Parte 18.

1.1K 198 168
                                    

2 años atrás.

—Estaré aquí temprano antes de que te vayas, Jos. ¿Tienes tus maletas listas?—Cuestionó su madre.

—Sí, desde luego.—Dijo Jos al lado de Alonso.

—Fernanda traerá su celular, si necesitan algo, no dudes en llamar, ¿Sí?—Habla la madre acariciando su mejilla.

—No te preocupes, mamá. Anda, se te hace tarde.—Sonríe Jos satisfecho.

—¿Estarán bien?

—No somos niños, mamá. Nos cuidaremos el uno al otro.—Dice refiriéndose a Alonso y a él.

—Bien.—Toma sus llaves y abre la puerta de la entrada junto con Fernanda.—Pórtense bien.

—Siempre, señora.—La despide Alonso con la mano.

—Llegaré temprano.—Dice y cierra la puerta delante de ellos.

Jos sonríe feliz.

—Casa sola, Alonso. Sólo tú y yo.

—Y ahora, querido, no podrás escapar de mí.—Dice Alonso atrayéndolo hacia sí y posando sus labios sobre los suyos.

No había malicia en ninguno de los dos. Se querían, probablemente se amaban.

Alonso lo empujó hasta hacerlo caer en el sillón de la sala, y con rapidez se acomodó en las piernas del morocho mientras lo besaba cariñosamente.

—Desmantela el silencio, sacude el universo, provoca el Big-Bang, haz tiritar mis huesos, eriza mi piel con tu aliento y ocasiona todo y eso más con un sólo beso.—Le recita el chico de pestañas largas a su amado.

Alonso sonríe tímidamente y responde:—Jos, hoy quiero contarte que me encontré el día que me perdí contigo. Que me diste las respuestas de las preguntas que ni siquiera me había formulado; Te falta todo, Jos. Te falta todo para ser la persona que siempre soñé. Te falta todo para que me hagas soñar. ¿Y sabes qué es lo mejor de eso? Que no necesitas hacerme soñar, porque tú me haces vivir.

Jos quería llorar de emoción.

—Por fin encontré unos ojo transparentes, Jos. No soy verdes, azules, grises o marrones... Son transparentes. Transparentes como un cristal, transparentes como agua de manantial, transparentes como la verdad. Transparentes... Con los que puedo ver más allá; Y esos ojos son tuyos, José Miguel. Soy de ti, Jos. Hoy no tengo miedo de decir que soy tuyo, que te pertenezco, que eres mi razón, mi absoluta razón.

Lágrimas caían por las mejillas de Jos. Todo era tan mágico.

—Y yo soy de ti, Alonso. Siempre lo fui, desde la primera vez que te vi. Mi maniquí, mi hermoso maniquí viviente.

—Hoy quiero ser tuyo, Jos.—Habla con nerviosismo mientras lo mira a los ojos.

—¿A qué te refieres?

—A que hoy quiero que dejes esa marca en mí, esa marca que tenga tu firma, que me demuestre que soy tuyo y que tú eres de mí.—Dijo con valentía.

—¿Tú quieres que tú y yo...?—Preguntó sorprendido.

Quiero tocar las estrellas junto a ti esta noche.—Finalizó.

Jos asintió nervioso y lo tomó de la mano llevándolo a su habitación.

Cerró la puerta con seguro y comenzó a acariciar sus brazos por encima de su camiseta.

Sus toques le daban pequeñas corrientes eléctricas a Alonso, y deseaba más.

Jos cargó a su pequeño y él enredo sus piernas en su cintura mientras lo besaba con rapidez.

Me enamoré de un maniquí||Jalonso Villalnela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora