Parte 29.

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Lo de Jos no había sido algo grave. El trabajo de Mich antes de que llegara la ambulancia había sido de mucha ayuda.

Jade estuvo junto a él desde que se enteró de lo que había ocurrido. Se disculpó con él por lo ocurrido el día del juego de billar, y Jos aceptó su disculpa con un tierno beso en los labios.

El castaño le pidió a su novia que buscara su teléfono en casa y se lo llevara al hospital, ya que no sabía cuántos días más tendría que estar ahí. Jade obedeció y a las pocas horas apareció con el móvil entre sus manos.

Jos tenía varios mensajes de amigos y familiares, pero tenía uno en especial que le llamó la atención: El de su hermana.

Jos dudó un poco en abrir en abrir el video que había mandado días atrás.

Observó a Jade quien se encontraba dormida en el sillón que había a un lado de su camilla. Bajó el volumen para asegurarse que la chica no despertase y reprodujo el video.

Su corazón se detuvo un momento cuando vio que el contenido de aquel video era sobre Alonso. Tragó saliva y lo miró por un rato.

Alonso lucía feliz, y si esa felicidad se debía al no estar cerca de él, podía vivir con eso.

Jos reía entre lágrimas cuando su pequeño hacía alguna tontería o decía cosas embarazosas. También lo escuchó reír en el video, y aunque habían partes de su cuerpo que le dolían, escucharlo reír lo ayudaba a sanar. Alonso sanaba su corazón roto, curaba sus tristezas, podía teñir el miedo.

Jos acercó la bocina de su móvil a su oreja y reprodujo cientos de veces la risa de Alonso. Cerraba los ojos al escucharla, y cuando la risa cesaba, un largo suspiro salía de él.

Pausó el video y admiró la pantalla por algunos minutos.

Era él, realmente era él.

Tomó un bolígrafo y una pequeña hoja de papel que se encontraba a un lado de su camilla. El papel tenía las anotaciones de cuánto suero necesitaba y cuál era su avance, sin embargo le dio vuelta a la hoja y escribió.

"Te amo,
te amo de una manera inexplicable,
de una forma inconfesable,
de un modo contradictorio.
Te amo
con mis estados de ánimo que son muchos,
y cambian de humor continuamente.
por lo que ya sabes,
el tiempo, la vida, la muerte.
Te amo...
con el mundo que no entiendo,
con la gente que no comprende,
con la ambivalencia de mi alma,
con la incoherencia de mis actos,
con la fatalidad del destino,
con la conspiración del deseo,
con la ambigüedad de los hechos.
Aún cuando te digo que no te amo, te amo,
hasta cuando te engaño, no te engaño,
en el fondo, llevo a cabo un plan,
para amarte mejor.
Te amo...
sin reflexionar, inconscientemente,
irresponsablemente, espontáneamente,
involuntariamente, por instinto,
por impulso, irracionalmente.
En efecto no tengo argumentos lógicos,
ni siquiera improvisados
para fundamentar este amor que siento por ti,
que surgió misteriosamente de la nada,
que no ha resuelto mágicamente nada,
y que milagrosamente, de a poco, con poco y nada
ha mejorado lo peor de mí.
Te amo,
te amo con un cuerpo que no piensa,
con un corazón que no razona,
con una cabeza que no coordina.
Te amo
incomprensiblemente,
sin preguntarme por qué te amo,
sin importarme por qué te amo,
sin cuestionarme por qué te amo.
Te amo
sencillamente porque te amo,
yo mismo no sé por qué te amo".

Era el poema favorito de Alonso, quien se lo repitió miles de veces cuando aún estaban juntos.

Alonso se lo redactaba a Jos y después soltaba unas cuantas lágrimas.

Alonso le había dicho a Jos que ese poema era la puerta del sentir, que cuando alguien se atreve a escribir cada párrafo de él pensando en alguien, era porque estaba listo para decir te amo. Alonso le contó que nunca había estado preparado para ello, que por eso jamás se lo había escrito a alguien.

Jos llenó la hoja con el más tierno poema que le había redactado el amor de su vida, y que, sin ninguno de los dos darse cuenta, le había dado un sentido.

Jos dobló su papel, y cuando estuvo hecho cuadritos, escribió en uno de ellos:

"Hace tiempo alguien me contó que cuando escribes este poema pensando en una persona, es porque estás seguro que tu alma le pertenece a ella; También me contó que uno tiene que estar listo para esto, que dedicar estos versos significan entregar una parte de ti.

Tú nunca estuviste listo para esto, pero yo sí. Te amo, Alonso Villalpando, y esto es para ti".

Me enamoré de un maniquí||Jalonso Villalnela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora