Cuando regrese a la recámara, Daniel seguía en la misma posición que se había quedado cuando me fuí.

— Deja de lastimarte con tus propios pensamientos — le dije mientras le quitaba la playera. — te preparé la tina, ve a darte un baño.

Deje un beso sobre su frente y le ayude a terminar de desvestirse para llevarlo hasta el baño. Daniel se veía muy herido y eso dolía.

Te protegeré Daniel, nadie más podrá hacerte daño mientras permanezcas a mi lado.

No More Perfume On You. NIELJOE/L.NIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora