Mientras Jos caminaba hacia casa con su maniquí en manos, recordaba que no había contestado la pregunta de Alonso.
«¿De quién estás enamorado?»
Había mencionado a su perro. Luego dijo que no estaba enamorado de nadie, o que ni siquiera se había enamorado.
Le había mentido. Pero no podía decirle. Así que sólo suspiró.
Es una etapa, Jos.
Su cabeza se esforzaba tanto por plantearse eso, que se olvidaba de lo ridículo que se veía con un maniquí por la avenida.
Ya se había aburrido. Así que tomaría el Bus. No tenía datos móviles, por lo que era imposible pedir un Uber. Sólo rogaba a dios con que Alonso no regresara en el camión.Pidió la parada y subió.
No habían muchas personas en aquél autobús. Sólo habían dos señoras mayores hablando entre ellas sobre qué harían de cenar, y una chica de cabello oscuro.
Aquella chica lo miró de una manera acosadora. Así que decidió sentarse lo más lejos posible de ella.
Sentó a Alonso a su lado, y miraba por la ventana.
Jos pensaba en escribir una canción. Era buen compositor. Quería hablar con alguien lo que estaba sintiendo por Alonso. No podía contárselo a nadie, y cuando más guardaba su amor en secreto, el corazón comenzaba a dolerle cada vez más.
Sacó una pequeña libreta que traía en su pantalón trasero y una pluma que traía también ahí.
Volteó hacia Alonso y lo imaginó riendo. El corazón de Jos comenzó a latir más rápido. Al sentir esa adrenalina por todo su cuerpo cuando lo miraba, aún convertido en muñeco, Jos estaba convencido que él era el indicado."Todavía no he encontrado una droga que adicte más que tus ojos. Ni el insecticida que mate tus mariposas en mi estómago. A veces tengo miedo de ti, por si alguna vez devorando tus sonrisas muero de sobredosis".
Escribió. Sintió un nudo en la garganta al recordar las palabras de Alonso hace algunos minutos. En verdad Jos lo estaba amando.
—Yo, que siempre sentía oscuridad, te has convertido en la luz más reflectante que puede dañar mis ojos. Yo, que siempre era un cero a la izquierda, un positivo más negativo, un lápiz sin punta. Yo, que siempre había encontrado ceras blancas que no pintaban mi vida, y tú te has convertido en el arco iris más radiante.—Susurró él.
Jos siempre había sido un hombre solitario, un poco tímido, algo extraño. No solía salir mucho ya que eran pocos los amigos que tenía. Vivió la mayor parte de su adolescencia preguntándose qué era el amor.
Sus amigos de la secundaria tenían pareja, incluso perdían su virginidad a los catorce años. Jos sólo se decía a sí mismo que fuera paciente. Jos se moría por experimentar, pero con sus compañeros. Para su mala suerte, nunca conoció a un chico gay, o alguien que le atrajera.
En parte Jos no le había mentido a Alonso. Jamás había encontrado a alguien que le hiciera sentir lo que él le provocaba.Jos estaba enamorado de Alonso, y simplemente su corazón no podía entenderlo. Lo amaba sin razonar, sin darse cuenta que él mismo se estaba perdiendo por alguien más. Lo amaba de la manera más pura y perfecta que se puede amar.
Jos jamás había encontrado a alguien que le dijera que se veía tierno con gafas. Jamás conoció a alguien que se riera de sus malos chistes, o que lo acompañara en esas tormentosas noches de insomnio.
Alonso era para él, no tenía ninguna duda de ello. Alonso era todo lo que él había querido, y que sin buscar, llegó. Era esa pieza faltante para ese rompecabezas de mil piezas, esa pieza que Jos nunca encontró y la declaró perdida. Pero de repente apareció y él y resolvió aún las preguntas que él jamás había cuestionado.
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Me enamoré de un maniquí||Jalonso Villalnela.
FanfictionAntes de entrar a la universidad, José Canela decide encontrar un empleo de medio tiempo. Al estar buscando por días, consigue ser empleado de una de las tiendas más famosas de la ciudad. José Canela, se encarga de cambiar y vestir a los maniquíes d...