Le petit Míng Hào.

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Mientras Jun y Chan estaban en su cita, llamaron al celular de Hoshi. MingHao había tenido una recaída.

No era bueno, para nada bueno.

Tomó todas las cosas que eran necesarias, y partió directo al hospital, no quería que algo le pasara a su pequeño y lindo príncipe, era lo último que quería.

Ya una vez logró arribar a ese lugar, las enfermeras por fortuna lo reconocieron rápidamente, y lo llevaron al cuarto de Ming.

Era una escena horrorosa, se escuchaban cada uno de los sollozos y gritos del joven chino, y por esa pequeña ventanilla, se apreciaba su destrozada habitación, y al hermoso Ming en un rincón de esta, abrazándose a si mismo. SoonYoung no aguanto ni un segundo más en ver a su chico así, y a pesar de que las enfermeras le dijeron que no porque quizás sería peligroso, SoonYoung solo se digno a decir... —Mi principito me necesita.

Y entró.

—¡No quiero ver a nadie! — Ming estaba fuera de si, y nadie sabía el por qué, si había sido una pesadilla, algún efecto secundario de su medicación, falta o exceso de la misma.

—Bebé... Bebé, soy yo, tranquilo estoy aquí. — La calmada voz de SoonYoung, se acercaba cada vez más a su novio, lo destrozaba mucho verlo así, pero tenía que parecer muy calmado, no quería alterarlo más.

—Hyung...Por favor, no--

SoonYoung interrumpió las dolorosas palabras de MingHao, mientras se dirigía a la mesita de noche del mismo, volviendo con un libro entre sus manos.

"El Principito"

—Mira bebé, tu libro favorito.— Le mostró el pequeño libro entre sus manos, y el más joven aún tenía su mirada llena de temor, a lo cual SoonYoung decidió empezar con su lectura. —Cuando yo tenía seis años vi un libro sobre la selva virgen que se titulaba "historias vividas"...

A cada palabra la respiración del joven chino, se iba relajando, oyendo atentamente las narraciones de su tierno novio, de pronto esa relajación lo hizo soltar un suspiro, que SoonYoung pudo notar.

—Vamos a la cama bebé, ahí te terminaré de leer el cuento— Y eso hizo, tomó la mano de MingHao, lo dirigió hasta su fría cama, donde las mantas estaban casi en su totalidad en el suelo, SoonYoung no dejó que su novio hiciera mucho, lo arropó, y continuó con su lectura.

Ese cuento se había convertido en el favorito de Ming, durante su estadía en el hospital, y el de SoonYoung también, gracias a ese libro su pequeño Ming se calmaba, Hoshi era su eterna rosa y Ming su eterno principe.

Los minutos pasaban, y la mirada del joven chino se iba llendo lentamente al mundo de morfeo, hasta estar completamente bajo su merced, SoonYoung solo se dedicó a observar, era hermoso ver a su principito en tanta paz, lo amaba con su alma y haría hasta lo imposible para poder hacerlo feliz, de recobrar esa sonrisa tan única y esplendida que solo él poseía.

—Te amo, mi principito... Saldrás de aquí, aún si mi vida dependa de ello. — Y sin mas, besó los tiernos labios de su novio, en forma de despedida, llendose de la habitación y del hospital.

Creyendo que su pequeño estaba dormido, pero eso fue lo único que MingHao no logró hacer, luego se oír esas palabras, a partir de ahora, se esforzaria por él, se esforzaria por SoonYoung.

Atte:MATTCHUNJI.

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