Cuatro meses después
Estábamos en la fiesta de la graduación de mi hermano, todo era lujos y estaba rodeada de uniformados, tenía que admitir que la fiesta era algo extravagante y asimilo el hecho de que el coronel que mi hermano tanto admira fue quien corrió con los gastos de la festividad.
Con Dmitrick todo va de maravilla, aunque últimamente no lo veo mucho, pues está ocupado con sus negocios.
-Sam, ven, quiero presentarte al coronel Ramírez. - Mi hermano se acerca acompañado de un señor moreno de cabello canoso, debe tener aproximadamente 55 años, aunque se mantiene en buen estado físico.
-Un gusto señorita Hawkins. - El coronel besa mi mano y lo observo con mi mejor cara de hipocresía, pues este tipo no me agrada.
- Un placer, así que es usted es quien está tan al pendiente de mi hermano. - Finjo mi mejor sonrisa y él me enseña sus dientes.
-Correcto, tengo muchas expectativas con él y estoy seguro de que juntos atraparemos esas grandes amenazas en el país.
«Debería arrestarse usted mismo, corrupto de mierda.»
-Debería comenzar con el presidente. - No pude evitar el comentario. - Ese inepto debería ser la primera amenaza en desaparecer. - El coronel me observó algo impresionado y mi hermano quería asesinarme con la mirada.
-Creo que los temas políticos no son de mi interés en estos momentos. - Comento él y fruncí el ceño.
-Hermanita, controla tu lengua viperina, que aquí todos apoyamos al gobierno. - Mi hermano me fulminó con la mirada y yo blanqueé los ojos.
-Se me olvidaba hermano, que para pertenecer a este cuerpo de investigaciones hay que ser un chupa medias del presidente y sus cochinos aliados.
El coronel me fulminó con la mirada y se marchó dejándome con más cosas que decirle.
Mi hermano iba a hablar, pero alguien lo interrumpió.
-Buenas tardes, disculpen la tardanza.
Me giré y me encontré con mi hermoso novio, quien se mostraba algo serio.
-Qué bueno que llegaste cuñado, seria excelente si te llevaras a mi hermana a un lugar en el que sus comentarios no me ridiculicen. - Luka me fulminó con la mirada y yo abracé a mi novio.
- ¿Ahora qué hiciste? - El me observó sonriente y escondí mi rostro en su cuello.
-Me ridiculizó frente al coronel Ramírez. - Luka me observa serio y yo le sonreí.
Creí que Dmitrick iba a defenderme, pero me equivoqué, en menos de un segundo me encontraba siendo prácticamente arrastrada por mi hermano y Dmitrick hasta donde estaba el dichoso coronel.
-Buenas tardes, coronel Ramírez. - Dijo Dmitrick y él le sonrió.
-Buenas tardes Ivannov, tanto tiempo sin verlo - No me sorprendió que este par se conociera, imaginé que tenían algún negocio sucio y eso confirmó mis sospechas, aunque debía controlarme para no dejar en descubierto a Dmitrick. - ¿A que debemos su inesperada compañía? - Preguntó el coronel sin quitarle la mirada de encima, lucia algo nervioso.
-Pues mi cuñado Luka Hawkins está festejando su graduación y quise venir a dar mis felicidades personalmente.
- ¿Conoces a Hawkins? - El coronel me observó de reojo. - Suerte con tu chica, es algo indiscreta.
-Sí, pero es encantadora, y ella fue quien insistió en venir a disculparse por lo dicho anteriormente, debe entenderla, las mujeres nunca logran mantener su lengua quieta.
Dmitrick apretó mi pompa haciéndome dar un brinco hacia el coronel.
-Disculpe señor. - Sonreí con hipocresía y cuando me acerqué para darle un abrazo, le susurré al oído. – Púdrase, yo no dije nada.
A lo que él respondió con un:
-Cuídese. - Que me sonó a amenaza.
-Bueno, que tengan una excelente celebración, mi novia y yo nos retiramos.
Dmitrick me sacó del incomodo momento, y cuando estábamos algo lejos de mi hermano dijo.
- Ese cuídate lo escuché, siempre tienes que meterte en problemas Samantha.
-Yo no hice nada. - Dije haciéndome la inocente.
-Seguro le susurraste alguna idiotez.
- Solamente le dije que se pudriera. - Me defendí y Dmitrick sonrió.
-Eres increíble. - Abrió una puerta y me empujó hacia una habitación, parecía una especie de depósito, pues había viejas sillas y mesas a nuestro alrededor.
- ¿Qué haces? - Pregunté al ver cómo me acorralaba sobre una mesa.
Me sujetó de las piernas y me subió sobre la mesa mientras con agilidad se desabotonaba la camisa en los botones alrededor de su cuello y pecho.
Con rapidez fue directo a mi cuello y comenzó a darme besos llegando lentamente a mis pechos y jadeé.
-Detente amor, aquí no.
El apretó mis muslos y gemí sin poder evitarlo.
-Eres mía, te puedo poseer donde me plazca. - Murmuró sin dejar de besarme y yo sin dejar de moverme entre sus brazos.
-Te deseo amor, déjame poseerte aquí. - Dijo en mi oído y suspiré.
-Creí que ya te habías decidido. - Dije entre jadeos, el mordió mi pecho y gemí fuerte.- Hazlo.
Con agilidad logró meterse entre mi vestido y con fuerza me penetró sin dejar de moverse, grité y suspiré entre sus brazos y él me imitaba desesperado.
...
-Eres un necio. – Le dije mientras trataba de acomodar mi vestido y mi maquillaje, a lo que él sonreía mientras arreglaba su camisa.
-No pude resistirme, eres realmente hermosa. - Se acercó y volvió a besarme.
-Amor, ya basta. - Sonreí y me escabullí de sus brazos. Al salir del lugar me tropecé con mi hermano y él me observó serio.
- ¿Qué haces aquí? - Luka me fulminó con la mirada, seguía molesto y yo me puse nerviosa.
Dmitrick salió del cuarto y cuando nos vio se le borró la sonrisa.
-Luka nosotros...
-No me digas nada, conozco a mi hermana. - Él se fue y Dmitrick sonrío.
-Así que está acostumbrado a verte salir de habitaciones con hombres. - Él me tomó de la mano y caminamos hacia el estacionamiento.
-Y mujeres. - Bromeé.
- ¿Podríamos hacer un trio? - Arqueé mi ceja. - Con alguien de tu tipo, siempre y cuando sea una chica. - Dijo el muy sínico.
-Eres un cochino.
-Tu comenzaste cariño, sabes que no me gustan tus jueguitos, yo no bromeo.
-Ya basta, vamos a casa.
- Querrás decir, a mi casa. - Me retó y yo sonreí.
-Sabes que todo lo tuyo es mío, me perteneces solo a mí.
-Como digas. - El me besó, y cuando lo hizo vi que alguien nos seguía.
Era un tipo vestido completamente de negro y con una cicatriz en el rostro.
-Amor, nos están siguiendo. - Dije abrazando a Dmitrick para disimular.
- ¿Dónde? - Susurró sin soltarme.
-Izquierda, cerca de la camioneta negra.
-Camina hacia el auto y no te detengas por nada. - Dijo sacando su arma de su traje.
- ¿Quién anda ahí? - Gritó Dmitrick, pero no respondieron.
Cuando estaba cerca del auto, alguien cubrió mi boca con algún paño y mientras luchaba por soltarme no dejaban de sujetarme con el paño que emanaba un olor extraño, hasta que lentamente, todo se tornó negro.
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La Hija De Un Mafioso
RomansaSegunda parte de la historia: La Elegida de un mafioso. Prohibida su copia o adaptación