Capítulo 2.

55 4 5
                                    

La mire instintivamente cuando terminó de decir la frase: "mi amor", mentalmente le conté todos mis sentimientos hacía ella y tenía la suficiente esperanza que lo intenso de mi esmeralda no nublara lo que en realidad quería decir.

Estuvimos así un buen rato, olvidándonos de lo demás. Mirándola en ese momento, tan glorioso y perfecto, mi mente jugó una mala pasada conmigo, haciéndome creer por un segundo que tal vez ella podía tener los mismos sentimientos que yo había desarrollado ante ella hace mucho tiempo. Sabía que estaba mal, pero decidí dejarme engañar por un tiempo. Decidí creer que ella me amaba con la misma intensidad con la que yo presencie en ese instante. Para mi solo existía este momento, necesitaba que no sufriera más, que se enterara de lo que yo en verdad sufría debido a ella por que..

- Te a...- me interrumpí a la mitad de la frase, impresionada debido a la facilidad de que estas palabras iban a escapar de mi boca. ¿Haz perdido la cordura, Alex? ¿Acaso te ibas a declarar a una persona que ha sido lo más interesante de tu vida? ¿La única persona que de verdad te daría miedo perder? No lo iba a permitir. No. He dicho.

- ¿Sucede algo?- Preguntó levantando una ceja perfecta que iba a la par en su cara. En sus ojos brillantes podía ver la ilusión sembrarse de manera esporádica. Sus dientes blancos atraparon su labio inferior en una mordida firme. Mis dedos picaban por acariciar su rostro, pero debía contenerme. Ella necesitaba una amiga, no una novia. Y primero está ella, de segunda ella, y de tercera estoy yo.

Mierda, mientras peleaba conmigo misma había olvidado de que seguía viendo su perfecta cara, delatando cada pensamiento que pasaba por mi mente.

- No pasa nada.- dije con una voz tanto nerviosa, me soné la garganta para aclararla.- Solo iba a decir que te ataré a un poste para que esto no vuelva a pasar.- dije de manera divertida, mientras que Lucy suavizaba sus facciones y se reía de mi chiste salvador.

- Más te vale, aunque desde ahora voy a ser más..-

- ¿Cauta, atenta y menos abierta, acaso?- interrumpí burlonamente, todas las veces en que esto ha pasado todo termina con esta frase. Puso los ojos en blanco con una pequeña sonrisa.- Sabes que no es verdad.- Encogí mis hombros con una sonrisa burlona. Ella me empujó suavemente, chocando nuestros hombros.

- Vayamos a clases- Dijo mientras jalaba de mi mano para salir de la biblioteca.

Desde esa frase que ella dijo en la biblioteca se sumó durante todo lo que quedaba del día en un silencio hasta que llegamos a la "esquina de la felicidad". Sé que está maquinando algo, pero prefiero darle su espacio para que pueda resolver sus problemas libremente.

Cuando llegamos ahí, Lucy agarró mi mano de nuevo entrelazándolas y jaló hacía abajo. Tambaleándome por la sorpresa me moví hacía delante, con su otra mano volteo suavemente mi cara para que no la mirara. Empezó a acercarse a mi y yo me ruborice por completo. Cuando entre nosotras solo había el espacio de una hoja susurró en mi oído.

-Me encanta ese rojo tuyo, debería hacer esto más seguido- yo me puse aún más roja mientras sentía su aliento embriagador chocar contra mi cara, y estaba segura de que Lucy podía escuchar el latir de mi corazón que delataba mi posición a unos cinco metros de distancia. Aparentemente ella pensó lo mismo debido a que bajo un poco su cara hacia mi pecho, oyendo el *bum bum* de mi corazón, que éste marcaba a un ritmo frenético.

Estaba paralizada del nerviosismo así que, literalmente hablando, ella podía hacer lo que se le antojara conmigo en este momento.

Sin abusar más de mi cara roja, plantó un beso en mi mejilla, levantándose en las puntas de sus pies. Yo, paralizada como estaba, solo pude ver como ella levantaba su mano para despedirse antes de que me mirara fijamente, noté con cierta impresión que ella también tenía un rojo intenso grabado en su rostro. Tuve una corazonada, intenté mover mi mano antes de que esta desapareciera por completo de mi vista. Tristemente, me dejo en tal aturdimiento que no fue que en tantos minutos que pude volver a controlar mis pies y pensé en buscarla pero ya era muy tarde, ya debía estar en casa.

She Is My Everything.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora