El autoestima de Alonso había bajado por completo. Se sentía como basura, usado, sucio, estúpido. No tenía palabras para describir lo mal que se sentía en ese momento. Odiaba a su prima, y en parte odiaba a Alonso por no quererlo a él.
No tenía con quién hablar. No tenía amigos. Así que sólo se dejó llevar por sus instintos y se puso a llorar. Lloraba como un niño pequeño. Tiraba y rasguñaba todo lo que había a su alrededor. Destruyó su casa, y sabía que su mamá estaría molesta, pero no le importaba.
Jos se sentía ahogado. Se sentía presionado, apretado. Nadie se daba cuenta del gran amor que le tenía a Alonso, ni siquiera Alonso mismo era capaz de darse cuenta que sus ojos derramaban guerras cuando lo veía.
Jos podía ser muy celoso a veces, o también podía exagerar las cosas para hacer drama, pero lo que sentía en ese momento era real. Lo peor de todo es que si intentaba decirlo, nadie le creería, ni siquiera su propia madre.
Jos intentaba respirar. Su garganta ya dolía. Sus manos estaban rojas y sus ojos y labios hinchados.
Días después de conocer a Alonso, Jos se dio cuenta que si Alonso estaba a su lado, nada podría vencerlo. Se sentía fuerte, se sentía confiado. Sabía que Alonso era capaz de darle esperanza, de darle fe incluso después de haber perdido una batalla que ni siquiera era suya.
Alonso lo completaba, y, ¿Qué haces cuando sientes que alguien es para ti? Cuando sientes que ese alguien lo tiene todo, que es de tu molde. Jos estaba convencido ya de lo que sentía, y no quería alejarse de Alonso.Sabía que vivir con Alonso era una tarea difícil, pero quería estar con él. Lo quería de la manera más sincera y noble. Quería dormir junto a él en el sentido más tierno de la palabra. Quería verlo reír, e incluso llorar. Lo quería siendo un muñeco, o lo quería aún sabiendo que jamás sería para él. Porque así le había llegado el paquete, así de enredoso y complicado; Y Jos lo había aceptado, porque nadie en la tierra le había dado tanto aún sin haberle dado nada. Jos era barco, y aunque conocía millones de barcos y canoas por el océano, ninguno había sido ancla como lo había sido Alonso. Ninguno lo había acompañado incluso en la peor de las tormentas, en la peor de las tempestades.
Jos quería luchar por Alonso. Iba a salir a la batalla. Sin armas, sin escrúpulos. Iba a lanzarse a mar abierto. Y no le importaba arriesgarse. No le importaban las heridas, porque se trataba de Alonso. Y perderlo era lo que más le aterraba, y no planeaba hacerlo.
Jos sabía que estaba siendo egoísta al no querer que Alonso fuera feliz con alguien más, pero no iba a perderlo. Iba a dejarlo libre, pero siempre con un hilo colgando de su dedo.
Le quedaba poco tiempo con Alonso. La universidad ya se asomaba por la ventana, y tenía que explorar nuevos aires. Saldría del país. Estudiaría en Alemania con un tío lejano, y Alonso no iría con él.
Jos se sentía presionado por ello. En poco tiempo Alonso sólo sería un vago recuerdo. Pero el tiempo que estuviera con él, sería eterno, y aunque Jos se fuera y no se volvieran a ver, Jos no pretendía perderlo.
Jos dudaba en entrar a la universidad. Había esperado mucho tiempo ese momento, y era una oportunidad única. Fue uno de los once estudiantes que lograron ingresar a esa universidad en en todo el país. Lo tomaba ahora, o lo dejaba para siempre. Pero quería estar con Alonso. Quería llevarlo con él y recorrer las calles de Berlín, o simplemente quedarse y recorrer las calles de los Ángeles.
Ahora estaba en un dilema. ¿Alemania o Alonso? Cuál de las dos A era más importante. No lo sabía. Pero podía dejar a Alemania y quedarse sin su sueño, o podía dejar a Alonso y quedarse vacío.
Tenía miedo perderlo todo. Temía por el paradero de Alonso. Alonso no sabía controlarse, y no tenía a dónde ir.
El dinero para Alemania se agotaba. Para su comida, para su ropa, para sus materiales de trabajo. Tenía que gastarlo en Alonso. Y al irse, tendría que dejarle dinero a su amigo para sobrevivir.
Era curioso que Alonso también tenía sentimientos, miedos, hambre, necesidades. Y no podía quitárselas.
También se preguntaba si era tan necesario preocuparse tanto por Alonso. Al fin y al cabo Alonso no lo veía como otra cosa que no fuera un amigo.
Jos se quedaba sin nada. Sin dinero, sin trabajo, sin Alemania o sin Alonso.
Estaba mal, muy mal.Perdería a Alonso física y emocionalmente si su prima llegaba a sentir algo por él, y estaba asustado.
Tenía el corazón roto, pero aún así Jos sabía lo que quería, e iba a cuidar lo suyo. Tenía que ser fuerte, no podía dejarse caer y perder en la guerra.
Salió de su casa. Buscaría a la única persona con la que podía contar.
Rebeca.
ESTÁS LEYENDO
Me enamoré de un maniquí||Jalonso Villalnela.
FanficAntes de entrar a la universidad, José Canela decide encontrar un empleo de medio tiempo. Al estar buscando por días, consigue ser empleado de una de las tiendas más famosas de la ciudad. José Canela, se encarga de cambiar y vestir a los maniquíes d...