XVIII.Los primeros raros efectos.

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-Sólo arreglé el título-.

Preparándome para mi genialisimo fin de semana, echo en mi bolso algunas mudas de ropa, mi cepillo de dientes y peine; chequeo que este dentro la espeluznante pata del animalito y efectivamente está, termino de arreglarme la ropa y salgo.

Tengo de todo una "copia" en lo de mi papá pero me da miedo usarlo. Siento temor a que estén descuidados, usados o que tengan piojos y me los contagien -Ernesta, claro, papá no tiene pelos-. Así que para evitar cepillos cucarachiados o Ernestas piojosas, le llevo lo mio una y otra vez.

No cuesta nada. Así que mejor ser precavida.

En fin, decidí este fin de semana, ya que estoy libre de "estudios", ir a ver a papá. Ese viejo renegon que sólo manda, manda y manda de nuevo, de paso, la niñera Amelía estará allí con un mega-new-chisme, así que podremos cotillear.

Mato dos pájaros de un solo tiro... Metafóricamente hablado, claro, jamás mataría un animalito.

Camino a la estación y tomo él tren que me deja a unas pocas cuadras de su casa.

Dos horas y media después de un maravilloso y tranquilo viaje, llego.

Vaya, que sorpresa, nunca viaje tan tranquila.

-¡wow, cachorrito, viniste a buscarme! -le digo con un tono chillón a un perro callejero.

Nadie vino a recogerme, el perro tampoco ya que me gruñe y enseña su dentadura completita.
Austadísima me doy a la fuga, caminado lo mas rápido que puedo.

-Muy bien, sin mordidas ni sudar mucho -digo cuando llego a la puerta de la casa del hombre desnaturalizado que dice ser mi padre, el perro no se molestó ni en seguirme así que no tuve problemas.

‹Tin-tin› -suena él timbre.
‹Tin-tin› -insito ya que nadie se molesta en venir.
Casi es la tercera vez que iba a insistir cuando la puerta se abre, dejándome en total evidencia y sonrojada.

-Ho-hola -balbuceo con vergüenza.

-Hola señorita Linel, adelante -responde la joven mucama.

-Gracias -digo,.me sonríe y ayuda con la maleta.

-Su padre salió y... -no termina de explicar cuando se sienten pasos corriendo por las escaleras y acto seguido:

-¡Gooold! -grita eufórica Amelía.

-¡No corras así! -le reta Ernesta por detrás.

Ella la ignora y sigue corriendo hasta llegar a mi y abrazarme con fuerza.
Sorprendida, impactada, estupefacta, y etc., son todos los adjetivos que me describen en este instante, son años en los que ella no tenía tal demostración hacia mí.

-Te extrañé -me dice cuando me suelta y besa ambas mejillas.

-I-igual yo -respondo aun paralizada.

-Goldie, qué sorpresa -agrega Ernesta, que termina de bajar las escaleras, se acerca y me saluda también.

-¿Papá no te aviso que venía? -pregunto.

-Seguramente sí pero he estado algo ocupada y lo olvidé -sonríe-. Las dos niñas en casa, ¡qué bonito y asombroso!

Mi sorpresa es absoluta, todos actúan como muy bien, como muy extraño.
Paso a la cocina y me sirven café con tostadas, agradezco porque ya tenía hambre. A mi lado mi amiga se sienta y enfrente su madre.
Empezamos a charlar de cosas sin sentido y lo bien que les va en su vida de recién casadas y en mi vida de forever-solteria.

-Estoy embarazada -suelta Amelía, sorprendiéndome y haciendo que un trozo de pan se frene en mi garganta.

Trago con dificultad y miro a su madre, la muy alegre y risueña Ernesta paso a un pálido y serio rostro.

-¿To-todo bien? -me animo a preguntar, y espero algún insulto o patada en el trasero de su parte.

Preguntar algo así en estos momentos es muy estúpido.

Pestañea un par de veces, y luego toma un trago de café.

-Buen chiste, cariñito -dice la mujer intentado sonreír con una muy notable molestia.

Ya percibo que aquí se vendrá la Tercera Guerra Mundial. Estoy segura de que no quiero presenciarla pero no sé si sea buena idea mover un solo músculo en este momento.

-No es ningún chiste, má, es la verdad. Estoy embarazadísima -reafirma.

La cara de Ernesta se disfigura él triple, apreta con tanta fuerza los puños que parece que algo se le va a salir.

-No puedo creerlo, ¡NO! no-puedo-creerlo -repite-. ¿Cómo pudiste embarazarte, Amelía? ¿Cómo? Esto yo no lo esperaba, ¡NO! Có...yo...tendrías que haber seguido su ejemplo -me señala-, misma edad que tú, disfrutando de su vida, sin decepcionar a sus padres ni arruinar su juventud. ¡ELLA, ELLA SÍ ES UN EJEMPLO! -grita, da un golpe seco a la mesa y se retira.

Me quedo estupefacta, sin saber que me sorprende más, si él prematuro embarazo y rechazo, o el elogio de Ernesta.

-¿No dirás nada? -pregunta mi amiga.

-¡Te felicito! -digo dudosa.

-¡Gracias! -responde.

-¿Crees...crees qué ella..? -balvuceo.

-Mi madre está loca. No te ofendas Gold, pero siempre te tachó como él mal ejemplo ¿y ahora eres él bueno? ¡Por favor! Es un deforme panqueque -dice con fluidez-. Ya se acostumbrara a la noticia y si no, ¡que se joda!

-Wow -digo con absoluta sopresa-, nunca pensé que hablaras así de ella...

-Te lo debo a ti. Gracias -dice mirándome tiernamente-. Me enseñaste a ser suelta, en él buen sentido -reimos por él doble sentido de sus palabras-, sos sincera, espontánea, con ganas de vivir y que nadie te moleste ni maneje.
Dices lo que siente y no te molestas por lo que piensan o dicen, yo sí creo que eres un ejemplo amiga -finaliza.

Otra vez me congelo. No puedo creerlo. Doble elogio. A mi. No sé que pasa.

Bendita la pata de ese conejo.

Después de un cálido abrazo, me voy a la habitación a descansar, demasiadas cosas raras por una mañana.

🐰🐰🐰

Hola, ¿qué tal?
Bueno he leído por ahí un comentario de: ¿qué pasará cuando termine? ¿cuando? No séé.
Estoy ansiosa por terminar. Qué pasará después, ni idea. Lo que , él final no será tan bueno...

Ahora me retiro y actualizaré pronto.

¿A DÓNDE VOLÓ MI SUERTE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora