36.- Perfect Places

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Cuando el celular timbró la luz de la pantalla iluminó algo más allá que la obscuridad de su habitación, ilumino el interior de Tom que desde lo ocurrido en la universidad se había sentido hundida en las profundas tinieblas de sus pensamientos. Como el gatillo marcando la salida en una carrera de relevos, Tomina saltó de la cama, se metió los tenis a medias y gritó un "Voy a casa de Bills" a un Sr. Trümper medio dormido que descansaba frente a la Tv de la sala. El grito le hizo respingar pero cuando asimiló las palabras que la versión femenina de Flash en baggies gritó antes de convertirse en un borrón, le hizo sonreír. El Tsuru rechinó las llantas en la esquina y el señor Trümper hizo una nota mental para recordarle a Tom sobre los límites de velocidad y después se dejó vencer por el sueño.

Tomina llegó a casa de los Kaulitz en una exhalación. Subió por la enredadera con torpeza debido a las prisas y había estado a punto de caer cuando su pié resbaló dos rombos de madera más abajo, pero consiguió asirse en el ultimo minuto con la mano derecha quien ahora repelaba dolorosamente por el esfuerzo de sostener su peso bruscamente. Tomina reacomodó sus pies en la reja de rombos que servía como muro para la enredadera y cuando trepó al segundo piso caminó con prisa hasta la ventana de Bills. Era tanta su impaciencia que cuando se disponía a entrar se golpeó en la frente con el marco. Tomina gruñó y Billie corrió en su ayuda cuando la vio balancearse hacia atrás y maldecir como un marinero.

¡Oh por Dios, Tom! — susurró histérica y la sujeto del brazo mientras la ayudaba a bajar guiándola hasta la cama para inspeccionarla —¿te encuentras bien? —Tom se perdió en los ojos de Bills, en la expresión preocupada, en lo bonita que era y en como su corazón aun se aceleraba como un idiota cuando estaba así de cerca.

Tom no sabía que también se le dilataban las pupilas cuando la veía, que su rostro se dulcificaba al observar a aquella chica de cabello obscuro y que todas sus defensas desaparecían vulnerándola hasta el núcleo en donde su alma residía. Por un segundo toda la ansiedad, preocupación y miedo que había ido en aumento al trascurrir el día se evaporó cuando se encontró a si misma ahí, en los ojos de la chica que amaba, sintió que existía de nuevo, pasando de la absoluta nulidad a la reafirmación de su ser con tan solo el toque de sus manos y como siempre que la situación se tornaba más allá de lo que podía asimilar de primera mano, de su boca salió una tontería.

Acabo de partirme la crisma y probablemente me he jodido la muñeca pero si cada que lo haga tendré a ésta hermosa chica como mi enfermera podría soportarlo unas mil veces más —bromeó colocando su mano en la mejilla de Billie contenta del cálido tacto de aquella suave mejilla tan familiar —Bueno, un millón de veces más —reconsideró cuando mil veces le pareció demasiado modesto porque jamás tendría suficiente de ella.

¡Eres una idiota! —dijo avergonzada por las ocurrencias de Tom, ajena a los pensamientos abismalmente profundos que silenciaba su novia y procedió a checarle la muñeca— ¿debería llamar a mamá para que te revise? —preguntó Billie angustiada importándole poco el tener que dar explicaciones sobre por qué Tom había entrado por su ventana. No sabía a ciencia cierta cómo estaban las cosas entre Simone y ella, pero su madre era una doctora profesional, si le pedía ayuda seguro acudiría.

Era idiota antes de que me golpeara, no te alarmes —se excusó y depositó un beso sobre los labios de Bills quien la sorprendió lanzándose sobre de ella haciéndola recostarse completamente sobre la cama.

Lo siento —Se disculpó Billie cuando separaron los labios después de un beso intenso que iba dando paso a algo más cuando los dos pares de manos empezaron a hacer excursión en el cuerpo contrario.

Girls Like Girls Like BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora