CAPITULO 12

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Nuestras pequeñas vacaciones se habían agotado. Regresamos a la ciudad, regresamos a nuestra mentira.

Los papeles estaban acumulados sobre mi escritorio, Daniel estaba frente a mí concentrado en leer todos aquellos trámites importantes. Su mirada intensa sobre la hoja entre sus manos, entre ratos mordía su labio inferior inconscientemente.

- Lee Byung Hun, deja de verme y haz tu trabajo - me retó mientras acomodaba los anteojos que le resbalaban por el puente de la nariz.

- No puedo, eres demasiado hermoso - sonreí y bajé la mirada a los papeles para seguir trabajando.

La puerta de la oficina se abrió azotándose contra la pared por la fuerza con la que fue abierta; con el ceño fruncido levanté mi mirada para saber quien había hecho semejante escena. El pequeño cuerpo de In Na estaba en el umbral, su mirada era intensa y sus manos las mantenía cerradas fuertemente. Hice un gesto de negación y Daniel se encogió en su lugar.

- ¿Donde demonios estuviste? - gritó muy alto.

- Baja la voz - le pedí regresando mi atención al trabajo.

- Mierda, Byung Hun, estuviste con una puta ¿no es así?

Niel tembló de pies a cabeza, le había afectado aquel comentario y me dolió verle agachar el rostro con su mirada vacía.

- Cariño, eres una dama, no deberías usar ese vocabulario - dije mientras por debajo del escritorio acariciaba con mi pie la pierna del chico frente a mi. - Y no, no estuve con ninguna puta. Estuve con Daniel.

Niel levantó el rostro con los ojos y labios muy abiertos, estaba aterrorizado, en su miraba se notaba que moría de miedo. In Na estaba igual de sorprendida y al parecer intentaba formular una pregunta pues sus labios se abrían y cerraban como si la voz no saliera de ella.

- ¿Qué? - preguntó por fin, sin moverse de en medio de la oficina donde permaneció parada todo este tiempo.

- Sí, lo que escuchaste. Estuve con tu hermano. ¿Acaso no recuerdas que te conté sobre una junta de trabajo fuera de la ciudad? Ahí estuvimos In Na. Trabajando.

Los músculos de mi chico se relajaron mientras soltaba un casi inaudible suspiro de alivio.

- Oh, lo siento mucho oppa, no quería desconfiar de ti pero no recordaba eso. Lo siento.

- No hay problema In Na. Ahora retirate por favor. Tenemos mucho trabajo y después de la escena que acabas de hacer no deberías quedarte mucho tiempo o las personas comenzaran a hablar de ti.

In Na hizo una inclinación y salió cerrando la puerta tras de si. Daniel me miró con el ceño y los labios fruncidos, le sonreí pero eso en vez de favorecerme hizo que él se molestara aun más.

- Me haz dado el susto de mi vida - exageró su expresión poniendo su mano sobre su pecho.

- Tranquilo Daniel - acaricié su mano, le sonreí de nuevo y por fin, me regalo una tímida sonrisa, sonrisa que deseaba tanto ver.

***

Apretaba y levantaba con mi mano la pierna del menor de los Ahn, sus uñas se enterraban en mis hombros y la pared era el soporte de su cuerpo pues empuja mi pelvis contra él haciendo que cada vez mi miembro entrara más en su cavidad.

- Más, más fuerte - pedía entre sollozos de placer echando la cabeza hacía atrás en el momento que le penetre con brutalidad.

Se cubrió con una de sus manos su gruesos y apetecibles labios, callando sus gemidos que amenazaban con aumentar de volumen, aproveché para tomar con mi mano libre el miembro de Niel y comencé a masturbarlo. Después de unas estocadas más mi mano sobre el miembro de él, se mancho de aquella blanquecina esencia, sin parar de moverme por que sentía el orgasmo venir, llevé mi mano manchada a mi boca y lamí limpiando eliminando aquel líquido sin apartar la mirada de la de Niel. Salí de su interior para no mancharle, jalé dos veces mi miembro y me vine en ella, me acerqué al lavamanos y enjuague para luego subirme los pantalones y acomodarme la camisa, miré a Daniel subirse sus pantalones y me acerqué para darle un beso de pico sobre sus labios.

- Dijiste que no volveríamos a tener sexo en los sanitarios del trabajo - me miró estirando sus labios para que le volviese a besar, y a si lo hice.

- Daniel, me haz estado provocando toda la tarde. No podía aguantar a llegar al departamento.

Quité el seguro de la puerta y abrí para salir seguido de Niel, pero paré en seco al ver unos singulares y traviesos ojos mirándome sorprendido.

- Oh, vaya - expresó en casi un susurro para luego sonreír con picardía. - Chicos el área de trabajo no es para tener sexo salvaje y candente. Por más que usted sea el jefe, Lee Byung Hun. ¿Qué ejemplo les esta dando a sus subordinados?

Puse los ojos en blanco y sentí en rostro de Niel apoyarse en mi espalda con vergüenza.

- Creo que lo que buscas es verme un día de estos follando con mi novio. Ricky, eso esta muy mal. ¿Quieres que le cuente a Changjo? - contesté empezando a caminar hacia mi oficina.

- Por favor, no necesito ver personas follando. Para eso mandamos a colocar un espejo en el techo sobre la cama - dijo muy orgulloso de si mismo. En serio, no necesitaba saber eso.

- ¿En serio, tienes un espejo en el techo? - pregunto mi Daniel viendo emocionado al de menor estatura quien asintió. - Oh, L.Joe-hyung, tal vez nosotros deberíamos...

Ricky estalló en carcajadas y yo enternecido abracé a Niel hundiendo mi rostro en su hombro para soltar una pequeña risa, el rostro de Daniel se sonrojó. Ricky palmeó mi espalda antes de irse de regreso al baño; entramos al despacho, me senté en mi silla giratorio detrás del escritorio, crucé mi pierna derecha sobre la izquierda, sonreí sin dejar de mirar al chico frente a mi.

- Así que... - solté una pequeña risa. - quieres un espejo en el techo.

Se cubrió con ambas manos el rostro, avergonzado mientras asentía. No deje de sonreír mientras continuaba con el trabajo pendiente, quizás, tomaría en cuenta lo que Ahn Daniel me ha pedido.

No More Perfume On You. NIELJOE/L.NIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora