Parte 22.

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Jos y Fernanda ya no se tenían la misma confianza de siempre.
Fernanda se disculpó cientos de veces con Jos por haber hablado de Alonso a ciertas personas con las que salía. El morocho y ella hicieron las pases, pero ahora se acomodaba un silencio incómodo cuando estaban juntos.

Jos no creía lo que estaba haciendo.

¿Y si las cosas resultaban mal? Quizá Alonso ni siquiera está en India; Podría estar en cualquier lugar.

Era imposible saber con exactitud en donde se encontraba Alonso. Ni siquiera tenían algo que los hiciera comunicarse.

India es grande, quizá mucho más grande que todos los países que ha conocido Jos.

Jos se frotaba la cara frustrado.

—¿Qué estás haciendo, Canela? ¡Estás loco!—Se dijo así mismo impresionado de lo que estaba a punto de hacer.

Fernanda lo escuchó, ya que estaba a algunos pocos metros.
Su hermana intentó ignorar lo que Jos se decía, pero quería saber a qué se refería su hermano menor.

—¿Voy a dejar mi vida, mis estudios, mi dinero, mi tiempo, mi familia... Por esto?—Se preguntó con irritabilidad.—¿En realidad vale tanto la pena?

Jos rió con incredulidad. Ya no planeaba ir a India.

Le pidió a Alonso que esperara por él, y ya no estaba seguro de querer encontrarlo.

—¿Estás bien?—Le preguntó Fernanda con timidez.

—Ah, sí, no te preocupes. Ya sabes, la universidad.—Le explicó Jos con toda la naturalidad del mundo.

—Te oí hablar de dejar todo... ¿Seguro que estás bien?—Volvió a preguntar su hermana queriendo animarlo a que le contara qué sucedía.

—¿Me estabas espiando?—Frunció el ceño.

—Sólo te oí decir eso, no más. Lo prometo.—La chica levantó su mano derecha en señal de promesa.

—Todo está en orden.—Le aseguró con una sonrisa.

Parecía que no había falsedad en sus palabras, pero Fernanda dudaba mucho sobre el comportamiento tan extraño y neurótico de su hermano las últimas semanas.

—¿Irás a India, cierto?—Soltó Fernanda.

Jos abrió la boca impresionado.

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Hablas contigo en voz alta, supongo que tú mismo me lo dijiste.—Jos soltó una pequeña risa y negó con la cabeza.

—Planeaba ir de vacaciones unas semanas, pero creo que no es conveniente saltarme tantas horas de clases de toda la semana sólo por eso.

—Mamá está preocupada por ti, creo que no deberías de tratarla tan mal. Ella sólo quiere lo mejor para ti, igual que yo.

Jos lo pensó unos segundos y dijo:—Lo sé, son las mujeres de mi vida. Estoy bien.

—¿Entonces no irás?

No.

—¿Seguro?

Segurísimo.

—¿No me estás mintiendo?

No tendría porqué hacerlo.

Es que digamos que...—Habló Fernanda moviendo sus dedos nerviosa.

—¿Qué?

—Me deben unas vacaciones en el trabajo, y me parecía una buena oportunidad para viajar en familia. Ya sabes, como en los viejos tiempos.

Lástima, no quiero ir.

—¡Anda, Jos! O quizá podemos viajar a México, visitar Cancún; No necesariamente tiene que ser India, pero debes de tomarte un descanso y salir los 3.—Lo animó.

Jos negó—Nop.

—¿Ámsterdam?

—Hoy no, gracias.

—¡Francia!

—Quizá después.

—¿Grecia?

—Lo consideraré luego.

—¿Brasil, quizá?

—Fernanda, basta.—La detuvo.

—¡No seas tan amargado, Jos! Mira, quizá puedas encontrar a alguien como Alonso.—Le mencionó.

Al escuchar su nombre, el chico de cabellera oscura la miró triste y emocionado a la vez.

Quería luchar por encontrar a Alonso, pero no quería arriesgarlo todo y perder.

Voy a considerar India, Fer.

Me enamoré de un maniquí||Jalonso Villalnela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora