Capítulo 20.

24 1 0
                                    

- No, somos pareja. Yo sé que te gusto y tú sabes que me gustas. Ah, tenemos que decirle a Karla y Génesis. ¿Qué tiene de malo?

- No lo sé.- Respondo encogiéndome de hombros, entretanto buscando una manera de arreglar mis pensamientos para ponerlos en palabras.- Me refiero, tu sabes que te qui.- me interrumpo por que ella levantó una mano pidiendo mi silencio.

- No necesito oírlo. Lo sé.- Dice tomando mi cara entre sus manos y me atrapa contra el carro.- Solo quiero disfrutar esto hasta donde dure. ¿Acaso no puedo?

- Si puedes, y yo también quiero.- Cubro su mano con la mía. Intento desplazar mi miedo ante las cosas que ella me hacía sentir con solo una mirada para acertar con mis pensamientos.- Pero me sigue pareciendo que es muy rápido. Me sentiría mejor si me conocieras mejor. Ven mañana al dojo. Estaré todo el día entrenando desde muy temprano. Y así puedes ver como es todo allá, conocer una faceta de mi vida y divertirnos un rato.

- ¿No vas al colegio?.- Frunce el ceño adorablemente, y yo asiento con la cabeza para luego disponer una aclaratoria.

- Sí iré, pero me despertaré desde temprano a una práctica madrugadora. De hecho...- Miré el reloj de mi muñeca y este marca las 7:53pm. Con razón que mamá está molesta.- A esta hora ya yo debería estar cenando para luego ir a dormir.

- Ok, ¿Entonces mañana le diremos a las muchachas?.- Asiento, mientras siento como unas mariposas revolotean en mi estómago.- ¿Nerviosa?.- Asiento de nuevo, y pongo mis manos en su cintura.

- Sí, pero es hora de que lo sepan, ya que somos oficiales. Total, el rumor ya debe estar por todos lados.- Ella frunce el ceño con algo de molestia.

- Alex ¿No será un problema para ti? Ya sabes, siendo tu la delegada del salón y todo eso...

- No te preocupes. Si alguien se llega a meter con nosotras, se llevará una buena tunda.- Digo mientras flexiono mis músculos debajo de ella.

- No hagas eso.- Pide la castaña mientras se separa de mi cuerpo con una expresión de asco fingida.

- ¿"Eso" qué? ¿Amenazar gente o mover los músculos?.

- Los dos.

- Ok, si tu lo quieres así.- Me encogí de hombros, mientras que estiré un brazo hacía ella y la acerqué a mi cuerpo. La castaña me da una media sonrisa y noto sus manos frías al momento en que las entrelazo entre las mías. Repentinamente me siento algo culpable ya que la estaba reteniendo aquí cuando ella apenas podía resistir la pequeña brisa que refrescaba en la noche.- Tienes que entrar. Te estas congelando.

- ¿Ah sí? Sé de una zona que está bastante fría.- Contesta mientras estira sus labios hacia mi, enseñando el área que necesitaba calor.

Yo ruedo mis ojos, mientras le sonreía. La acerco aún más a mi cuerpo, para luego estirar la chaqueta que me cubría y arropar su torso lo más que pudiera para brindarle algo de mi calor corporal usualmente alto. Ella mete sus manos lentamente alrededor de mi cintura, entrando en mi camisa también buscando el calor surgía de mis poros. Sus dedos fríos me hacían cosquillas, pero me mantengo quieta. Ella sube su rostro, y lo inclina, en una petición silenciosa. Yo acerco mi cara y delicadamente la beso de forma lenta y dulce sosteniendo su labio superior entre los míos, pero no apliqué más fuerza y tampoco busqué profundizar el acto en ese momento. No necesitaba demostrarle que la deseaba, porque ella lo sabía bien y sobre esa sensación también estaba el amor y el cariño que sentía por la mujer que buscaba calor entre mis brazos, y que me parecía más importante que el querer carnal. La besé como si estuviera besando el pétalo de una rosa muy frágil. Y así le sentía en mis manos; como algo muy dañado que necesitara mis cuidados.

She Is My Everything.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora