X. CITA -parte uno-.

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Lunes —dos días después de la boda—; alguien páseme una galleta para cortarme las venas.

Después del casamiento y todo mí bochorno, me he sentido muy mal, bastante. No salí de la cama mas que para hacer pipí y comer algún bocadillo.

Hoy, me despego de mis sábanas para ir a trabajar.

¿Podria pedir unas largas vacaciones?

Lo bueno de todo eso es que "casi nadie me conocía", y rezo para que el alcohol haya hecho estragos la cabeza de mi adorable —tos, sarcasmo, tos— madre y no recuerde nada, no quiero que se burle por meses de mi, ni que todos sus vecinos se enteren.

—Bonito look.. —me dice Andrea, dándome un susto.

No sé de que parte del vestuario apareció, esta chica es muy misteriosa y silenciosa.

—Lo prometido es deuda.. —respondo.

En realidad, no el color dr mi cabello por el pedido de mi jefa sino, después de mi desastrosa presencia en la boda no quería seguir así. No quiero que me reconozcan por ser la chica de cabello verde, vestido amarillo, rasgado, sucio y mojado.

Mejor pasar desapercibida.

—¿Qué tal la boda? —curosea, mientras esperábamos la llegada de nuevos clientes.

—Un desastre —respondo desanimada. 

—Uy..¿la mala suerte? —hace una mueca.

—Se —asiento con desdén.

—¿No has llamado? —levanta las cejas una y otra vez.

—De hecho sí —digo, recordando casualmente mi "cita" con el encantador.

—¿Si? —se asombra.

—Sí, hoy después del trabajo nos encontraremos. Estoy ansiosa, espero que realmente me ayude.. —admito.

Una risilla se le escapa.
—Veras que sí —me guiña el ojo, y vamos a atender a los nuevos malhumorados y estresados clientes.

*

El día pasa lento, muy lento.
Una gran tortura, ¿por qué después de un terrible fin de semana llega un horrible lunes lleno de estresados adolescentes y viejos mezquinos?

Por favor denme esa galleta.

O un golpe y dejenme inconsciente por un largo tiempo.

En mi descanso, chequeo el teléfono y aprovecho para confirmar la ¿cita?

Goldie: «oye, ¿sigue en pie la cita?»

Encantador: «¿Gol? Sí, claro que sí.»

Hago una mueca de desagrado, parece mi padre diciéndome "Gol", que horrible.

Goldie: «Vaaaaaaale. ¿En Plaza Central?
Pd.: soy castaña ahora.»

Encantador: «Que pena, te quedaba bien el verde, esperame frente al carro de hamburguesas»

Goldie: «¿Cómo sabrías eso si nunca me viste o si?»

Guardo el celular ya que el descanso terminó, y Andrea me insulta porque no la estoy ayudando.

—Ya voy, ya voy.. —refanfuño.

—Deja de charlar con tu "chico" y mueve tu trasero aquí —advierte a los gritos.

—Grosera, y no es "mi chico" —me quejo concando su hombro con el mio.

Después de tener que atender a 758 —sí, mi segundo nbre es Exagerada—, mi hora de salida llega.
Tras dejar a Andrea en su casa, voy a la mía.
Me baño, maquillo y visto. Tomo las llaves de mí auto y voy a la plaza acordada con..

¿Por qué no pregunté su nombre?

Faltaban diez minutos aún para lo pactado, a pesar de que la temperatura poco agradable, habían más de dos o tras personas por la plaza. Me despedí de la agradable calefacción y enfrenté al cruel frío, por si alguno era él aunque lo dudo. 

Nadie suele ser puntual..supongo.

Diez minutos mas pasan desde que estoy frente al delicioso carro.
El olor a pizza y hamburguesa es delicioso, hacen rugir mi panza como si tuviera un león dentro.

Si no llega en cinco minutos, iré a arrasar con ese carro.

¿Debería llamarle?

¿Cómo sé quién es él?

¿CÓMO DIABLOS SE ME OCURRIÓ ACEPTAR UNA CITA CON UN “ENCANTADOR”?

Eres patética, Goldie.

Estaba dispuesta a pararme y largarme, cuando alguien se sentó a mi lado.

Pasaron los cinco segundos más tensos de mi vida, pero, al parecer, no era él.
El sujeto algo, con una capucha negra, se paró y marchó. Raro.

Maldito bastardo, se atrevió a dejarme plantada.

Me paré de nuevo, pronta para irme pero mi teléfono sonó.

¿Hoy es el día de los peros o qué?

Encantador: «Me gusta el castaño pero el verde no estaba mal..»

Goldie: «CANALLA, ME DEJASTE PLANTADA, FALSO».

Contesté con la mayor audacia que pude.

Es-esperen, ¿cómo sabe eso?

Goldie: «¿Con que fundamentos dices eso?»

Encantador: «Te vi»

Goldie: «Entonces sal de tu escondite, chico de la suerte».

Minutos pasaron y él no apareció, no salió de su puñeto escondite.

Maldito idiota es, maldita idiota soy.

Agh.

Hasta aquí me tomará el pelo, cabrón.

—¿Apurada? —indagó alguien a mis espaldas, cuando me dispuse a marcharme.

Apreté los puños con fuerza, bufé y me giré con brusquedad. 

—¿E-eres..TÚ? —quedé perpleja.

Ahora exijo una galleta para suicidarme, ¡YA!

¿A DÓNDE VOLÓ MI SUERTE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora