27.- Pretty Bad

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Billie

Me quedé viendo el auto de Tomina hasta que desapareció al virar en la esquina, entonces fue cuando giré sobre mis talones y haciendo acopio de mi fuerza me enfrenté al océano de sus ojos. Andreja estaba vestida para matar, como siempre desde que había tomado formas de mujer. Sus largas piernas al descubierto gracias a la falda negra, honrando el resto de su bien proporcionado cuerpo, la blanca blusa palidecía aún más su piel de porcelana. Era como un ángel, hermoso y letal, no el tipo de ángel al que le rezas por protección, sino del tipo al que le ruegas por tu vida y yo jamás había pensado en ella de esa manera, pero Andreja era más bien mutable por lo que sabía ahora, ella también participaba en el juego de máscaras y ella sabía jugar.

Cuando dijiste "Tom" la otra noche me imaginé un montón de cosas, menos esto —dijo con la vista más allá de mí, por donde Tom se había ido.

¿qué quieres decir? —pregunté y ella volvió a mirarme con atención, como si estuviera intentando descifrar el enigma.

Pensé que se trataba de Tom Coleman, el ex de Gabby Bouvier o Thomas Hendrix, el del club de hockey, cualquier tipo, pero jamás pensé que estarías saliendo con la lesbiana machorra drogadicta —soltó con desdén y apreté los puños hasta que mis uñas surcaron medias lunas sobre la carne blanda de mis palmas —pero no dejas de sorprenderme, Billie.

Tomina no es ninguna drogadicta —respondí molesta — y ella sólo está enseñándome a manejar así que no saques conclusiones por tu cuenta —No podía confiar en Andreja dadas las circunstancias, había demasiado en juego, aunque negar a Tom me hacía sentir verdaderamente mal.

¿Por qué otro motivo la esperarías en plena madrugada abrazada a tu cintura, Billie? —señaló y yo desvié la mirada avergonzada. Sin embargo me negué a darle una confirmación —Tal vez no sea una drogadicta pero definitivamente es una lesbiana, solo basta con mirar —su tono estuvo lleno de lástima, compadeciéndose de la chica que yo amaba, y volví a reflejarme en Andreja, quién no podía aceptar que gustar de mi le convertía en algo distinto a una chica heterosexual.

Al menos ella no intenta parecer algo que no es—acusé —es ella misma y la gente que la quiere, al menos la conoce realmente —Andreja frunció el entrecejo, pero después sonrió.

Billie, jamás se termina de conocer a las personas, muchas veces es mejor no llegar a conocerles, pero en nuestro caso Billie, en este momento no hay una sola cosa que no conozcamos la una de la otra.

¿A qué viniste, Andreja? —pregunté secamente cruzando los brazos frente a mi pecho sin apartarle la vista, me sentía incómoda charlando de estas cosas en la entrada de mi casa, con Georg y mamá adentro, a unos cuantos metros. El clima estaba fresco debido a los últimos días del verano y el cabello rubio de Andreja ondeó en el viento dándole una apariencia sobrenatural, casi inhumana, cada vez podía ver menos de mi mejor amiga en ella.

Georg me invitó a cenar —se limitó a decir

Tienes que hablar con Georg esta noche —sentencié, prolongarlo solo lo haría más difícil para Georg.

Billie, tu no vas a decirme lo que tengo que hacer —respondió con seguridad y una sonrisa que me provocó escalofríos.

¡Tienes que hablar con él esta noche y decirle lo que sea que tengas que decirle antes de que sea demasiado tarde! —recalqué con frustración.

Si abres la boca Georg saldrá lastimado y tú serás la única responsable de su sufrimiento —dijo con simpleza sin dejar de mirarme a los ojos. Era como estar viendo a otra persona, una caratula de un ser sin sentimientos sobre el rostro de la chica que había amado siempre. Me negaba a creer que esto era la realidad, que Andreja era esta clase de persona egoísta.

Girls Like Girls Like BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora