21. Sweet Lies

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💀¡Hola queridos lectores! He tenido una idea para poner más pasión por así decirlo en los capítulos. A partir de ahora pondré una canción para que (si quereis) la escuchéis con el capitulo, para adentraros más en la trama de este. AVISO: mi estilo de música es algo peculiar, soy partidaria de la música alternativa. Así que mayoritariamente será rock, metal, etc. Dicho esto, disfrutad del capitulo.

Desde entonces, Eternia ya no era la misma. No. Muchas cosas le habían hecho cambiar, pero esta era la más fuerte, sin duda. Había visto su casa incendiarse con sus padres dentro, su amigo era un psicópata, y una noche un hombre estuvo a punto de traumarla, pero... Había visto la muerte de su mejor amiga. Y una de las peores muertes, sin duda. Y lo peor era que aparte de no hber hecho nada para impedirlo, es que se había ido sin decirle la verdad...

Tras unos meses, encontraron su cuerpo, cerca de la plaza. Lo encontraron por la noche. Lógicamente, al ver la bestialidad que debía haber sufrido al morir, tanto las familias como los policías se escandalizaron, y en seguida se pusieron manos a la obra para encontrar al culpable.

Días después, se celebró su funeral. Como era de esperar, Eternia asistió. Todos estaban muy dolidos. Pero Eternia era la que más, y con diferencia...

Ese día, se puso un precioso vestido negro. Este, le llegaba más o menos por las rodillas (vamos, como la mayoría de sus vestidos) y era de manga larga. Todo estaba cubierto de encaje negro con un motivo de rosas. El cuello, era bordado. En esa ocasión, se había soltado el pelo. Tenía el cabello muy largo, casi hasta la cadera. Su pelo hacía deliciosas ondas rubias.

En cura empezó a oficiar la misa. Todos tomaron asientos. Eternia se puso lo más apartada de todos posible, de tal manera que solo quedaba un asiento libre a su lado. Mantenía la mirada fija en el suelo. No merecía estar allí.

Alguien se sentó a su lado. Eternia no se percató de ello, y si lo hizo, no le prestó atención.

Tras un rato, notó la presencia de aquella persona a su lado, y giró la cara para ver quien era.

Finn le sonreía a su lado. Al principio, Eternia abrió mucho los ojos, pero después se calmó. Se sentía tan insensible que no podía ni reaccionar ante esa situación.

-Hola.- dijo Finn.

Eternia observaba al cura, sin contestar.
-Cuanto tiempo.

Silencio.

-Oye, Escucha... Lo de aquella vez... Olvídalo. No sabía que hacía en ese momento. De verdad, desde el momento que te ví, fue un flechazo. Y era la primera vez que me pasaba. Así que no sabía que hacer... Y bueno, quise descubrir más sobre ti. Enserio, si quieres... es decir... me gustaría comenzar de nuevo. Olvidar el pasado. Podemos ser amigos de nuevo. Apoyarnos el uno al otro. Ahora seria la ocasión ideal. ¿No crees?

Eternia lo miró.
-Es el funeral de tu hermana, tendrías que tener un poco de respeto por ella si realmente la querías.
-¡No digas eso, yo realmente la quería! Pero es que no me gusta que sigan las cosas así entre tu y yo...
-A mi me da igual.
-...Hazlo por ella.

Esas fueron las palabras mágicas. Realmente Finn tenía un pico de oro.
-Esta bien, por ella. Pero recuerda que no será como antes.
-Me da igual, mientras las cosas se arreglen...

Por la sala pasó el ataúd de Lily. Era negro, frío, triste... Encima llevaba una corona de flores, todas en azul.
-¿Porque en azul?- preguntó Eternia.
-Era su color favorito.- contestó Finn.
-Vaya, no lo sabia... Si que soy mala amiga...
-Tranquila, que no sepas su color favorito no determina tu grado de buena amiga.
-Si tu lo dices...

Tras el ataúd, unas niñas pequeñas y pálidas pasaban con un cesto de pétalos en negro y rojo, tirandolos al suelo. Dejaba un rastro hermoso...

La madre de Lily, tras ver el ataúd de su hija, rompió en sollozos. Ella era como una versión de Lily, pero más femenina: Llevaba una larga y roja trenza. Sus ojos verdes se llenaban de leves gotas transparentes. Era como gotas de rocío en la primera hora de la mañana en las hojas de un nenúfar.

Salió precipitadamente de la sala. Todos se giraron, e incluso el cura guardó silencio. Su marido fué tras ella. El era rubio con unos profundos ojos castaños.

Cuando los dos individuos salieron, el cura prosiguió.

-¿Porque?- susurró Eternia.
-¿Porque que?- preguntó Finn.
-Porque las mejores se tienen que marchar.
-¿Te refieres a sus padres?
-No, a ella, estúpido. Ella era buena persona. Y tienes que saberlo mejor que nadie. Ella no lo merecía. En si, incluso la persona más cruel, no merece la muerte. Puede ser castigado, pero la muerte es algo espantoso. Irreversible. Una vez mueres, no puedes volver a tu cuerpo. Si crees en la reencarnación, puedes decir que empiezas de cero, pero... ¿Y toda la gente que has dejado atrás? En otra vida no podrás recordarlos. Cruel... e injusto.Si realmente hay algo, o alguien, como nosotros le llamamos "Dios" o "dioses"... ¿Porque se llevan lo mejor de este mundo a otro lugar? ¿No podrían llevarse a toda esa gente mala? Se que antes he dicho que la muerte no es justa para nadie, pero... Algún castigo deben recibir, por parte de esos supuestos seres superiores.¿No crees?

Finn se sorprendió al ver lo profunda que se había puesto Eternia. -Sí, tienes razón.

Eternia reaccionó.
-Oh, Perdona. Me he puesto demasiado... Como decirlo...
-¿Dramática?
-Bueno... esa no es la palabra, pero podría servir...

El cura calló. Había terminado. A continuación, todos los asistentes se levantaron de sus asientos y salieron de la iglesia. Al salir, Eternia se encontró con Sarah. Se había olvidado completamente de ella...

Se dirigió hacía ella. Sarah levantó la mirada. Tenía todo el maquillaje de los ojos negro corrido por la cara de llorar. Llevaba un vestido largo y negro, con un lazo en negro atrás. Se había hecho un moño bajo, incluso. Irónico, iba bellísima en el entierro de su novia.

-Hola Sarah...

Sarah la miraba en silencio.
-¿Como te encuentras?- preguntó Eternia.

Los ojos de la Sarah se incendiaron.
-¿Tu que crees?- dijo, malhumorada.- Era mi novia. La primera persona que me había querido de verdad. Mis otros novios no me amaban como ella... Ella era tan especial... Y... y... ¡Un bastardo asqueroso se la ha llevado!- dijo gritando, y apretando los puños. La ira se notaba en su aura- Cuando sepa quien ha sido... Prometo... ¡Acabar con el!- dijo, rugiendo.

Eternia la miraba, sin decir nada. No sabía que decir al respecto. A decir verdad, era una situación incomoda. Todos desconocían al asesino... excepto ella. Ella lo conocía a ban la perfección. O dentro de lo que cabía. Se sentía culpable, por ocultar la verdad a todos. Pero también se sentiría mal si dijese quien la mató... Era una mentirosa. Una dulce mentirosa.

La tienda de las muñecas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora