Capítulo 8

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Un delicioso aroma a wafles con miel me despierta, y al abrir mis ojos con algo de pereza, me emociono al ver lo que tengo en frente, un gigantesco plato con deliciosos, esponjosos y muy dorados panqueques repletos de miel, y obviamente, su respectiva taza de café descansa sensualmente a su lado, esperando a que acabe con ellas sobre un plato de porcelana blanca colocado perfectamente en la mesita de noche.

Busco con la mirada a mi ruso, pero él no está, algo decepcionada, me acerco a mi desayuno y veo una nota al lado de mi plato que dice "cómeme con amor" y al lado de la taza de café hay una que dice "bébeme con cuidado, estoy caliente"

No puedo evitar sonreír como estúpida, hasta que veo un sobre de color rojo sobre la almohada, justo donde estaba acostado mi hermoso rubio de ojos azules.

Inmediatamente lo abro y comienzo a leer:" Disculpeme, mi hermosa princesa, por no despertarla, pero lucía tan angelical, que no quise pecar despertándola con uno de mis besos. Debo admitir, que luces hermosa cuando roncas, y ni hablar de esos sonidos extraños que haces."

«¿Cómo que mis ronquidos? Yo no ronco ¡tampoco sonidos extraños!»

Sigo leyendo molesta: Sé que te enfadaste mi hermosa, daría todo mi dinero para ver como arrugas la frente y frunces los labios cuando te enojas. Bueno, sé que con tanto alboroto debes estar exhausta y quise dejarte dormir. Tuve que salir de improvisto, pero regresaré mañana, si, sé que es mucho tiempo lejos, pero me encargué de enviarte alguien para que te haga compañía, te daré una pista, su nombre inicia con M. Por cierto, mi princesa, dejé el castillo repleto de caballeros armados que tienen órdenes exclusivas de cuidarte las 24/7, y por favor, pórtate bien."

Terminé de leer la carta y la abracé con la sonrisa más grande que jamás había salido de mi rostro, creo que no sonreí con tanta felicidad ni el día que pagaron mi fianza en mi primer arresto, jamás me sentí tan feliz de ver a mis padres, aunque tenían ganas de querer sacarme los ojos con una cuchara.

-No puedo creerlo. - alguien me saco de mis pensamientos. - Estaba rogándole a los ángeles para que mis sospechas fueran falsas, pero ahora que te veo abrazada a ese papel sé que estás enamoradas, y déjame decirte hermana que te ves patética. - casi me desmayo al ver a la hermosa chica de cabello negro y ojos claros en la puerta.

Me acababa de dar cuenta de algo realmente espantoso ¡Había olvidado a mi hermana! Marisha estaba frente a mí con una maleta, tenía cara de querer asesinarme y realmente la entendía.

-Santo Dios. - salté de la cama. - ¿Qué haces aquí? – Corrí a abrazarla, pero ella me esquivó y se cruzó de brazos.

-Eres una maldita, una maldita de las peores. - me insultó. - ¿Cómo es posible que no me llamaras? – mierda, la regué. - Me voy unos días. - Me señaló con desprecio- Y ya te olvidas de que tienes una hermana. -La vi cómo se ponía roja y me sentí muy mal.

-No llores por favor, lo lamento. - Me acerqué y la abracé a la vez que ella comenzó a llorar cual niña pequeña.

-Tenía mucho miedo cuando llamaron a decir que Luca había sido herido, pensé en ti... En que pudieron haberte hecho daño, y sentí que el aire me faltaba, entendí que no me llamaras ese día, pero mira ya han pasado tres y tu ni señas. Si no es por ese Dmitrick que convenció a papá de dejarme venir, seguramente tú ni te acordarías de mi existencia.

-Lo siento hermana, lo siento realmente no quiero que pienses que no te quiero, porque si lo hago. - me excusé. - Pero todo fue realmente espantoso, y no tuve tiempo para pensar en alguien que no fuera Luca, además me molesté demasiado con mamá y papá, y olvidé por completo que tu andabas con ellos, pero no debes culparme, desde que estudias en el exterior es muy fácil acostumbrarse a tu ausencia. - me defiendo y ella asiente.

La Hija De Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora