Capítulo 28.

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Despierto y abro los ojos. Andrew está acostado en el sofá cama del cuarto, con el control del televisor en su pecho y Lucy estaba repartida entre mi cama y una silla de aspecto incómodo a mi lado. No encuentro a mamá por ninguna parte y no sé si es de día o de noche porque las persianas están cerradas.

- ¿Dónde está mamá?.- Pregunto con la voz muy seca. Andrew levanta la mirada hacia mi dirección posiblemente sorprendido de que este despierta.

- Salió a trabajar y dijo que posiblemente no pudiera pasar la noche con nosotros, así que estamos nosotros solos sino contamos la enfermera que me esta coqueteando entra cada hora a "monitorear" como vas; aunque todos sepamos que es una simple excusa.- Nos reímos los tres ante su respuesta. Yo me siento aliviada de poder estar en calma y sin supervisión adulta por una vez en el día.

- Lo primero que quiero hacer, Lucy, es que te pares de esa silla y te acuestes aquí conmigo.- Ordeno mientras le hago espacio en uno de mis lados con cuidado de no hacer movimientos muy bruscos.

- Alex, no te preocupes, no te muevas.- Pide, pero sus ojos se iluminaron al momento de imaginarnos juntas. Yo le sonrio con calma como solo a ella le sonreía.

- Ven, Lucy, por favor. Te quiero aquí. Compláceme.- Insisto con una voz desbordante de cariño y palmeo el espacio que recién había liberado esperando su acción. Ella me dedica un gran sonrisa y se quita los zapatos. Se sube en la cama de la manera más delicada posible, y yo la rodeo con mi brazo sin intravenosa y meto mi mano dentro de su pantalón, por la zona del costado, pero eso no la incomoda, parecía relajada de mi reacción incluso. Ella coloca sus brazos alrededor de mi cintura y su cabeza en mi cuello, le dejo un beso en la coronilla y Andrew nos mira con una sonrisa de lado.- La segunda cosa que quiero es que la enfermera no se moleste por esto.- Susurro y largo una corta risa, Lucy y Andrew me siguen.- Ahora, dijiste que mamá que no volverá por el resto de la noche. ¿Eso quiere decir que es de noche?.- Pregunto mirando a Andrew, y él asiente.

- Sí, son las diez de la noche.

- ¿Y Gabriel no tiene problema con que te quedes aquí?.- Pregunto a Lucy directamente, consiguiendo una negación como respuesta. Me empiezan a pesar los párpados y me pregunto como mi cuerpo puede seguir cansado a este momento.

- Duerme Alex.- Dice Lucy viéndome a la cara.- Estaremos aquí para cuando despiertes.

- Espera, tengo una duda...- El par que me acompañaba asiente mientras esperaban que continuase.- ¿Por qué entraste tú en la ambulancia?- Pregunto mirando confusa al pelirrojo, que sonrió para observar una avergonzada Lucy que se escondía en mi cuello. Yo me confundo un poco más pero no interrumpo esos actos.

- Digamos que tu inofensiva novia casi ataca a Amelie, la cual no se defendió en lo absoluto y simplemente vió como la ambulancia partía con nosotros dentro. Si no fuera por los gemelos la pobre de Amelie tendría un ojo morado.- Contesta el menor humorísticamente, y yo me sorprendo pero luego me enfoco en aguantar una carcajada.- Mamá simplemente decidió que Lucy estaba lo suficientemente alterada como para que yo te acompañase, además de que papá estaba que ahorcaba al beneficiario que lo presionó para que diera la batalla.- Suelto un bufido y deseé no tener que verle la cara nunca más a ese imbécil. And se encoge de hombros y prosigue.- Yo era la única persona que estaba libre, y siendo honestos, no quería dejarte sola.- Le sonrio con cariño a mi hermano y acaricio la piel que estaba a mi disposición de la mujer que se estaba intentando esconder debajo de mi cuerpo. Me alegraba saber que la rubia me había defendido a capa y espada de Amelie, pero no me gustaba que le echase la culpa o que se volviera violenta por algo que solo fue un accidente.

No culpaba a Amelie por hacer lo que hizo, las dos estabamos en la misma posición de tener que combatir forzadamente y simplemente estaba alegre de que todo eso hubiera terminado. Era la presión de mantener un papel, y arriesgarte a salir herida lo que me había hecho dejar en karate en su principio. Ya no era más esa persona vacía que podía pelear por un simple orgullo que no me pertenecía y que jamás quise que me perteneciera; sólo era de mi propiedad por haber intentado complacer a mi padre, y ahora todo lo que había creado bajo presión me basaba factura.

She Is My Everything.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora